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domingo, 17 de marzo de 2019

"¡SOMOS ESTUDIANTES !": NI COMO OLVIDAR que el EJERCITO los MASACRO,les MONTO las ARMAS en un CAMPUS y los "HIZO SICARIOS"...reciben una disculpa,ahora solo resta Justicia.

Rosa Elvia Mercado Alonso y Joel Medina Salazar viajaron una vez más de Saltillo a la Ciudad de México en 2015 para indagar en la Procuraduría General de la República por el expediente del asesinato de su hijo Jorge Antonio Mercado Alonso y de su amigo Javier Francisco Arredondo Verdugo, de 23 y 24 años, respectivamente.

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Habían pasado cinco años del crimen, muchas vueltas, cientos de llamadas.

"Ya estamos terminando la investigación, nos faltan unos detalles", les dijo algún burócrata. "Dennos un mes".

La profesora de matemáticas y el ingeniero en electrónica y comunicaciones volvieron al mes: que faltaban otras indagaciones. Usualmente paciente, la pareja se molestó, pero aceptó la explicación. Pidieron cita con Gilberto Higuera Bernal, Subprocurador de Control Regional de Procedimientos Penales y Amparo. Los recibió tiempo después, en noviembre.

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"Ténganos paciencia, ya se va a solucionar el caso", les dijo. "Yo personalmente me voy a hacer cargo".

"¿Cuándo quiere que volvamos?", preguntó el padrastro de Jorge, a quien de cariño el chico llamaba "Papirrín".

"De ninguna manera, yo voy a Saltillo a informarles". Llegó el 16 de diciembre.

El funcionario le comentó que ya estaba por consignar el caso ante un juez. "¿Cree que para el sexto aniversario esté resuelto?", preguntó Rosa Elvia. "¡Para marzo falta mucho!", contestó, risueño. "Esto está en días".

Pero terminó diciembre y murió enero. En febrero decidieron volver a la PGR, pero vía telefónica les dijeron que no era necesario: el 22 de ese mes el expediente sería enviado a Monterrey.

La pareja quedó convencida y avisó a familiares y amigos de ellos y de Javier. Dos días antes de la fecha prometida, sin embargo, les hablaron: "Hay cambio de planes, se detuvo la consignación".

Razones vagas: Joel llegó a ver el expediente emplayado sobre un escritorio y listo para su envío.

Molestos, acudieron a la PGR. Higuera argumentó cualquier cosa, pero aseguró que para el 3 de marzo se concretaría la consignación.

"Nada más no le digan nada a la prensa", pidió. 

Y llegó el silencio. El Subprocurador dejó de responder llamadas, la Procuradora Arely Gómez nunca los atendió. La pareja y la familia de Javier vivieron el sexto aniversario del crimen tal como en años anteriores: con nada entre las manos.

"Se burlaron de nosotros, una y otra vez, alguien o algo detuvo la consignación", dijo Joel en 2016 y Rosa Elvia lo tomó del brazo y bajó la mirada.

Ambos estaban sentados en la sala de su casa en cuyas paredes abundan fotos del sonriente estudiante de la maestría en Ciencias con especialidad en Sistemas de Manufactura que, como su amigo Javier, quien cursaba el doctorado en Ciencias de la Ingeniería en el mismo Tec, no debió morir de esa manera.

En ese momento las familias vivían exactamente lo que expresó el padre de Javier, del mismo nombre, a los meses del crimen absurdo: "La justicia se hace para los que tienen, para los que tienen poder, cuánta gente está en nuestro caso, que ni caso les hacen, que al día siguiente está en el olvido porque no hay quién la defienda".

* * *
A partir del 2014 el abogado Ricardo Báez empezó a participar en la integración del expediente de Jorge y Javier en la PGR. Cuando tuvo acceso se enteró de lo insólito: nadie les había tomado su declaración a los padres de los muchachos.

Empezó con Rosa Elvia y Joel: "Los encontré muy lastimados, habían caminado solos mucho tiempo", dice ahora. Llegó a su casa de Saltillo a las once de la mañana y salió casi a la medianoche. Ahí recabó la odisea que vivieron ellos y la familia de Javier, en Baja California Sur, al conocer la desaparición de los muchachos a la medianoche del 19 de marzo del 2010 cuando ambos salieron del Campus por el acceso de Eugenio Garza Sada y Luis Elizondo.

Los muchachos se dirigían a cenar cuando se desató el enfrentamiento entre delincuentes y soldados, que provocó un recio combate, soldados adentro del Campus y lo que en primera instancia la autoridad militar reveló como dos sicarios muertos.

