- En el México democrático y plural; de alternancia en el poder y de elecciones confiables, también hay lugar para que tanto militares, como policías de los tres órdenes de gobierno y/o profesionales del crimen cuenten con su respectiva licencia para matar.
Mexico D.F 29/Sep/2014 Y es que en ese México de la transparencia y de las reformas estructurales, también hay lugar para que una acción militar desplegada contra una banda criminal —en Tlatlaya, en donde perdieron la vida 22 supuestos narcotraficantes— termine en una ejecución extrajudicial.
En el México democrático también hay lugar para que apenas el pasado domingo, el dirigente estatal del PAN en Guerrero, Braulio Zaragoza Maganda, resulte baleado y asesinado —en el restaurante del más prestigiado hotel de La Quebrada, en Acapulco—, justo a la hora en que los turistas desayunan en un domingo soleado.
En ese México de la pluralidad también hay lugar para que una banda criminal secuestre, a plena luz del día y a la vista de las cámaras de vigilancia de la zona metropolitana de Guadalajara, al diputado federal Gabriel Gómez, a quien pasearon por más de 150 kilómetros de carreteras federales —hasta Zacatecas—, sin que policías, militares o marinos pudieran detectar a los criminales.
En el México de las reformas también hay lugar para que en Iguala, Guerrero, el pasado fin de semana se haya vivido un infierno, cuando policías disparan contra normalistas que robaron autobuses y una de esas balas mata a un joven; cuando matarifes encapuchados atentaron contra otro grupo de jóvenes estudiantes y, al final, se reportan entre seis y siete muertos. Entre los fallecidos aparece una mujer que viajaba en un taxi, un joven futbolista, además de que un estudiante habría sido desollado y le arrancaron los ojos.
Y en el México de la Gendarmería y de las estrategias para el combate al crimen, la noche del viernes y la mañana del sábado pasados bandas criminales se enfrentan en el municipio de Guachochi, Chihuahua, con un saldo de 11 muertos. Todo ello mientras, en Veracruz, el fin de semana reportó cinco muertos presuntamente vinculados con el crimen organizado. Y el sábado, en el Centro Histórico del DF, una balacera con cuatro lesionados hizo correr a la multitud.
Y mientras todo eso ocurre en el México moderno, también se muere la institución emblema de los derechos humanos: la CNDH, hoy convertida en “Comisión Administradora de Recomendaciones Arbitrarias” (CARA).
Y es que a fin de garantizar el voto de la fracción del PRI, la CNDH paró por completo las recomendaciones a la Sedena, a efecto de que las fuerzas armadas avalen su reelección en noviembre. ¿Tienen dudas?
De acuerdo a las cifras oficiales —correspondientes al periodo 2009-2013—, se reporta que en 2009 la CNDH emitió 78 recomendaciones de las cuales 30 fueron dirigidas a la Sedena. En 2010, emitió un total de 86 y 22 a la Sedena. En 2011, 95 recomendaciones de las cuales 26 se dirigieron a la Sedena; 2012, 93 recomendaciones con 15 a la Defensa Nacional; 2013, un total de 86 recomendaciones y sólo tres a la Sedena: Hasta el 21 de septiembre de 2014, la CNDH habría emitido 42 recomendaciones de las cuales ninguna se dirigió a dicha secretaría.
En pocas palabras, queda claro que en 2009 la Sedena pasó de ser la autoridad federal acreedora de casi 40% del total de las recomendaciones de la CNDH —por distintas violaciones a los derechos humanos—, a 3.5% del total en 2013 —casi un milagro—, para alcanzar la perfección en lo que va de 2014. ¿Por qué? Porque la Sedena no ha recibido una sola recomendación en todo 2014. ¿Casualidad? ¿Capricho? ¿Realidad? ¿O será que el ómbudsman, Raúl Plascencia, destruye a la CNDH, para mantenerse en el cargo por seis años más?
Y es que en el México del nuevo PRI, militares y policías pueden cometer toda clase de excesos, que la CNDH no dirá nada; está muerta.
¿Más evidencias? El segundo visitador de la CNDH declaró a El País que en el caso Tlatlaya no se había recibido queja de los hechos y, por tanto, no se abrió ninguna investigación. Al día siguiente apareció publicado un despacho de la agencia AP que citaba al presidente de la CNDH, Raúl Plascencia, quien señaló: “Abrimos una investigación y estamos analizando el caso para determinar qué sucedió realmente”. No obstante, el 21 de septiembre, la CNDH aclaró que la agencia de noticias AP hizo una mala interpretación de lo dicho por la CNDH. ¿Así o más claro?
Nada justifica la impunidad de policías y militares. Pero nadie tiene derecho a destruir a la CNDH. Al tiempo.
fuente.-Ricardo Aleman
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