A medida que la violencia aumenta en México año tras año, los grupos criminales han adoptado un enfoque cada vez más militarizado en sus tácticas, armamento y entrenamiento.
InSight Crime habló con Robert J. Bunker y John P. Sullivan, fundadores de Small Wars Journal-El Centro y editores de un libro publicado recientemente, titulado Illicit Tactical Progress: Mexican Cartel Tactical Notes 2013-2020 [“Avances en tácticas ilícitas: notas tácticas de los carteles mexicanos 2013-2020”], que analiza cómo se ha producido esta evolución.
InSight Crime (IC): Su más reciente libro se enfoca en la evolución táctica de los principales grupos criminales de México a lo largo del tiempo. ¿Cómo resumirían esa evolución? ¿Cuáles son las “evoluciones” que se observan con más frecuencia en los diferentes grupos criminales?
entrenamiento pagado con impuestos del publico:
Robert J. Bunker (RJB): La evolución táctica de los carteles se ha militarizado cada vez más con el tiempo, aunque con ciertos retrocesos esporádicos, como cuando Los Zetas pasaron de ser centralizados y se comenzaron a fragmentar, lo que llevó a una disminución de su sofisticación táctica.
cuando no son castigados se tornan mas osados:
Las municiones de tipo militar —como las granadas propulsadas por cohetes (RPG) y los lanzagranadas de 40 mm— han llegado a hacer parte de los arsenales de los carteles. Tanto sicarios como integrantes rasos usan cada vez más chalecos antibalas y arneses de combate, y portan rifles de asalto. Los rifles calibre 50 son bastante comunes y generalmente se utilizan como el armamento principal de los vehículos blindados de combate improvisados (improvised armored fighting vehicles, IAFV).
Han estado apareciendo videos de los carteles, grabados con teléfonos celulares y publicados en línea, en los que se muestran batallas rudimentarias con narcotanques en algunas de las regiones y plazas más disputadas de México.
Los carteles también han utilizado artefactos explosivos improvisados (improvised explosive devices, IED), generalmente a manera de mensajes amenazantes, así como carro bombas antipersona, diferentes a los detonados con grandes cargamentos de explosivos para afectar la infraestructura, como los que se utilizaban en Colombia a fines de los ochenta y principios de los noventa.
EN Rio Bravo:
IC: ¿Cuáles son los principales generadores de estas evoluciones tácticas? ¿La búsqueda de nuevas armas y nuevos métodos de narcotráfico, o mayores presiones del Ejército, la Guardia Nacional u otros rivales criminales?
John P. Sullivan (JPS): La adaptación e innovación táctica de los carteles mexicanos es resultado de múltiples factores. Estos factores pueden ser de carácter tecnológico (por ejemplo, nuevas armas) o no tecnológico, como la creación de nuevas alianzas, nuevas prácticas organizacionales, tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) no tradicionales, nuevas prácticas de marketing, e incluso la misma fragmentación organizacional. La evolución táctica les permite a los grupos armados criminales obtener una ventaja sobre sus rivales, acumular poder y control territorial, aumentar las ganancias y mejorar la capacidad de supervivencia. Todos los factores mencionados son de carácter táctico, pero la interacción tanto con rivales como con aliados es clave para dar a conocer nuevas tácticas y prácticas.
IC: ¿El gobierno y el ejército mexicanos han podido adaptar sus tácticas con el fin de responder a esta evolución?
JPS: La respuesta corta es sí. La respuesta larga es que es algo que varía con el tiempo y el lugar. También difiere según los niveles de gobierno, y esto también es variable. Las policías municipales y estatales pueden adaptarse más rápidamente debido a la proximidad de determinada amenaza, y es posible que posean menos capacidad organizativa. Por el contrario, las fuerzas federales, como la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina, tienen mayor capacidad organizativa para adaptarse a las TTP en evolución. De hecho, a nivel estratégico, se podría argumentar que el despliegue de la Guardia Nacional, que es como una gendarmería, es en sí mismo una adaptación a las circunstancias tácticas. En general, la adaptación táctica de ambas partes es clave para el éxito de las tácticas. La adaptación negativa, como la corrupción y la cooptación de las fuerzas estatales para garantizar la seguridad personal, también es evidente. Las fuerzas municipales y estatales han sido tradicionalmente más susceptibles a estos factores, lo que tiene repercusiones tácticas, operativas y estratégicas.
IC: Ustedes señalan que los grupos mexicanos han venido teniendo mayor acceso a armamento de grado militar. ¿Cuáles son las principales formas en que obtienen ese tipo de arsenales?
