El reacomodo de cárteles está trasladando la violencia del norte hacia el centro y el sureste de la República, donde se encuentran puertos estratégicos para el tráfico de estupefacientes o insumos para la producción de drogas sintéticas.
Como grandes cárteles sólo sobreviven el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, coinciden analistas de seguridad y la DEA. Sin embargo, el regreso de Rafael Caro Quintero y la fragmentación de Los Zetas están multiplicando las ejecuciones y la inseguridad en distintos estados.
El regreso de Rafael Caro Quintero al negocio de las drogas, la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera y la fragmentación de Los Zetas, modificaron la estructura de los grandes cárteles. Hoy, dicen especialistas, sólo sobreviven dos: El Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), lo que no significa que la violencia haya disminuido sino que de este reacomodo han surgido pequeños grupos criminales regionales que hoy se disputan distintos territorios.
“El derramamiento de sangre en México se debe a una fragmentación de los asesinos de sangre fría, sin escrúpulos, que dirigen las organizaciones criminales. Son deshonrosos, no tienen ningún código, y no respetan la Ley”, expresó Russel K. Baer, coordinador de la sección de Relación con Medios de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), en una entrevista con SinEmbargo.
Otro de los cambios importantes se manifiesta en la lista de los capos más buscados elaborada por la propia DEA, que ahora tiene como el narcotraficante más buscado a Caro Quintero, por quien el Gobierno estadounidense ofrece una recompensa de 5 millones de dólares.
Estos movimientos están recofigurando el mapa de los cárteles de la droga en México y han trasladado la violencia del norte al centro y sur del país, principalmente a las áreas rurales.
Entre enero y junio, el número de ejecuciones aumentó 26 por ciento, al pasar de 829 durante el primer mes del año a mil 046 en junio, de acuerdo con la medición de este tipo de delitos que elabora Lantia Consultores.
Las cifras de Lantia muestran que los estados que a mitad de año ya rebasan el total de ejecuciones registradas en 2015 son Colima, Quintana Roo, Puebla, Zacatecas, Nuevo León, Sinaloa y Veracruz.
En Guanajuato, Estado de México, Michoacán, Morelos, Guerrero y Tamaulipas también se ha observado un crecimiento importante en el número de ejecutados.
Esta medición sobre la dispersión de la violencia en el país muestra que en junio se registraron hechos violentos ligados al crimen organizado en 313 municipios del país, en estas localidades vive entre 55 y 70 por ciento de la población de México.
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¿QUIÉN ES QUIÉN EN EL JUEGO DE CÁRTELES?
Eduardo Guerrero Gutiérrez, experto en seguridad de Lantia Consultores, expuso que se puede considerar como cárteles a las organizaciones delictivas que tienen presencia en cuatro o más entidades y se dedican principalmente a la exportación y comercio de drogas. Por tanto, destacó, estas características sólo se pueden ubicar en las organizaciones criminales de Sinaloa y del CJNG.
“Ni los zetas ni los golfos tienen ya esa capacidad, por eso funcionan como organizaciones que cobran peaje; ya no son organizaciones que tienen capacidad para transportar droga del norte al sur”, expresó Guerrero Gutiérrez.
Lo anterior, explicó, no necesariamente significa que la droga sólo sea transportada por Jalisco o Sinaloa sino que lo hacen en alianza con células que van moviendo el producto por segmento. “Sabemos que eso sucede, pero es muy difícil saber actualmente cuáles son esas células”, añadió.
Distintas fuentes coinciden en que en el país sólo sobreviven dos grandes cárteles, pero hasta ahora no se sabe con exactitud cuántos grupos delictivos derivados de los aproximadamente siete cárteles que operaban al inicio de la guerra contra las drogas del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa operan a lo largo del territorio nacional.
“Una vez detenidos los jefes de los cárteles más importantes de México, éstos se han fragmentado en grupos más pequeños. El liderazgo dentro de muchas de estas nuevas organizaciones es inexperto y débil, pero también la identificación de los líderes de este tipo de organización criminal representa un reto”, expresó el vocero de la DEA, Russel K. Baer.
Baer consideró que es posible identificar ahora como una de las organizaciones más vulnerables a Los Zetas, cuyo poder se empezó a debilitar tras la detención de su líder Miguel Ángel Treviño Morales “El Z-40”, en julio de 2013.
No obstante, asegura, con dos cárteles es suficiente para que al menos en Estados Unidos no existan organizaciones criminales con el poder y la infraestructura con la que cuentan el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.
