“Desde su multimillonaria soledad, envidia la felicidad ajena”. Esta es la frase más célebre del famoso Florestán
¿Quién es Florestán? Ni más ni menos que el mismísimo Joaquín López-Dóriga.
Muchas veces las columnas de López-Dóriga en Milenio empiezan con frases de Florestán.
“Desde su multimillonaria soledad, envidia la felicidad ajena”.
¿A qué se refieren Florestán y López-Dóriga con eso? Obviamente al conflicto entre el periodista estelar de Televisa y la mujer más rica de México, María Asunción Aramburuzabala.
La señora, inversionista muy importante en el negocio inmobiliario en el Distrito Federal, ha acusado a la esposa de Joaquín de haberla extorsionado.
Entre otras pruebas, los representantes de Aramburuzabala exhibieron un video en el que el abogado de la esposa de López-Dóriga exige 5 millones de dólares para permitirle la construcción de un edificio de apartamentos en la calle Rubén Darío de la colonia Polanco en la capital mexicana.
El abogado de la mujer de López-Dóriga dijo que no era una extorsión, sino una negociación. Cínico tinterillo.
La primer defensa que intentó López-Dóriga, fallida en mi opinión, fue decir que Aramburuzabala litiga en el diario Reforma.
Ahora, en Milenio, López-Dóriga pasa a la ofensiva con eso de que la empresaria “desde su multimillonaria soledad, envidia la felicidad ajena”.
O sea, Joaquín está usando argumentos propios de la peor Televisa, los del melodrama.
Acusa a María Asunción Aramburuzabala de ser una “pobre niña rica” a la que nadie quiere. Por favor.
En la política y el periodismo, cito a Andrés Manuel López Obrador, todo se vale, menos hacer el ridículo.
López-Dóriga lo está haciendo de distintas maneras:
1.- Se le nota lo acomplejado. Es un hombre rico que ha sido fotografiado en su propio yate y que vive en un apartamento de millones de dólares, pero se siente “pobre” frente a la mujer con más patrimonio que hay en México.
2.- Atacar a alguien diciéndole “serás rica pero estás sola, en cambio yo soy feliz” ya ni los niños y las niñas de primaria lo hacen en el colegio.
3.- Hace 40 años ese habría sido un buen argumento para las telenovelas de Televisa. Pero ya ni a Emilio Azcárraga entretienen semejantes bobadas.
Ahora bien, lo peor no es el ridículo, sino que un hombre con poder y dinero como López-Dóriga siembre resentimientos sociales hacia las personas que han acumulado grandes fortunas de un modo honesto.
“Eres rica pero estás sola y envidias la felicidad que hay en mi matrimonio”. Qué ridiculez. Y qué peligroso salir con versiones cursis de la lucha de clases.
fuente.-
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