Marinos de alto rango tragaban con manteca, y no era del rancho de la tropa, sino banquete de huachicol. Corbatas marineras bien planchadas, charreteras relucientes y almidón en el uniforme… pero en las billeteras, grasa fiscal de contrabando. Porque en los recintos donde deberían ondear la bandera, los Vicealmirantes bajaban la vista y levantaban la mano, sólo que no para saludar: era para cobrar su millón 750 mil por buque con combustible de contrabando, el llamado “Huachicol fiscal” que ha practicado desde el inicio de Gobierno,Americo Villarreal Anaya por aduanas militares y en sociedad con Carteles.
El uniforme aquí servía mass de escudo que disfraz: meros trapos de gala para encubrir la mancha aceitosa de “narcos y empresarios controlados por narcos”, embadúrnandoles las dos manos de dolares. Y mientras los hombres de tropa que sudaban en cubierta recibían migajas, los altos mandos se iban bien pandos con la cartera como boca de sapo.
El Capitán Alejandro Torres Joaquín se llevó el premio gordo: 24 millones embolsados, de los cuales apenas repartío a subordinados y no todos. Apenas lo justo para que no se le amotinara la tripulación burocrática, pero guardó en su “búnker” una fortuna que olía menos a petróleo y más a billete recién planchado.
La cadena de mando, tan intocable en el discurso, se redujo a un chat encriptado en Threema con un alias de novela barata: “NK”. No había juramento a la patria ni lealtad institucional; sólo claves digitales, sobres manchados de grasa y la complicidad aceitosa del silencio.
Hoy los marinos-modelo aparecen en fichas de la FGR: la irreverencia ya no es contra el uniforme, sino del uniforme. Porque del huachicol no sólo bebieron, lo convirtieron en religión: rezaron al dios del millón setecientos, y se tragaron el juramento de lealtad mientras se alimentaban de impunidad, porque no hay quien los toque,si no era de a guevo y con ordene desde el otro lado del Río y la valla.
Asi lo publica EL NORTE:
Mediante intermediarios, el Vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y su hermano, el Contralmirante Fernando, pagaban a subordinados un millón 750 mil pesos por cada buque de huachicol que dejaran descargar en los recintos fiscales, según consta en las indagatorias de la Fiscalía General de la República (FGR) consultadas por Grupo REFORMA.
El ex director de la Aduana de Tampico, el Capitán Alejandro Torres Joaquín, fue uno de los beneficiarios de esos sobornos.
Por permitir el desembarco ilegal de 14 buques obtuvo 24 millones de pesos.
Las revelaciones son parte de la indagatoria que ha llevado a la detención de 14 personas, entre ellos el Vicealmirante Farías, sobrino político del ex Secretario de la Marina con AMLO, Rafael Ojeda.
Torres ahora es un testigo protegido de la FGR, y en mayo pasado aportó datos precisos sobre la forma en que operaba el huachicol fiscal.
Declaró ante la Fiscalía que de abril del 2024 a enero del 2025 personalmente permitió el desembarque de 14 buques con huachicol fiscal y que los sobornos los recibía tres días o una semana después de que los barcos hubiesen zarpado.
De acuerdo con el Capitán, de cada entrega de un millón 750 mil pesos que debía repartir entre sus subordinados, él sólo les daba 330 mil y se quedaba con un millón 420 mil pesos.
El dinero sólo lo compartía con seis de los 11 funcionarios con quienes debía dividirlo, aunque sólo les daba el 50 por ciento o menos de lo que les correspondía.
Sólo por los 14 barcos de huachicol fiscal, asegura que recibió sobornos por 24 millones 500 mil pesos, de los que repartió con los suyos un total de 4 millones 720 mil y se quedó con 19 millones 780 mil.
Torres también rindió un testimonio ante la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), y en él identifica al Capitán de Corbeta Retirado Miguel Ángel Solano Ruiz como uno de los intermediarios que supuestamente tenían los Farías para entregarles el dinero para los funcionarios aduaneros.
Solano tiene orden de aprehensión y se encuentra prófugo.
“Mandaba dinero para 12 personas y lo repartía sólo a seis personas, y conmigo siete”, declaró el 13 de mayo pasado ante la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada de la FGR.
“El resto del dinero me lo llevé a mi alojamiento en el búnker. Ahí guardaba el dinero, para cualquier eventualidad”.
Según su testimonio, Solano se comunicaba con él a través de la aplicación Threema, donde estaba registrado como NK.
Solano nunca se identificó con su nombre y ni siquiera lo llegó a ver, pero siempre apoyó a Torres desde su llegada a la Aduana de Tampico e, incluso, le envió a dos subdirectores para que lo apoyaran en el cargo.
“Preguntando entre conocidos del medio naval”, relata, “hicieron referencia a que se trata de un Capitán de Corbeta retirado de nombre Miguel Ángel Solano Ruiz, a quien no tengo el gusto de conocer en persona y cuyo nombre no me suena.
“Sólo sé que es una persona que tiene que ver con el sistema aduanal en México y que tiene muchos contactos en puestos de alto nivel en el Gobierno. De ahí en fuera no sabe nada más de él”.
Los funcionarios con quienes repartió el dinero son el Capitán Carlos Estudillo Villalobos, Subdirector de Operaciones; el Capitán Sergio Varela, subdirector de Vigilancia y Control, y Endira Xóchitl Palomo Chávez, ex jefa de departamento de Recintos Fiscales en la Aduana.
Además, a Perla Elizabeth Castro Sánchez, jefa de Departamento y Operaciones, y Anatalia Jocelyn Gutiérrez Gutiérrez e Ismael Ricaño Matías, ambos verificadores de mercancías.
Todos ellos están en la cárcel desde la semana pasada.
Con informacion: ELNORTE/

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