Con la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, la Marina
vivió una reedición de aquel inusitado operativo de octubre de 2012 en
Coahuila, en donde un pelotón de marinos se topó por casualidad con el otrora
líder de los Zetas, Heriberto Lazcano, el Z-40, y sus escoltas; trataron de
revisar su camioneta, se enfrentaron a tiros y terminaron matándolo cuando huía
por la terracería.
Eran
penas las dos de la tarde. Lazcano venía de ver un partido de béisbol en el
estadio municipal cuando su camioneta fue detenida para una revisión. En las
siguientes cinco o seis horas, la policía estatal y los agentes del ministerio
público brillaron por su ausencia mientras del cadáver del líder zeta se
descomponía bajo el rayo del sol sin que los marinos tuvieran la menor idea de
quién era el muerto.
En
sus comunicados 196 y 197 de octubre de ese año, la Marina señaló –como ocurrió
en el boletín de la recaptura de Guzmán Loera– que la presencia de sus
elementos obedeció al seguimiento de denuncias ciudadanas alertaban acerca de
hombres armados en la zona.
Algo
muy parecido sucedió el 8 de enero con el manejo de la recaptura del Chapo
Guzmán en Los Mochis, Sinaloa, en lo que oficialmente fue la culminación de la
exitosa Operación Cisne Negro ejecutada por fuerzas especiales de la Marina.
La
versión inicial de la Armada de México en el comunicado 005/16 hablaba también
de una denuncia anónima sobre la presencia de hombres armados en una casa de
esa ciudad. El comunicado no señala a qué hora se produjo dicha denuncia.
La
versión oficial indica que los marinos fueron recibidos a tiros cuando llegaron
al sitio señalado. El operativo, según la Marina y la PGR, inició poco después
de las cuatro de la madrugada. Otro dato revelado por la prensa norteamericana
indica que la confirmación final de que en esa casa estaba Guzmán Loera y sus
escoltas, surgió cuando los agentes que llevaban la operación Cisne Negro
descubrieron que un pedido de tacos había sido ordenado en horas de la
madrugada y era para la gente que ocupaba el sitio.
La
procuradora Arely Gómez leyó un comunicado en el que ponderó la labor de
inteligencia desarrollada por agencia del gobierno mexicano para dar con la
ubicación de Guzmán Loera.
Dijo
que la operación para detenerlo –a la que no se refirió como Cisne Negro–
inició al momento de su fuga, duró seis meses y en ella se tomaron 303
declaraciones, se cumplieron 142 requerimientos, se investigaron 192 indicios,
se efectuaron 111 inspecciones, se llevaron a cabo 32 cateos, hubo 25
aseguramientos, se detuvo a 2 pilotos aéreos al servicio de Guzmán Loera, se
detuvo y consignó al dueño del predio en el que se construyó la salida del
túnel para su fuga, se detuvo también a uno de los abogados del Chapo que lo
visitaba y con quien acordó los detalles de la fuga, y fue detenido también uno
de los cuñados del narcotraficante, acusado de coordinar la huida una vez fuera
del penal de alta seguridad.
Es
decir, en unos minutos la procuradora echó por tierra la versión naval que en
principio aseguró que la movilización hacia la casa del Chapo en Los Mochis se
debió a una llamada anónima denunciando hombres armados (como ocurrió con el
Lazca).
En
su narrativa, la funcionaria insistió en la historia de la llegada silenciosa
de decenas de marinos que se fueron apostando en los alrededores de la casa
sospechosa y aguardaron pacientemente a que sus objetivos cometieran algún
error clave.
La
Marina filtró aquí y allá datos, fotos, videos y versiones pero se sostuvo en
su historia inicial de que la movilización comenzó por una denuncia ciudadana.
Más tarde recompuso el camino para tratar de hacerlo coincidir con lo dicho por
la PGR y le dio un giro inusitado que fue filtrado a dos o tres medios al
precisar que lo de la llamada anónima había sido un engaño para hacerle creer a
la gente de Guzmán Loera que el operativo había concluido solo con el
enfrentamiento, la muerte de cinco civiles y la captura de otros seis.
Sin
embargo, la versión se dio cuando el Chapo ya estaba detenido, había sido
trasladado a la Ciudad de México y su identidad ya estaba confirmada. Además,
la Marina señalaba en su comunicado 005/16 (https://www.gob.mx/semar/prensa/la-armada-de-mexico-informa-sobre-agresion-a-elementos-de-infanteria-de-marina-en-los-mochis-sinaloa)
que a quien buscaban en realidad era a Orso Iván Gastelum Cruz, a quien
ubicaban como jefe de una organización delictiva de la zona (sic).
En
una fase confusa, la Marina agregaba en su comunicado que Orso Iván Gastelum
había logrado escapar del operativo, cuando en realidad estaba entre los
detenidos en la madrugada del 8 de enero, pero en otro punto de la ciudad,
porque ni el Chapo ni Gastelum se encontraban ya en la casa al momento de la
incursión naval.
Aún
así, Marina los incluyó en su comunicado, asegurando que el lugarteniente de
Guzmán había escapado.
Mientras
la secretaria sostenía esta versión, agentes de la Policía Federal difundían en
redes sociales y en diversas redacciones, dos fotos de Joaquín Guzmán Loera y
de Orso Iván Gastelum detenidos, sin esposas y en la parte trasera de una
camioneta.
