Con el país y el mundo azorados ante el horror que transmite la imagen de una fotografía en la que se observan cientos de pares de tenis amontonados y abandonados, junto con algunas maletas y prendas de ropas juveniles tiradas que sugieren que todos ese calzado deportivo y las prendas pertenecieron a jóvenes que fueron adiestrados, asesinados o torturados, en lo que la prensa mexicana llamó “campos de exterminio”, mientras la prensa del mundo fue más directa al hablar de “crematorios clandestinos”, la presidenta Claudia Sheinbaum ni se agita ni se conmueve.
La primera vez que habló del tema, 5 días después de que se difundieron las primeras imágenes de los tenis y las ropas abandonadas en un paraje del rancho “Izaguirre” en Teuchitlán, Jalisco, la mandataria se lo tomó con una calma casi indolente e inexpresiva ante las terribles historias de desapariciones y asesinatos masivos que sugiere, ya no solo imagen sino también testimonios directos de víctimas, madres buscadoras y jóvenes sobrevivientes de ese rancho, que fueron reclutados con engaños, secuestrados y obligados a recibir adiestramiento militar para trabajar como sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación.
“Tienen que deslindarse las responsabilidades a partir de la información y la investigación…Quien se quedó en resguardo de este inmueble fue la Fiscalía Estatal. Habría que ver exactamente qué pasó con la Fiscalía Estatal en el resguardo; no presumimos que hubiera habido algo mal, sino qué pasó después del resguardo original que se hizo. Segundo, necesitamos también la información de qué hay en el predio, qué se encontró. Este no es un asunto político, este es un asunto que tiene que ver primero que nada con la investigación, ya después con el curso de la investigación. Ya hasta le pusieron nombre al lugar, etc. ¿qué pasó?”, se preguntó la Presidenta.
Para entonces ya habían surgido nuevos testimonios y declaraciones de madres buscadoras, además de que el gobernador de Jalisco,Pablo Lemus, tratando de esquivar el bulto de la responsabilidad de los dos gobiernos emecistas —el de su antecesor Enrique Alfaro y el suyo en los últimos meses— ya había anunciado que la Fiscalía General de la República atraería la investigación del citado Rancho Izaguirre y de sus crematorios clandestinos, ofreciendo “toda la información y cooperación” de su gobierno y de la Fiscalía Estatal de Jalisco, que había iniciado las inspecciones del macabro lugar.
Y para ayer viernes, cuando volvió otra vez al tema que claramente le incomoda, la doctora Sheinbaum se lanzó directo a culpar a las autoridades emecistas de Jalisco, al reiterar que fue la Fiscalía Estatal la que quedó bajo resguardo del rancho cuando se descubrió hace 6 meses, en septiembre de 2024, todavía en el sexenio del expresidente. “Me estoy refiriendo a este caso en particular, que hablan de que quién sabe cuanta cosa hay en el predio, a partir de una fotografía y de algunos testimonios. Ah, pero ya todos, ayer vi que ‘narcopresidente AMLO’. Ya déjenlo en paz, otra vez contra el presidente López Obrador, cuando además ahí quien tenía resguardado el predio era la Fiscalía estatal, pero más allá de eso, espérense a la información”, dijo ayer la Presidenta.
Ella misma aclaró que “no estoy minimizando, que no se malentienda el tema de apoyar a las familias de personas desaparecidas”, pero la realidad es que en su declaración de ayer la doctora deja muy claro que a ella lo que le duele no es la posibilidad, no confirmada aún oficialmente, pero narrada en testimonios y en la brutalidad y el horror de las imágenes de tenis, zapatos y ropa abandonada, de que decenas o cientos de jóvenes hayan podido ser secuestrados, torturados o asesinados por negarse a trabajar para el narco; no le asustan ni le horrorizan como a muchos mexicanos y personas de otros países donde se difundió esta noticia viral, las fotografías que recuerdan por momentos imágenes de los campos nazis de exterminio; y mucho menos le duele a la Presidenta el dolor de también decenas de madres, padres y familiares de esos jóvenes desaparecidos.
Lo único que le indigna y le duele a la Presidenta es que los medios, las redes sociales y los “comentócratas”, como ella los llama, vuelvan a hablar de López Obrador para llamarlo “narcopresidente” ante la tragedia que ocasionó al tolerar, defender y auspiciar a los narcotraficantes y a sus cárteles durante su mandato. “Ya déjenlo en paz, otra vez contra el presidente López Obrador”, eso sí que le duele y le molesta a la Presidenta.
Si a la juventud de este país la están masacrando y reclutando, incluso contra su voluntad, los narcotraficantes, que luego torturan y asesinan a los que “no sirven” para matar a nombre de ellos, eso no le conmueve nada a la hoy Presidenta; si tuvieron que ser las madres buscadoras, esas que se mueven arrastrando su dolor por los llanos y ciudades de este país, buscando cuerpos de sus hijos o familiares, sin presupuesto ni apoyo de su gobierno ni de ningún otro nivel de gobierno las que revelaran la existencia de estos campos de exterminio que conoció primero la Federación porque su descubrimiento hace 6 meses lo hizo la Guardia Nacional, eso tampoco inmuta a la estóica y a veces hasta fría mandataria de México.
Pero que no le toquen a su tutor y jefe político y mucho menos sugieran que está detrás de su presidencia, porque eso sí que enoja, molesta y duele a la primera Presidenta de México. Al parecer si hay algo que mueva las emociones de Claudia Sheinbaum, alguna vez descrita por su contrincante en los debates de campaña como “fría, sin corazón, como una dama de hielo”, y que le provoque indignación y coraje para gritarlo publicamente. Lástima que no sea el dolor y el horror que hoy viven los mexicanos.
Con informacion: ELUNIVERSAL/SALVADOR GARCIA SOTO/
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