El general Eduardo León Trauwitz, arrestado días atrás en Canadá luego de pasar una temporada en la clandestinidad, tiene como abogado en México al abogado Samuel David Mejía Cruz, habitual colaborador del despacho jurídico de Guillermo Barradas, uno de los litigantes que más ha crecido en el rumbo del sexenio actual.
Barradas tiene múltiples nexos en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador y, especialmente, en la Suprema Corte, donde cuenta con acceso al titular del máximo tribunal, Arturo Zaldívar.
Barradas es el lugar de común de asuntos espinosos a nivel judicial en este sexenio: el drama financiero de la cooperativa Cruz Azul, el reclamo de los accionistas de Oro Negro, la disputa en Puebla por la UDLAP y el affaire de Víctor Manuel Álvarez Puga y su esposa Inés Gómez Mont. Ahora el nombre de Trauwitz se suma a esta seguidilla de casos estridentes.
El general fugado es señalado por la FGR por una defraudación multimillonaria a Pemex a través del robo de combustibles. Su arresto es además un triunfo de la línea que actualmente domina la Sedena, donde Trauwitz nunca fue bien visto dado que encadenó una serie de ascensos fuera de tiempo y lugar solo por la predilección que hacia el sostenía Enrique Peña Nieto, de quien había sido escolta desde sus tiempos de gobernador en Edomex.
El nivel de cabildeo que tienen los abogados del general explica además el interés que estos tenían en que su caso fuera atraído por la Corte Suprema cuando el militar todavía estaba escondido en Canadá. Esos recursos no prosperaron.
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