Eran Jorge y Javier. La mentira fue transmitida por el Comandante de la Séptima Zona Cuauhtémoc Antúnez al Procurador Alejandro Garza y éste la pasó íntegra al Tec, que de inmediato emitió un comunicado negando heridos en su comunidad. Los estudiantes fueron despojados por militares de identificaciones y pertenencias, y enviados como NN al Servicio Médico Forense.

Treinta y seis horas tardaron las autoridades estatales y el Tec en dar a conocer la verdad, siendo que Mauricio Santos, estudiante de la Carrera de Comunicación, informó en Twitter esa noche desde el Campus que dos estudiantes habían sido heridos.

Previo a esto y sin información, los familiares de los muchachos acudieron a estaciones de policía, Campo Militar y al Semefo, imaginando todo excepto que aquellos "sicarios armados hasta los dientes", como manejaron las autoridades, fueran los muchachos que se conocieron en la carrera y habrían de morir juntos.

Sin saber qué hacer, aceptaron la sugerencia del abogado del Tec de recorrer otra vez los mismos lugares que ya habían visitado, por lo que acudieron una vez más al Semefo: los descubrieron en fotos por computadora. Haydee Verdugo, jubilada como secretaria de un ministerio público en Todos Santos, insistió en ver también el rostro lastimado de su hijo.

"Así, con una cara de susto...", expresó. "¡¿Qué vivió mi hijo...?!".

Javier, sin embargo, no estuvo solo al morir.

"Jorge ya se había salvado", dijo Rosa Elvia entre lágrimas al ver los escasos minutos del video sin sonido de la cámara de seguridad del Tec: Jorge entra corriendo al Campus por el lado del Centro Estudiantil, algo le dice alarmado a un guardia que se agazapa, corre al exterior y no se le vuelve a ver. Aparece el humo.

"Volvió por su amigo, al que le dispararon primero", agrega su madre. "Fueron amigos hasta el final".

Prevaleció la teoría de que los muchachos habían muerto por fuego cruzado, pero en mayo de ese año la CNDH emitió una Recomendación al establecer que Jorge y Javier, estudiantes ejemplares del Tecnológico, fueron golpeados mientras agonizaban y se les colocaron armas. Los únicos que estaban ahí eran soldados.

Jorge recibió dos disparos directos a menos de un metro de distancia.

Antes que la CNDH, algo de esto dio a conocer el Rector Rafael Rangel Sostmann tras reconocer que debió corroborar la versión errónea dada por el Gobierno estatal. Insinuó que los muchachos murieron por acción del Ejército y que habrían sido soldados los que desaparecieron las identificaciones. Incluso convocó a evaluar el combate al narcotráfico y participó en actividades organizadas por alumnos indignados, ésos que nunca olvidaron a Jorge y Javier.

Tres meses después, Rangel Sostmann anunció su salida de la Rectoría del Sistema ITESM.

"Hubo quienes no estuvieron de acuerdo con mi posición, incluyendo en el Consejo del Tecnológico, y eso fue muy duro, que mi propia gente no estuviera de acuerdo en defender a los estudiantes, que se lo merecían, y a sus familias", dijo en 2016.

Pese a las evidencias de que Jorge y Javier no eran sicarios, nunca se quitó el apelativo del expediente. Dice Rosa Elvia que con frecuencia ella y Joel solían encontrar en redes sociales comentarios de que los muchachos sí eran delincuentes, promovidos sin duda por la falta de reivindicación por parte del Estado. 

Esto les encendía. Así lo dijo el padre de Javier, del mismo nombre: "Cómo nos dolió que dijeran que fueron sicarios".

Desde la PGR, Ricardo quiso avanzar en la investigación, pero dice que, más que por una orden directa de alguien, el caso se ensombrecía "por el sistema". Tras su salida de la PGR y en un hecho excepcional, esperó el tiempo legal que se exige y asumió la defensa de las familias de manera honorífica.

"Tengo la misma edad que Jorge tendría ahora", afirma y enseguida cita lo primero que le pidió Rosa Elvia cuando aceptó la misión: "Quiero que se reivindique el nombre de los muchachos".

Una razón personal fue la que guio también al cineasta Alberto Arnaut a filmar el documental Hasta los dientes, que llevó el crimen impune de los muchachos a audiencias muy amplias y logró una repercusión sin precedentes en México.

"Javier era del pueblo de mi padre, Todos Santos, y yo tenía contacto con él y su familia, convivimos de niños", dice.

"Cuando me entero por la prensa de que fue asesinado quise rendirle un homenaje, porque las autoridades dijeron que eran sicarios y yo sabía bien que él era un estudiante ejemplar".

Alberto estudió Comunicación en la UAM y decidió hacer un video sobre Javier. La realidad convirtió el proyecto en algo más grande y a él le exigió estudiar una maestría en cine documental en la UNAM. Hasta los dientes es un complemento de su tesis que aborda al documental como herramienta de la defensa de derechos humanos.