“El Cártel de Sinaloa mantiene la presencia más significativa en los Estados Unidos […] es una organización compleja y altamente organizada que ha logrado controlar diversas operaciones criminales dentro de todo México. El CJNG es uno que preocupa mucho porque se ha convertido en una de las organizaciones más poderosas en México y en algunos casos rivaliza con las operaciones de tráfico del Cártel de Sinaloa en Asia, Europa y otros lugares del mundo. El CJNG –en virtud de su creciente poder– continúa expandiendo sus operaciones de tráfico a EU. Informes revelan que tiene cada vez más miembros y asociados para la distribución de drogas en Estados Unidos”, señaló Russel K. Baer.
Mientras en México se libra una batalla en contra de organizaciones enemigas, en Europa la presencia del Cártel de Sinaloa se ha intensificado y encontrado nuevas rutas.
“De acuerdo con informes especializados, Irlanda se ha convertido en un destino importante para el tráfico. Tanto el Cártel de Sinaloa como el CJNG están buscando cada vez más mercados en el sudeste asiático, probablemente por los altos precios que alcanza la cocaína”, dijo por su parte Antônio Sampaio, analista del International Institute for Strategic Studies (IISS, por sus siglas en inglés) de Londres.
A pesar de que el CJNG ha ganado terreno, Sampaio consideró que el de Sinaloa sigue contado con una fuerte red mundial para el tráfico de drogas que ha venido construyendo durante un largo periodo, además de que en México cuenta con “un músculo militar que le permite sobrevivir en un mundo criminal hostil y competitivo”.
Para Guerrero Gutiérrez, en tanto, el incremento de la violencia en la región de Jalisco, Colima, Guanajuato, Zacatecas y Aguascalientes –por donde pasan muchas rutas por las que se mueve la droga al norte del país– se relaciona con una expansión del CJNG; también existe fuerte presencia del Golfo, Los Zetas y Los Caballeros Templarios. En Colima, el incremento en la violencia se debe, principalmente, a que los cárteles de Jalisco y Sinaloa rivalizan para tener el control del puerto de Manzanillo. Mientras, en San Luis Potosí, Los Zetas buscan posicionarse.
En la zona del Noreste, específicamente en Tamaulipas, la disputa se da principalmente entre el llamado “Grupo Bravo”, que se alió con una fracción de Los Zetas llamada “Vieja Escuela” y otra más denominada Cártel del Noreste, que también se disputa el territorio de Nuevo León con lo queda del Cártel del Golfo.
“Esta zona todavía tiene muchos problemas y sin duda Tamaulipas es donde hay más : ha habido un nulo avance en la capacitación policial por la presencia de la Marina, el Ejército y la Policía Federal. Se volvió crónica la debilidad judicial en Tamaulipas porque se volvieron dependientes de la protección de la Federación, por eso no conviene enviarle a los estados soldados y policías porque se vuelven muy dependientes. Así, cuando las cosas salen bien se le atribuye a los gobernadores y cuando salen mal se le echa la culpa a la Federación y se vuelve algo muy nocivo”, expresó Eduardo Guerrero.
En el centro y sur del país, Guerrero es un caso particular ya que la violencia empezó a aumentar desde la segunda mitad de 2014, después de la intervención federal por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. La entidad está dominada por las mafias locales que se reparten las distintas regiones. En la región centro del estado la pelea es entre Los Rojos –que tienen presencia en Chilpanchingo y Tixtla– contra Los Ardillos –que están en la montaña y la Costa Chica–. En la zona norte la rivalidad es entre Guerreros Unidos y Los Rojos; en la región de Tierra Caliente existe la disputa entre un grupo denominado “Los Granados” contra “Los Tequileros”, un remanente de Los Caballeros Templarios de Michoacán, mientras que en Acapulco se siguen presentando episodios muy violentos entre La Barredora y el Cártel Independiente de Acapulco.
Además, la violencia que se ha registrado en los estados de México y Morelos se debe en gran parte a la salida de células de Los Rojos y Guerreros Unidos, que han buscado refugio en estas entidades.
Muy cerca, en Puebla, se considera que la violencia va al alza por un conflicto reciente entre Los Zetas, remanentes de los Beltrán Leyva y el CJNG.
“Otro conflicto muy local es el que se da en Sinaloa, con estos rumores de que Caro Quinteros salió con células de los Beltrán Leyva y que está peleando con el Cártel de Sinaloa. También hay otra versión que considera que el hijo del ‘Mochomo’ [Alfredo Beltrán Leyva, actualmente preso en Estados Unidos] tomó las riendas de un segmento de los Beltrán Leyva y trae una pelea contra la gente de ‘El Chapo’ Guzmán, lo que ha aumentado la violencia en Culiacán y también ha afectado al puerto de Mazatlán”, expresó el consultor de Lantia.
