La Presidenta Claudia Sheinbaum llegó a Palacio Nacional con una frase que repite como mantra: “Hemos reducido los homicidios dolosos en 25%”. Lo dice en cada foro, en cada mañanera donde aparece como heredera del relato lopezobradorista. Pero, como suelen hacer los políticos dolosamente cómodos, se agarra del promedio nacional para ocultar la podredumbre puntual.
Porque en los números concretos —los que afectan a familias enteras que entierran a sus muertos a diario— ese 25% se volatiliza como humo. Veamos el caso de Sinaloa: un aumento del 251.4% en homicidios en solo ocho meses. Sí, leyó bien: más de dos veces y medio respecto al mismo periodo del año pasado. Pero, claro, Sheinbaum prefiere hablar de “la tendencia nacional a la baja que también es cuestiónable,mientras nadie habla de la impunidad total”.
La carnicería de Sinaloa (y la fractura del narco)
El incremento no es producto de la casualidad. En julio de 2024 fue capturado Ismael “El Mayo” Zambada junto a uno de los hijos de El Chapo, en territorio estadounidense. Esa detención fracturó al Cártel de Sinaloa y desató una guerra intestina entre “Los Mayos”y “Los Chapitos”. Resultado: un baño de sangre que multiplica asesinatos, secuestros y ejecuciones.
Mientras tanto, el gobierno mexicano aplaude desde el palco: “es que vamos bien, ya logramos la pacificación”. ¿En serio? Dígaselo a las familias sinaloenses que viven en medio de esta guerra abierta.
El dato incómodo que el discurso oficial maquilla
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública no miente: la tasa de homicidios diarios en Sinaloa pasó de 1.4 a 4.9. Casi quintuplicada. A eso súmenle un aumento del 155% en robo de vehículos y otro 357% en robos violentos de autos. Un infierno en movimiento.
Pero la presidenta sacará su carta favorita: “Sí, en algunas entidades sube, pero en la mayoría del país baja”. Como si la vida de un sinaloense valiera menos para el promedio propagandístico. La muerte en las orillas puede camuflarse con el cálculo nacional, pero no desaparece.
El truco del “promedio feliz”
El gobierno federal juega al truco matemático de la estadística complaciente:
- Si en 26 estados hay ligeras bajas pero en 3 hay masacres, el promedio sigue siendo “positivo”.
- Pero ese promedio es como cantarle al paciente que “no está tan grave” mientras sangra a chorros por una arteria cortada.
En este caso, esa arteria cortada tiene nombre: Sinaloa, Baja California Sur ,Nayarit,Guanjuato o Tamaulipas y parele de contar.
La narrativa oficial vs la realidad de las calles
En la narrativa oficial de Sheinbaum, todo es control, estrategia y “continuidad de la transformación”. En la realidad, los narcos se ajustan cuentas como si no existiera autoridad. La captura en Estados Unidos de peces gordos como El Mayo no fue planeada por México, pero los muertos que provoca su caída fueron resultado de una traicion anterior que involucra al gobernador Ruben Rocha Moya,este es el detonante de violencia, una cosa llevó a la otra.
Lo que demuestra que el discurso presidencial es eso: discurso. Palabras barnizadas de estadística para encubrir la debacle de un Estado incapaz de garantizar la mínima paz.
La conclusión incómoda
Si el país fuera un paciente, Claudia Sheinbaum presume que la fiebre bajó “en promedio” un par de grados. Pero en Sinaloa el enfermo está en terapia intensiva con 40 de temperatura, convulsionando, y la presidenta sigue sonriendo para la foto.
El por que del titulo:
Nuestro encabezado tiene argumentos, tanto desde lo periodístico como desde lo político y narrativo—:
1. “El espejismo del 25%”
Aquí está la tesis central: acusamos a Sheinbaum de venderle al país un dato maquillado. La palabra espejismo coloca su discurso en el terreno de lo ilusorio, algo que se ve desde lejos pero se desvanece al acercarse. Golpea directo a la credibilidad del “logro” presidencial.
2. “Crece 251% la muerte en las orillas”
Apuntamos al contraste brutal con la cifra triunfalista. El 251% abre titulares por sí solo: es un exceso absolutamente irritante frente al 25% que presume el gobierno.
Además, al usar “las orillas” buscamos demerita el lenguaje poco presidencial poco empatico y funciona en dos sentidos:
- Las orillas geográficas (el noroeste, Sinaloa, Baja California Sur, Nayarit) que no son el centro político desde el que Sheinbaum habla.
- Las orillas sociales, donde se mata, se roba y la estadística oficial no alcanza para borrar la sangre.
3. “que Sheinbaum camufla con cálculo nacional”
Aquí la idea es desarmar el truco matemático del promedio complaciente: el gobierno junta todo en una licuadora de cifras para decir “bajó la violencia”, aunque en estados como Sinaloa y muchos mas del pais, se disparó la barbarie que ya estaba disparada. Apelamos al camuflaje, es decir, al maquillaje político que busca invisibilizar lo que incomoda.
4. “pero no desaparece en Sinaloa”
Señalamos lo innegable: los muertos están ahí, aunque el discurso intente borrarlos. Esto refuerza la idea de que la estadística no salva a nadie, que la narrativa oficial no resucita víctimas.
5. “juegan al truco matemático de la estadística complaciente”
Nuestro remate subraya el planteamiento crítico: el gobierno manipula el relato a través de los promedios nacionales,lo que exhibe un acto de contabilidad cínica, no de política pública eficaz.
✅ En resumen del titulo:
- Se opone con brutalidad el “25% de reducción” oficial al 251% de aumento real.
- Desnudamos la trampa de medir en promedio lo que, en territorios concretos, empeora.
- Empleamos la imagen literaria (“espejismo”, “camufla”, “orillas”) para dotar de fuerza narrativa un hecho estadístico frío.
- Rebela el discurso: no es información neutral, es contrapunto al boletín de gobierno.
El 25% de reducción, en realidad, es una cortina de humo.
Un promedio que oculta las guerras locales, la penetración del narco y la incapacidad del gobierno mexicano para disputarle el control territorial al crimen organizado.
Con informacion: ELNORTE/
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