RJB: Las fuentes de armas ilícitas de los carteles son variadas, pero existen tres fuentes principales de armamento de grado militar. La primera son los rifles “deportivos” Barrett semiautomáticos calibre 50 y los fusiles semiautomáticos como los AR-15 y AK-47, que son comprados por intermediarios en Estados Unidos para luego ser contrabandeados a México.
NI QUIEN LAS PARE MIENTRAS HAYA QUIEN SE ALQUILE:
Los rifles de carácter “civil” pueden ser modificados para elaborar modelos de alta capacidad de fuego. La segunda fuente son los saqueos a los armamentos militares centroamericanos, fuente que prácticamente ha sido agotada, y las armas que provienen de todo el mundo, por ejemplo de China, que anteriormente era uno de los principales países de origen. Este armamento, como las GPC y otras armas antitanques, los lanzagranadas y las ametralladoras de mediano y alto peso, son verdaderas armas de infantería de grado militar. La tercera fuente proviene del propio México y la constituyen funcionarios políticos y militares corruptos. Se trata de armamento militar obtenido en las bases y arsenales del Ejército y la Guardia Nacional en zonas de conflicto, así como armamento que les es incautado a los carteles y que de alguna manera regresa a las manos de estos en vez de ser destruido.
IC: En México han existido áreas en donde la lucha entre grupos criminales, o entre estos y las autoridades, ha llevado a una abundancia de frentes de primera línea e incluso trincheras defensivas trazadas en diferentes municipios. Me refiero a zonas como Aguililla en Michoacán o Irapuato en Guanajuato. ¿Estarían de acuerdo con esa afirmación?
JPS: Estoy de acuerdo en parte, pero la situación es cambiante y varía dependiendo de la fase de las operaciones, el terreno y los actores involucrados. Además, a menudo se trata de acciones tácticas y no operativas. Estas TTP se utilizan para obstaculizar las líneas de comunicación (el acceso a la policía, la Guardia Nacional y las fuerzas militares y navales, y la movilidad de todas estas instituciones), canalizar las respuestas (facilitar las emboscadas) o posibilitar las fugas. Las trincheras suelen ser transitorias y son similares a los narcobloqueos (barricadas hechas con escombros y vehículos en llamas, usados generalmente en entornos urbanos).
IC: Desde 2015 han surgido informes esporádicos sobre el uso de “narcotanques”, e incluso se ha hablado de una fábrica de narcotanques del Cartel del Golfo. Pero ¿hay evidencia de que estos se hayan utilizado para lograr objetivos criminales, o es simplemente una forma de ostentación por parte de los grupos que tienen los recursos para permitírselo?
armatostes mohosos y peligrosos:
JPS: Eso depende de lo que se entienda por “objetivos criminales”. La respuesta corta es que los emplean porque tienen utilidad. Y dicha utilidad es tanto simbólica (demostrar destreza) como instrumental (proveer un medio de protección y movilidad a los combatientes). Los narcotanques se utilizan principalmente en enfrentamientos entre carteles en zonas donde estos luchan por el control territorial. En Monterrey los han utilizado el Cartel del Golfo y Los Zetas. También han sido utilizados por el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG); de hecho, a finales de 2019 se descubrió un taller para ensamblar narcotanques en Tuxpan (Veracruz). Y, por supuesto, se han utilizado en Michoacán. El Cartel de Sinaloa utilizó narcotanques livianos en Culiacán para enfrentarse a las fuerzas gubernamentales en 2019, durante la frustrada captura de Ovidio Guzmán López.
IC: Parece que quienes usan los narcotanques más frecuentemente en Michoacán son las autodefensas y el CJNG. ¿Qué han logrado con su uso allí?
JPS: En Michoacán, los narcotanques han sido utilizados por el CJNG y Cárteles Unidos para demostrar su presencia y en enfrentamientos armados entre grupos. También han contribuido al uso de trincheras anti narcotanques por parte de los Viagras, Cárteles Unidos y autodefensas comunitarias locales, con el fin de estropear los narcotanques y camiones monstruo del CJNG, así como otros vehículos del grupo, como los vehículos no blindados y camiones con elementos de infantería integrados. Su uso se ha limitado al tiempo que duran las ofensivas del CJNG. El uso tanto de narcotanques como de trincheras anti narcotanques suele ser en el corto plazo, lo que ofrece una ventaja táctica durante operaciones prolongadas pero de poco beneficio operativo o estratégico a largo plazo.
IC: La fragmentación del Cartel del Golfo lleva a algunas consideraciones interesantes en términos de estrategia militar, como las marcas pintadas en los vehículos y el posible uso de estrategias más avanzadas, como puntos de vigilancia y zonas de asesinato. Su libro hace referencia al comienzo de la fragmentación en 2015, pero ¿han visto alguna evolución táctica durante la reciente ola de violencia en 2021?