Otra
imagen mostraba al Chapo llevando una camiseta sucia, sentado a la orilla de
una cama en una habitación del hotel Doux. La Marina respondió con un video que
mostraba el traslado del capo quien bajaba de una pick up naval con la cabeza
baja y cubierto con una toalla, conducido por dos de los agentes de la Policía
Federal que lo habían detenido horas antes.
Un
marino se acerca a la puerta del Learjet en el que el Chapo y Gastelum van a
ser trasladados. Intenta grabar o tomar fotos pero el policía federal le dice
que ya no, que ya es suficiente.
En
el duelo informativo, los navales iban respondiendo al fuego amigo con fragmentos
de un video que al final, completo, dura unos 15 minutos y en el que se ve el
inicio de la incursión armada a la casa del fraccionamiento Scally, en Los
Mochis, poco después de las cuatro de la madrugada.
El
video que le es permitido conocer a la opinión pública, muestra a varios
marinos que entran a la casa disparando, se van apostando en los pasillos,
siguen disparando, lanzan granadas, se ocultan tras los muros, abren puertas y
acribillan sombras; gritan, reciben órdenes de “Roble”,
quien dirige las acciones como en una sesión de adiestramiento antiterrorista.
El
jefe de uno de los tres comandos que actuaron ese día arenga primero a los
infantes de Marina, pero la operación se va estancando y el mando termina por
gritarles y empujar por la espalda a los elementos, porque se detienen, no se
mueven ni ingresan a las habitaciones de los pisos superiores.
Hey,
ya no tiren, ya no tiren, les dice. Es evidente que desde hace rato nadie les
dispara, que el tiroteo es en realidad una lluvia de balas disparadas solamente
por los integrantes de las fuerzas especiales (FES) de la Marina.
“Roble” se
comunica con “Puma”, que desde afuera apoya la operación junto
con “Viper”,
líder del tercer grupo de marinos que toma por asalto la casa de Los Mochis.
“Roble” le dice “Puma” que ya pueden entrar, que hay un varón fallecido, dos
mujeres y dos varones vivos detenidos. En la casa había otros tres hombres,
faltan otros tres, dice.
Son
los minutos, las horas de la huida de Gastelum y el Chapo por las coladeras de
Los Mochis, porque, en los hechos, Joaquín Guzmán se le escapó a la Marina
aquella madrugada de enero y fue la suerte, disfrazada de coordinación y
convertida luego en recelo, lo que hizo de la huida del Chapo una escena de
película.
La
historia de la recaptura por parte de policías federales en un tramo de la
carretera Los Mochis-Guasave, es menos confusa aunque está enmarcada por la
disputa de estos y marinos para ver quien se llevaba todo el crédito de la
recaptura.
La
PF fue la ganadora, aunque el gobierno federal trató de atemperar los ánimos
distribuyendo el peso de la operación como un éxito colectivo, construido
pacientemente durante medio año por la comunidad de inteligencia civil y
militar mexicana.
Al
final, las fanfarrias que el almirante Marco Antonio Ortega Siu -primer
comandante de las Fuerzas Especiales de la Marina- había fabricado durante
medio año, se diluyeron, paradójicamente, a medida que el operativo Cisne Negro
avanzaba y el jefe del cartel de Sinaloa y su hombre de confianza escapaban.
Ortega
Siu es el actual Coordinador de Infantería de Marina, cargo al que llegó para
suceder al almirante Pedro García Valero, quien fue enviado a combatir a los
Zetas y al Cartel del Golfo en el noreste del país en 2014.
El
almirante Ortega comanda directamente al 29 Batallón de Infantería de Marina
que tiene base en la capital del país y que es desplazado continuamente a
realizar operaciones en el Estado de México y a dar apoyo en Michoacán.
El
almirante secretario es quien controla a la fuerza de elite concentrada en la
Unidad de Operaciones Especiales (UNOPES), que opera exclusivamente bajo sus
órdenes.
En
el video que muestra la incursión de los marinos a la casa Guzmán Loera se
puede ver en una de las tomas de las cámaras de combate, a un civil de camisa
azul, desarmado, asomarse en cada una de las habitaciones a las que van
ingresando.
Se
trata del segundo comandante de las Fuerzas Especiales de la Marina y no de
supuesto agente norteamericano supervisando la operación.
El
colofón de la persecución, enfrentamiento, fuga, huida por alcantarillas y
recaptura sobre una carretera federal ocurrió el 15 de enero, cuando el
comisionado nacional de seguridad, Renato Sales Heredia, reveló que los
policías que detuvieron al Chapo Guzmán recibirán condecoraciones por el valor
y la determinación durante la aprehensión, ya que no solo tuvieron los arrestos
para aguardar la llegada de apoyo sino que además rechazaron los ofrecimientos
del capo para que lo dejaran escapar.
Renato
Sales no esperó la autorización presidencial para dar a conocer la noticia. Tan
pronto como determinó premiar a los oficiales lo adelantó en forma exclusiva.
La
jugada tomó por sorpresa a la Marina. En anteriores operativos de captura de
capos, el Ejército y la Armada dan a conocer posteriores condecoraciones,
entrega de medallas al mérito en la lucha contra el narcotráfico por acciones
destacadas.
Esta
vez, para los navales, no hubo suerte .
fuente.-
Jorge Medellín
@JorgeMedellin95
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