- De febrero de este año al 14 de mayo pasado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) registró en el estado de Michoacán un total de 9 mil 533 armas, de las cuales 6 mil 851 eran de uso exclusivo de las fuerzas armadas.
- Sin el menor pudor ,sin el mas mínimo recato y pasando por encima de la legislación en la materia, la Defensa Nacional legalizó lo ilegal, y con ello, abrió la puerta a la aplicación selectiva de la ley.
MICHOACAN 19/Sep/2014 (Jornada) De acuerdo con información oficial, este arsenal fue registrado a nombre de particulares, miembros de grupos comunitarios y autodefensas. Y resulta que, de los casi 10 mil michoacanos que recibieron el permiso para portar armas de alto calibre, el único que no cumplió con esa formalidad y que por ello fue consignado penalmente por violar la Ley Federal de Armas de Fuego fue el doctor José Manuel Mireles Valverde, fundador de las autodefensas de Tepalcatepec, quien fue detenido en junio pasado, junto con sus tres escoltas cuando salía de un restaurant en el poblado de Acalpican, municipio de Lázaro Cárdenas.
Hay quienes consideran que Mireles es un preso político, que fue detenido porque dejó de servirle al gobierno federal en su estrategia (fallida) para pacificar Michoacán y que los delitos (portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército y contra la salud) que le imputaron son un mero pretexto para hacer a un lado a uno de los pocos líderes de las autodefensas que no aceptó, sumisamente, incorporarse a la Fuerza Rural en mayo pasado.
El acto ilegal de registrar armas prohibidas por la ley merece una explicación, como muchas otras decisiones (como las detenciones de otros líderes de las autodefensas) que están lejos de ser actos de un Estado de derecho.
Llama la atención que en Tepalcatepec, el Ejército sólo registró nueve armas en el período mencionado, cifra que contrasta con otras comunidades como Apatzingán (mil 173), Tancítaro (mil 264), Águila (484), Buenavista (522), Aguililla (406), Gabriel Zamora (406) y Los Reyes (561), por mencionar algunas.
No suena lógico que, independientemente de la legalidad del registro de armas prohibidas, Mireles, quien fuera uno de los líderes de autodefensa más conocidos, no le dijera a sus escoltas que registraran sus armas en tiempo y forma.
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