Vicente Carrillo Fuentes, quien fuera el último gran líder del histórico Cártel de Juárez, ha sido condenado a 28 años de cárcel este martes, según un comunicado difundido por la Fiscalía General de la República (FGR).
La Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada, una unidad de la FGR, le ha encontrado culpable de delincuencia organizada con la finalidad de cometer delitos contra la salud, operaciones con recursos de procedencia ilícita y acopio de armas de fuego. Carrillo Fuentes, conocido popularmente como El Viceroy, fue arrestado en octubre de 2014, en compañía solo de un guardaespaldas, en Torreón, Coahuila, gracias a una operación conjunta del Ejército y la ya extinta Policía Federal. Actualmente se encuentra preso en un centro federal de Oaxaca, según Milenio.
Y SE LLENA LA BOCA DE HONESTIDA_:
El auto de prisión contra Carrillo Fuentes se dictó en junio de 2015, aunque en 2016, en un juicio de amparo, se le “concedió protección constitucional y se ordenó la reposición del procedimiento”, según el comunicado de la FGR. Finalmente, en abril de 2017 se volvió a dictar formal prisión. El narcotraficante tiene además cargos pendientes en Texas y Nueva York. En el momento de su arresto, la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) ofrecía una recompensa de más de dos millones de dólares por su captura. En la página web de la agencia todavía se puede ver su orden de búsqueda y una acusación de “conspiración para poseer cocaína con intención de distribuirla”.
LA REALIDAD SUPERA LA FICCION:
El Viceroy, nacido en 1962 de acuerdo con su ficha de la DEA, era hermano del también histórico narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, uno de los narcos mexicanos más famosos y representados en la cultura popular, que recibió el sobrenombre de Señor de los Cielos por poseer una flota de aviones que utilizaba para introducir droga en Estados Unidos.
Amado Carrillo Fuentes heredó el negocio tras la muerte de Rafael Aguilar Guajardo, que se movía en la órbita del Cártel de Guadalajara, dirigido por Miguel Ángel Félix Gallardo. Bajo su control, el Cártel de Juárez “creció exponencialmente”, según el centro de pensamiento e investigación InSight Crime. Durante la década de 1990 llegó a convertirse en uno de los más poderosos y sanguinarios del país. Su modus operandi consistía en importar estupefacientes desde Colombia, camuflados en el fuselaje de las aeronaves, para después introducir la mercancía por tierra en Estados Unidos. Para ello, ambos hermanos consolidaron el corredor entre Ciudad Juárez y El Paso (Texas) como el principal punto de entrada de droga —se estima que hasta un 70% del tráfico pasaba por aquí— al mayor consumidor de cocaína del mundo.
Amado Carrillo Fuentes falleció en extrañas circunstancias en 1997, mientras le realizaban una operación quirúrgica de cambio de rostro. “No fue un final con olor a pólvora, de esos que tanto gustan a los compositores de corridos”, escribió la periodista Maite Rico en la crónica de EL PAÍS de aquel 6 de julio de 1997. Su deceso fue confirmado por la DEA, no así por el Gobierno mexicano, que solo encontró “indicios” de que el cadáver pudiera ser de Carrillo Fuentes, lo que desde entonces ha alimentado rumores que defienden que el capo sigue vivo. Con la muerte de su hermano, Vicente Carrillo Fuentes se convirtió en el número uno del Cártel de Juárez junto con Juan José Esparragoza, alias El Azul, que años después pasaría a integrar las filas del Cártel de Sinaloa.
Durante su mandato, el cártel desarrolló una compleja estructura económica de lavado de dinero. Vicente Carrillo Fuentes fue responsable de introducir y distribuir cientos de toneladas de cocaína en los Estados Unidos entre enero de 1990 y octubre de 2014, según un informe de la DEA de 2019. “Para asegurar el éxito de su organización”, expone el comunicado, “empleó a individuos para obtener rutas de transporte y naves donde almacenar narcóticos, así como sicarios que efectuaran secuestros y asesinatos en México como represalias contra grupos rivales que amenazaran al cártel”.
En 2004, el Cártel de Juárez inició una guerra por el control de las rutas y el territorio con sus antiguos socios comerciales del Cártel de Sinaloa, controlado entonces por el también detenido —y extraditado a Estados Unidos, donde cumple cadena perpetua— Joaquín El Chapo Guzmán. A partir de 2007, a la disputa se unió también el Cártel del Golfo. La suma de estos conflictos —que hizo de Ciudad Juárez una de las ciudades más violentas del mundo y dejó tras de sí un saldo de por lo menos 8.000 muertos, de acuerdo con InSight Crime— fue poco a poco debilitando a la organización de Carrillo Fuentes, que cayó en un declive del que nunca ha vuelto a recuperarse, superada por otras organizaciones de narcotráfico más fuertes. En la actualidad, se ha reconvertido en el Nuevo Cártel de Juárez.
A pesar de hacer gala de un perfil más bajo que otros famosos narcos, alejado de la ostentación, Vicente Carrillo Fuentes está considerado como uno de los elementos más violentos de la familia criminal a la que pertenecía. La historia de ambos hermanos la sintetiza un famoso narcocorrido de Gerardo Ortiz: “Y entre cuentos falsos siguen las historias y no quedo en el olvido / arrancaron fuerte mis operaciones y del rancho nos salimos / el dinero siempre atrae a los problemas y violentos nos hicimos / porque así son los Carrillo”. Su detención en 2014, y ahora su sentencia, sirven para sellar la caída del último gran heredero del sanguinario, pero ahora en decadencia, Cartel de Juárez.
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