Estos enfrentamientos detonados por las organizaciones que lideran Caro Quintero y el llamado “Mochomito” podrían expandirse hasta Colima y Baja California, donde ya se han visto réplicas de las peleas que se libran en Sinaloa.
Pero el Cártel de “El Chapo” Guzmán Loera también enfrenta conflictos internos.
“Muchos de los problemas que tiene son derivados de los conflictos que hay entre la nueva generación, los hijos de ‘El Chapo’, ‘El Mayo’…”, dijo por su parte Carlos Rodríguez Ulloa, integrante del Colectivo de Análisis para la Seguridad y la Democracia (CASEDE).
“Caro Quintero juega con estas divisiones porque un gran defecto de las lecturas de los cárteles es verlos como unidad cuando en realidad son grupos y en el caso de Sinaloa es más una especie de consorcio. Entonces, en una lógica así tú puedes jugar un día con uno y un día con otros, lo que forma las llamadas alianzas inestables que se dan cuando un grupo se apodera de un nicho y se queda con él y luego llega otro…”, agregó Rodríguez Ulloa.
El pasado 8 de julio, el diario Reforma consignó en sus páginas que, de acuerdo con fuentes extraoficiales, Caro Quintero –quien fue detenido el 4 de abril de 1995 y liberado el 9 de agosto de 2013– se internó en la sierra del municipio de Choix, en Sinaloa, y desde ahí planea disputarle al Cártel de Sinaloa el control de la siembra y trasiego de mariguana en el “Triángulo Dorado”, área que comprenden las zonas serranas de Durango, Chihuahua y Sinaloa y que es clave para estas actividades.
En Ciudad Juárez, Chihuahua, operan Los Aztecas, que son una pandilla de origen texano [integrada por mexicanos en una cárcel de Dallas] que trabajan para La Línea o Cartel de Juárez y los Carrillo Fuentes [los descendientes de Amado Carrillo, el llamado “Señor de los Cielos”]. También se menciona a otra pandilla llamada “Los artistas asesinos”, que habría sido reclutados por la gente de Ismael “El Mayo” Zambada –el socio de “El Chapo Guzmán”– en 2007.
Un problema más que estaría enfrentando el Cártel de Sinaloa es la alianza entre el Cártel Jalisco con lo que quedó del Cártel de Tijuana, que encabezaban los hermanos Arellano Félix.
MÁS REACOMODO DE FICHAS
Eduardo Guerrero expresó que se pueden detectar problemas fuertes en Quinta Roo, relacionados con la presencia del CJNG, principalmente en Cancún, territorio disputado también por un viejo grupo local llamado “Los Pelones” y una célula del Cártel de Sinaloa. En otros municipios operan células del Golfo y los zetas.
En Veracruz los conflictos son entre células de los zetas, los Ántrax –que deriva del cártel de Sinaloa– y el CJNG.
Cuestionado sobre la situación en la Ciudad de México, Guerrero expresó, sin mencionar grupos delictivos, que las delegaciones en las que se tiene detectada actividad del crimen organizado son Iztapalapa, Venustiano Carranza, Benito Juárez y Miguel Hidalgo.
Guerrero y Rodríguez Ulloa coincidieron en que la fragmentación de los grandes cárteles también detonó la creación de una especie de mercado de “protección ilegal” a empresas o familias a las que les cobran la llamada cuota.
Pero también, según el analista de CASEDE, disparó los índices de delincuencia común, ya que los grupos más pequeños que sobreviven a la desaparición de su cártel obtienen recursos de ilícitos como el robo de autos, a cuentahabientes u otros delitos menores.
Sampaio afirmó que un legado de las cárteles mexicanos es su estructura “altamente militarizada” que les ha permitido librar enfrentamientos contra las autoridades y contra organizaciones rivales.
“Este enfoque se integró con Los Zetas durante su época de apogeo, pero se ha extendido y convertido en una lección para los nuevos poderes criminales, especialmente el CJNG. La principal lección que han aprendido es que las muestras públicas de brutalidad y una estrategia agresiva y armada ante la expansión de los operativos de seguridad vale la pena: los Zetas lograron expandirse rápidamente siguiendo esta estrategia y ahora el CJNG ha logrado repetir la hazaña. Esto, por supuesto, es una mala noticia para los mexicanos”, expresó .
Fuente.-
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