Le llevó más de cinco años, conseguir alrededor de un millón y medio de pesos y mucho trabajo para lograr un material estremecedor, inspirado en trabajos como los del estadunidense Errol Morris, el chileno Patricio Guzmán y la película "Presunto Culpable", y por el que alzaron la voz decenas de artistas, intelectuales y activistas.

Una de las últimas en presenciarlo fue Olga Sánchez Cordero ya como Secretaria de Gobernación, quien al terminar de verlo dijo: "Hay que ofrecer una disculpa pública".

Y esto sucederá, al fin, este martes a las 11:00 horas en el Auditorio Luis Elizondo.

* * *

La disculpa a las familias de Jorge y Javier no es la primera que una autoridad realiza en Nuevo León para reivindicar a víctimas. Antes lo han hecho alcaldes de Juárez, Santa Catarina y Pesquería por la desaparición de personas a cargo de sus policías corruptos. Ninguno de los delitos ha sido resuelto.

Tampoco los chicos son los primeros estudiantes inocentes en ser asesinados ni las únicas víctimas de militares. Nuevo León tiene muchos ejemplos, casi en su totalidad impunes.

Lo de Jorge y Javier tampoco ha sido resuelto: Ricardo estima que, si transcurren bien los procesos, las sentencias podrían llevarse de uno a tres años como máximo.

"Ese es el siguiente paso. Creo que llegar a una resolución a favor sería, como en el caso del doctor Otilio Cantú con su hijo, un precedente para continuar luchando por justicia", comenta.

"Por lo pronto estamos cumpliendo a las familias lo primero que pidieron: que el gobierno los reivindicara, no 'limpiar sus nombres', porque ésos siempre estuvieron limpios.

"Esto debe quedar muy claro: el Estado ofrece una disculpa no sólo a las familias sino al pueblo de México, porque, aunque muchos sabían de su inocencia, el Gobierno nunca lo admitió. Hasta hoy".

Actualmente hay órdenes de aprehensión contra seis militares identificados como participantes en el crimen de los buenos muchachos: tres están detenidos en cárceles militares, dos desertaron y no han sido ubicados, y uno más está desaparecido. De hecho, figura en los casos de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila.

Aunque traen un ánimo distinto, las familias de los muchachos no dejan atrás su dolor ni su exigencia de justicia.

"Son sentimientos encontrados", expresa Rosa Elvia. "Para nosotros marzo es un mes difícil, vienen los recuerdos, pero a la vez nos sentimos gozosos por el resultado de nuestra lucha: lo que vamos a vivir es un acto de amor, un acto de paz".

Y agrega: "Esperamos una sentencia a favor de nosotros".

Reyna Arredondo, hermana de Javier, piensa igual.

"Esta disculpa pública para nuestras familias nos da un poco de paz, pero yo no me conformo con esto, aunque nos motiva a seguir luchando por la justicia". 

Agrega: "(La disculpa pública) es como un respiro en medio de este camino tan cansado. Un paso adelante, pero nos falta mucho camino".


Ricardo dice que los padres de Jorge y Javier, que por el estrés y el dolor han desarrollado problemas de salud a lo largo de los años, han decidido todos los detalles de la ceremonia de este martes: invitados, discursos, música, lugares en el presidium, impresos que se van a repartir.

"Cuidaron hasta el anuncio en EL NORTE (salió el viernes) en que la Secretaria de Gobernación comunica que ofrecerá la disculpa pública. La señora Haydee quería que saliera publicado en el cumpleaños de Javier, pero es hasta septiembre, entonces Rosy propuso que fuera el 13 de marzo".

El último día que ella lo vio con vida en Saltillo antes de volver a Monterrey, y que cuando le dijo que se fuera con cuidado, el muchacho le contestó "Voy con Dios, y si no regreso es porque estoy con Él".

"No dejo de pensar en eso", afirma.

El abogado dice que las familias pusieron especial atención en la frase para el anuncio de la disculpa pública, la misma que estará en una placa al lado del mural de Garza Sada y Luis Elizondo, y que ellos nunca dejaron de repetir. Dirá así, en mayúsculas, con doble signo de exclamación y en 'negritas': "¡¡ERAN ESTUDIANTES DE EXCELENCIA DEL TECNOLÓGICO DE MONTERREY, NO SICARIOS!!".

Lo que todos sabían también en estos nueve años y que, tal como se ve en aquel video sin audio de la cámara de seguridad del Tecnológico, Jorge no paró de gritar hasta la muerte cuando regresó por Javier: "¡Somos estudiantes!".

Fuente.-


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