Santiago Nieto está desempleado porque quiere. No habían pasado ni 24 horas desde que se conoció su renuncia a la titularidad de la Unidad de Inteligencia Financiera y la oposición ya se había movido rápido para ofrecerle un nuevo cargo.
Gente cercana al exintegrante del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador cuentan que los primeros en mandarle un mensaje fueron panistas de altos vuelos, que tuvieron la cortesía de iniciar su comunicación con una felicitación por su boda con la consejera electoral Carla Humphrey.
Enseguida, le anunciaron que querían conversar con él —a título personal— para discutir su futuro: sin elecciones cercanas para ofrecerle una candidatura en corto plazo, sí le acercarían conexiones con las cúpulas empresariales para que diera asesorías a los hombres de negocios más poderosos del país.
Un trato en el que, según le dijeron, todos ganaban: Santiago Nieto haría mucho más dinero que lo que ganaba como servidor público, los empresarios ganarían los consejos de un hombre que conoce las entrañas de la investigación de delitos financieros y que los pondría en regla con la llamada Cuarta Transformación y los panistas tendrían un nuevo aliado.
La intención era ganar tanto tiempo como fuera posible con Santiago Nieto cercano a los blanquiazules como para ofrecerle una senaduría en 2024. Si aceptaba, sería un fichaje estrella para la oposición y un duro golpe al presidente.
NIETO AL PALACIO DEL AYUNTAMIENTO
Y es que Santiago Nieto es una figura peculiar en la política mexicana. Temido por muchos, pero respetado por casi todos. Morenistas, panistas, priistas, perredistas e independientes enviaron mensajes de felicitación y consternación al abogado queretano entre las horas convulsas del 6 al 8 de noviembre.
A pesar de que ha salido de dos gobiernos federales de distintos partidos en medio de escándalos, su reputación parece estar blindada. Y justo por eso es que los panistas creyeron que sería buena movida proponerle una tímida alianza: Santiago Nieto no tiene problemas en brincar de un color a otro, pensaron.
Lo mismo pasó por la mente de un distinguido perredista que pertenece a la corriente de “Los Chuchos”, quien —también a título personal— hizo una atrevida oferta a Santiago Nieto: la candidatura del sol azteca para la jefatura de Gobierno en la Ciudad de México.
La propuesta venía con un gancho que, supuso, la haría irresistible: el PRD se prepara para enterrar su nombre, colores y logotipo que los acompañaron por 32 años con la esperanza de que un cambio radical ante la ciudadanía los salve del desplome electoral que han sufrido en los últimos años.
Y él, Santiago Nieto, sería el hombre indicado para ser el rostro visible de esa cirugía plástica. Un tipo con una trayectoria académica sólida, un técnico con credenciales conocidas en el combate a la corrupción, apreciado por gente de todos los partidos, pero con una cualidad excepcional: es percibido de izquierda, lo que podría quitarle votos a Morena.
La propuesta, le mandó decir el perredista, aún no contaba con el aval de la dirigencia nacional, pero quería saber si le interesaba para formalizar la propuesta ante los jefes de Nueva Izquierda.
EL REGRESO DE SANTIAGO
A esos dos posibles cargos, nos cuentan los cercanos a Santiago Nieto, se sumaron muchos otros: una dirección en una reconocida universidad privada, dirigir proyectos sociales con fondos del extranjero y hasta escribir otro libro sobre su experiencia en el gabinete del presidente López Obrador.
Pero Santiago Nieto tenía claro lo que quería hacer: primero un buen descanso. Lleva años trabajando de 6 de la mañana a 1 de la mañana y un periodo de reposo no le caería mal, especialmente ahora que arranca una vida de casado.
Con esa prioridad en mente es que el especialista en Derecho Electoral lanzó un tuit para mandar dos mensajes simultáneos: primero, que por el momento no estaba buscando trabajo y, segundo, que él no tiene intenciones de ser candidato de la oposición o asesorarlos en la chamba de echar para atrás los planes del presidente.
“Agradezco las muestras de cariño y las invitaciones a diferentes espacios, pero en tiempos revueltos, silencio y moderación debe regir mi conducta, como siempre ha sido en mi vida. Silencio, reflexión y paciencia. Primero decisiones personales, familiares y después políticas”, tuiteó la tarde del 10 de noviembre.
Con ello, mantenía viva la promesa que le hizo el presidente López Obrador: la vida fuera del gabinete sólo sería temporal.
La aceptación de su renuncia era un mensaje que el mandatario mexicano debía dar al interior de su equipo, pero su cariño y confianza en Santiago Nieto están intactas. La sanción no significaba su expulsión del proyecto presidencial, sino un tiempo fuera para después encontrarle reacomodo en otra posición.
Lo único que el extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera debe hacer es mantenerse firme a lado del presidente, no atacar a sus excompañeros de gabinete y tener paciencia. El regreso de Santiago Nieto a la 4T es sólo una cuestión de tiempo.
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