Con una simple frase, un jurado compuesto por siete mujeres y cinco hombres (al menos tres de ellos inmigrantes) tardó una semana en decidir el destino del mexicano Guzmán Loera. Culpable de 10 cargos.
"El jurado halló que Guzmán Loera lideraba el Cártel de Sinaloa, encargado de traficar toneladas de drogas a Estados Unidos. Esto es una victoria para el pueblo estadounidense", dijo Richard Donoghue, del Departamento de Justicia de EU.
Un sentimiento similar lo expresó el juez Brian Cogan al leer el veredicto; les dijo al jurado que la forma en que se comportaron "me enorgulleció mucho de ser estadounidense", de acuerdo con CNN.
Pero, según la misma cadena, los jurados evitaron el contacto visual con el Chapo en la corte, ni siquiera cuando se leía el veredicto.
"Nadie dudaría que luchamos salvajemente. Fue un honor, un placer, representar a Joaquín Guzmán", dijo Jeff Lichtman, parte de la defensa del capo mexicano. "No ha terminado la lucha, seguiremos luchando hasta el último aliento".
"Es una persona increíblemente inteligente, sabía, sabe a lo que se enfrenta", agregó uno de los integrantes del equipo legal de Guzmán Loera. Sin embargo, "no fue suficiente", dijo Lichtman, y agregó que apelarán la decisión.
La sentencia del Chapo será el 25 de junio, de acuerdo con las autoridades.
El juicio del siglo
Los jurados debieron completar un formulario que les obligó a tomar 53 decisiones acerca de si los fiscales han demostrado varios elementos de los 10 cargos. Muchas están relacionadas con el cargo principal de regentar una empresa criminal en actividad, de acuerdo con un despacho de la AP.
Aunque no lo hubiesen hallado culpable de todos los cargos, bastaría con condenarlo de algunos de ellos para enviarlo a prisión por décadas.
"El Chapo se quedó un poco aturdido cuando se leyó el veredicto. Él y su esposa, Emma Coronel, cerraron los ojos mientras lo escoltaban fuera de la sala de audiencias y la saludó con la cabeza varias veces. Coronel intentaba contener las lágrimas mientras le mostraba un pulgar hacia arriba", tuiteó Keegan Hamilton, editor del podcast "Chapo: Kingpin of Trial" de Vice, quien ha seguido de cerca el llamado juicio del siglo.
Al dejar la Corte, CNN logró dos palabras de Coronel, quien dijo que se sentía "bien, gracias".
Durante casi tres meses, un jurado de Nueva York escuchó a 54 personas prestar testimonio contra el capo Chapo Guzmán. También oyó su voz en conversaciones telefónicas con socios y amantes, y leyó mensajes de texto y cartas suyas que lo incriminan.
A Guzmán Loera, de 61 años, se le acusó de liderar el Cártel de Sinaloa, que se convirtió en una de las organizaciones de narcotraficantes más poderosas del mundo. Se escapó dos veces de la prisión en México y enfrenta la posibilidad de vida en una prisión de Estados Unidos.
El juicio arrojó varias acusaciones de corrupción que permitió que el cártel floreciera. El traficante colombiano Alex Cifuentes causó revuelo al declarar que el expresidente mexicano Enrique Peña Nieto recibió un soborno de 100 millones de dólares por parte de Guzmán. Peña Nieto lo negó, pero la acusación encaja con un tema: políticos, comandantes del ejército, policías y fiscales, todos en la mira.
También se le señaló de traficar más de 155 toneladas de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana a Estados Unidos durante un cuarto de siglo. Según exnarcos, todo bajo la vista gorda de policías, militares y altos funcionarios mexicanos, incluidos presidentes.
La defensa argumentó que Guzmán era un chivo expiatorio y el verdadero líder del cártel es Ismael el Mayo Zambada, un capo de la droga de Sinaloa que sigue en libertad.
Desde su extradición en 2017, el Chapo estuvo detenido bajo medidas extremas de seguridad. Cuando acudía a la corte, se le impidió hablar con su esposa Emma Coronel.
En la cárcel solo pudo recibir las visitas de sus abogados, asistentes legales y sus hijas mellizas de siete años, todo a través de un vidrio.
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