Con el cierre de más de 350 negocios de índole gastronómica en Culiacán, el sector restaurantero ha perdido la confianza en las autoridades para resolver la crisis de violencia e inseguridad que se vive actualmente en Sinaloa.
Un largo camino es el que tiene por delante el sector restaurantero en Culiacán para poder volver a tener una normalidad real, señaló el chef Miguel Taniyama Ceballos, quien considera que mientras el problema de inseguridad no se resuelva, los cierres podrían seguir presentándose.
“Cada gremio tiene estadísticas, nosotros allá (Culiacán) tenemos alrededor de más de 350 negocios gastronómicos cerrados y una pérdida de empleo y migración bastante numerosa de personal”.
“No se siente tanto porque muchas personas han emigrado a puntos como Guadalajara, Tijuana, Baja California, a otros puntos de la ciudad a laborar”, añadió.
“Estamos hablando de que tenemos más o menos 930 millones de pesos para seguridad al año en Sinaloa, cuando en Estados como Chihuahua o Yucatán, están en 3 mil 500 millones. De ese tamaño es el déficit”.
La receta fallida
La lucha contra el narcotráfico en Sinaloa puede compararse con un banquete mal ejecutado, donde los comensales (la ciudadanía) pagan el precio de una receta fallida repetida durante décadas.
El menú desarticulado: ingredientes vencidos y técnicas obsoletas
- Receta transexenal sin innovación: La estrategia de “capturar cabecillas” ha sido como reutilizar un caldo quemado una y otra vez. Cada administración insiste en el mismo método, ignorando que fragmentar cárteles solo multiplica los grupos criminales (como pasar de un plato principal a 200 guisos en ebullición violenta).
- Ingredientes descompuestos: La corrupción y la colusión estatal actúan como levadura maldita, inflando el poder de grupos criminales. Históricamente, las autoridades han sido sous chefsque protegen a algunos carteles mientras persiguen a otros, creando un equilibrio tóxico.
- Fuego descontrolado: La militarización del conflicto equivale a incendiar la cocina para freír un huevo. Los operativos armados han desplazado a civiles y secuestrado la economía local, dejando un saldo de 350 restaurantes cerrados y pérdidas de $400-500 millones diarios en Culiacán.
Paladares desencantados: la confianza se esfuma
El chef de seguridad (gobierno) ha perdido credibilidad al subestimar el presupuesto necesario: Sinaloa destina $930 millones anuales a seguridad frente a los $3,500 millones de estados como Chihuahua. Esto equivale a querer alimentar a un ejército con raciones de tapas.
La ciudadanía, como comensales engañados, ya no cree en los especiales de la casa (operativos relámpago) y exige un menú completo con ingredientes frescos:
- Inversión real en seguridad comunitaria
- Lucha sistémica contra corrupción (no solo arrestos mediáticos)
- Oportunidades económicas como antídoto al reclutamiento criminal
Postre agridulce: la resistencia de los fogones
Aunque iniciativas como las tardeadas fracasaron por el miedo, chefs como Miguel Taniyama insisten en que la gastronomía puede ser levadura social. La metáfora es clara: así como un buen restaurante requiere planeación, fondos y equipo cohesionado, la paz en Sinaloa necesita una receta distinta a la vieja guerra caliente.
Hoy el menú sigue sirviendo violencia, pero los comensales ya no tragan discursos: exigen un cambio de carta completa.
Con informacion: NORESTE/
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