JPS: Primero que todo, es importante señalar que la fragmentación y las escisiones son un fuerte generador de violencia e innovación táctica. En segundo lugar, el caso clásico de fragmentación que conduce a dicha innovación lo representa la división entre el Cartel del Golfo y Los Zetas en 2010. La escisión del Cartel del Golfo en 2015 y las luchas por la primacía entre los Rojos, los Metros y los Ciclones, entre otros, involucraron el uso de narcotanques, intensos tiroteos y decapitaciones. Luego, en 2018, surgieron indicios de que el Cartel del Golfo poseía minas antipersona en Tamaulipas. Y recientemente, en 2020, documentamos el uso de búnkeres subterráneos por parte del Cartel del Golfo, muy probablemente por los Escorpiones, cerca de Reynosa, Tamaulipas.
IC: Al parecer, el CJNG está realizando cada vez más “acrobacias de relaciones públicas”, que van desde el video de exhibición de poder en Jalisco hasta la presentación de algunos de sus integrantes sin máscaras en Michoacán. Pero ¿la propagación y el dominio del CJNG a nivel nacional han ido acompañados de una evolución en ostentaciones de poder y el alarde de mayores cifras?
RJB: Me enfocaré en la primera parte de la pregunta y dejaré la segunda parte para más adelante. Los carteles, incluido el CJNG, utilizan permanentemente estrategias propagandísticas y diversas narrativas (como la de los bandidos sociales o la de Robin Hood). Estas son a veces burdas y torpes, como cuando, durante la pandemia de COVID-19, miembros del cartel fuertemente armados ofrecieron ayuda a un ciudadano aterrorizado, quien se esforzó por ofrecer una débil sonrisa en señal de agradecimiento. En otras ocasiones, son mucho más sofisticadas. A medida que el CJNG adquiere más dominio, entra en conflicto con el gobierno, lo que está obligando al cartel a recurrir a este tipo de comunicación estratégica. La estrategia de relaciones públicas de mostrar miembros del cartel con el rostro descubierto significa que el CJNG no teme a los enjuiciamientos ni a los ataques por parte del gobierno. Esto da cuenta de la impunidad implícita de la que goza el cartel actualmente.
Los videos en los que se observan unidades del CJNG fuertemente armadas, con todos sus vehículos blindados y exhibiendo potencia de fuego, buscan hacer una ostentación de su sofisticada capacidad militar para impresionar al pueblo mexicano, a los carteles rivales y a los agentes gubernamentales. Creo que las estrategias de relaciones públicas son una forma más sutil de comunicación que los videos de tortura y las escenas de narcoterrorismo (cuerpos desperdigados con mensajes escritos en narcomantas), que lo que buscan es aterrorizar a los opositores del CJNG.
IC: ¿Qué tan difícil es para los grupos con muchos integrantes, pero de jerarquía horizontal, como el Cartel de Sinaloa o el CJNG, controlar la toma de decisiones tácticas y el entrenamiento en todo el país?
JPS: Mantener la integridad organizacional es un reto para todas las organizaciones, bien sea gubernamentales o criminales. La estructura en red del Cartel de Sinaloa y el CJNG beneficia a esa autoridad estratégica para la toma de decisiones, pero también la complica. En primer lugar, los grupos criminales en red no son entidades unitarias, sino que suelen estar compuestos por bandas y células que tienen vínculos laxos con la gran estructura del cartel. El control suele darse por beneficio mutuo, influencia personal o castigo violento cuando los integrantes o los subordinados actúan en contra de los dictados del cartel. Pero en general hay bastante laxitud, siempre y cuando se respete la visión estratégica y se pague el tributo financiero (las “cuotas”). A menudo, el control se delega a elementos subordinados.
Esta flexibilidad táctica es un arma de doble filo. Puede permitir —y en efecto lo hace— la flexibilidad y la innovación táctica, pero también puede conducir a la competencia por el control y a la fragmentación. Las operaciones de información, la violencia instrumental, la imposición de la “identidad grupal” mediante la narcocultura y, por supuesto, la generación de ingresos y las oportunidades de recibir parte de las ganancias son elementos que refuerzan la disciplina.
IC: ¿Todos los nuevos reclutas de, por ejemplo, el CJNG, son instruidos en el mismo conjunto de tácticas, sin importar de dónde provengan?
RJB: El CJNG se basa en un modelo de franquicia más que Los Zetas, que eran más centralizados y con quienes se les suele comparar. Por esta razón, su sofisticación táctica varía mucho entre las diferentes subfranquicias, y no hay un sistema nacional o regional que evidencie una academia de entrenamiento del CJNG —lo cual sería darles demasiado crédito—. Por otro lado, durante muchos años he estado viendo sus videos propagandísticos de asesinatos por parte de cuadrillas y comandos. Los equipos que los integrantes utilizan han aumentado enormemente en sofisticación, potencia de fuego y protección personal. La cantidad de vehículos blindados de combate improvisados y el tamaño de sus unidades también han aumentado, como ocurre en una compañía de infantería establecida.
Esto me hace pensar que, además de las franquicias, el líder del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, ha desarrollado una o varias fuerzas móviles centralizadas, las cuales brindan apoyo operativo a las franquicias del cartel de vez en cuando. Estas unidades estarían mucho mejor entrenadas que los integrantes rasos de las franquicias y permitirían una mayor concentración de fuerzas del CJNG contra las pandillas y carteles que están a la defensa de sus territorios, así como contra las autodefensas. Aun así, esta capacidad no está tan evolucionada como la del Cartel del Golfo (y luego solo de Los Zetas), que tenían unidades de comando y control e inteligencia muy avanzadas y, por lo tanto, podían cambiar las reservas estratégicas móviles en sus territorios. Aun así, el creciente poder del CJNG es causa de cierta preocupación.
IC: Si bien El Mencho mantiene un bajo perfil en sus refugios en Jalisco, su nombre se ha utilizado cada vez más en videos y narcomantas en Michoacán. Teniendo en cuenta que él es de Aguililla y al parecer percibe la existencia del Cartel de Tepalcatepec como una afrenta personal, ¿cree que considera a Michoacán como una venganza personal?
JPS: Él nació en Michoacán y, si bien es difícil adivinar qué pasa por su cabeza, uno tiende a sentir un apego personal y emotivo por su lugar de origen. Hay muchas cosas que influyen en la toma de decisiones de un líder y en sus decisiones estratégicas. El Mencho es un criminal transnacional agresivo y experimentado. Trabajó para el Cartel del Milenio y utilizó esa experiencia para convertir al CJNG en una de las principales empresas criminales con alcance transnacional. Utiliza la violencia tanto instrumental como simbólica, así como el manejo de información, para reforzar su control. Ha buscado consolidar el control mucho más allá de Jalisco y Michoacán, especialmente en Guanajuato, e incluso también en Colima y Nayarit. Es posible que sus reacciones en contra de Cárteles Unidos tengan que ver con situaciones personales que se remontan a la época del Cartel del Milenio. Pero, en mi opinión, esto es sobre todo de carácter estratégico y con ello lo que busca es consolidar el control, proteger los mercados, especialmente el de las drogas sintéticas (que es un mercado cada vez más importante) y degradar a los rivales.
IC: La fragmentación de las principales organizaciones criminales de México ha llevado a una nueva ola de grupos delictivos. ¿Estaría de acuerdo en que estos grupos más pequeños y localizados tienden a ser más violentos, aunque van tras una menor parte de las economías criminales? ¿De qué manera difieren sus tácticas (si es que lo hacen) de las de los grupos más grandes a los que antes pertenecían?
JPS: La fragmentación y las escisiones son generadores de innovación táctica, o bien se benefician de ella. El proceso de fragmentación es esencialmente una lucha por el poder. Estas competencias suelen ser violentas, y los grupos recurren a la violencia extrema para demostrar destreza y eliminar a los rivales. La expresión táctica de esa violencia suele ser brutal, gráfica y caracterizada como “barbarización”. Los nuevos grupos “disidentes” a menudo se llevan consigo las habilidades, las TTP y las preferencias tácticas aprendidas en su antigua organización. Esto conduce a la transmisión de TTP que han sido probadas en el tiempo, así como a la proliferación de habilidades de tráfico entre los grupos nuevos. Nuestro colega Nathan Jones se refiere a un modelo de “conjugación bacteriana” en el que las “tácticas, técnicas y procedimientos violentos, como el de disolver cuerpos en ácido, asfixiar a las víctimas y utilizar tácticas de infantería, pasan de unos traficantes a otros” y se transmiten y amplifican en los nuevos grupos, los cuales a veces son más poderosos. Ocasionalmente, estos nuevos grupos adoptan tácticas novedosas o no tradicionales con el fin de obtener una mayor parte de los mercados ilícitos. Otras veces buscan nuevas oportunidades, como el microtráfico en los mercados mexicanos locales, la adopción de nuevos productos como el fentanilo, o la adquisición de armas nuevas, como los drones equipados con armas.
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