La recomendación de que las personas vacunadas en algunas partes de Estados Unidos desempolven sus cubrebocas se basó en gran medida en un hallazgo inquietante, según Rochelle Walensky, médica y directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés).
Nuevas investigaciones mostraron que las personas vacunadas infectadas con la variante delta albergan enormes cantidades del virus en la nariz y la garganta, dijo en respuesta a un correo electrónico con preguntas de The New York Times.
El hallazgo contradice lo que los científicos habían observado en personas vacunadas infectadas con versiones anteriores del virus, que en gran parte parecían ser incapaces de contagiar a otros.
Esta conclusión ha sido un golpe duro para los estadounidenses: las personas con las llamadas infecciones en vacunados —casos que ocurren a pesar de contar con el esquema completo de vacunación— pueden ser tan contagiosas con la variante delta como los no vacunados, incluso si son asintomáticas.
Eso significa que las personas completamente inmunizadas y que están en contacto con niños pequeños, padres ancianos o amigos y familiares con sistemas inmunológicos débiles deberán renovar la vigilancia, particularmente en las comunidades de alta transmisión. Es posible que los estadounidenses vacunados deban usar cubrebocas no solo para protegerse a sí mismos, sino también a todos en su círculo.
Hasta el jueves se registran en promedio 67.000 casos nuevos diarios en Estados Unidos. Si las personas vacunadas transmiten la variante delta, pueden estar contribuyendo al aumento de casos, aunque probablemente en un grado mucho menor que las no vacunadas.
Los CDC aún no ha publicado sus datos, lo que frustra a los expertos que intentan comprender la razón que llevó al cambio de opinión respecto al uso de cubrebocas. Pero cuatro científicos familiarizados con la investigación dijeron que la evidencia era convincente y justificaba el consejo de que los vacunados vuelvan a usar mascarillas otra vez en espacios públicos interiores.
El estudio fue realizado por un grupo ajeno los CDC, dijeron los científicos, y la agencia está trabajando con velocidad para analizar y publicar los resultados. La agencia espera publicar la investigación el viernes, dijo un funcionario.
En parte, algunas de las investigaciones pueden estar relacionadas con un brote en Provincetown, Massachusetts, en donde los festejos del 4 de julio tuvieron un saldo de 882 casos hasta el jueves. Casi tres cuartas partes de estas personas estaban completamente vacunadas.
La agencia también ha rastreado datos de la COVID-19 Sports and Society Workgroup, una coalición de ligas deportivas profesionales que realiza pruebas diarias a más de 10.000 personas y secuencia todas las infecciones.
Aún no está claro qué tan comunes son las infecciones en personas vacunadas —conocidas en inglés como infecciones breakthrough— y cuánto tiempo permanece el virus en el cuerpo en esos casos, dijo Walensky. Este tipo de infecciones son raras y las personas no vacunadas representan la mayor parte de la transmisión del virus, dijo.
TODO TIENE EXPLICACION:
No obstante, los datos que los CDC están revisando sugieren que incluso las personas completamente inmunizadas pueden ser vectores inadvertidos del virus. “Creemos que podrían hacerlo a nivel individual, por lo que actualizamos nuestra recomendación”, dijo Walensky en su correo electrónico al Times.
La conclusión también sugiere que las personas vacunadas que están expuestas al virus deben hacerse la prueba, incluso si se sienten bien. (En el Reino Unido, las personas vacunadas que son contactos de un caso conocido deben hacer cuarentena durante 10 días).
Los nuevos datos no significan que las vacunas sean ineficaces. Las vacunas aún son protecciones sólidas para prevenir enfermar de gravedad y morir (el objetivo original de las vacunas) y las personas completamente vacunadas que se contagian muy rara vez terminan en el hospital.
Alrededor del 97 por ciento de las personas hospitalizadas por COVID-19 en Estados Unidos no están vacunadas, según los datos de los CDC. Pero ya el año pasado los científicos advirtieron que las vacunas podrían no evitar por completo el contagio o la transmisión. (La inmunidad adquirida por la infección natural podría proporcionar incluso menor protección).
Con muy poca frecuencia, las versiones anteriores del virus traspasaban la barrera de inmunización, lo que llevó a los CDC a recomendar en mayo que las personas vacunadas podían estar sin cubrebocas en interiores. Pero las reglas habituales no parecen ser aplicables a la variante delta.
La variante es dos veces más contagiosa que el virus original, y un estudio sugirió que la cantidad de virus en personas no vacunadas infectadas con la variante delta podría ser mil veces mayor que la observada en personas infectadas con la versión original del virus. Los datos de los CDC respaldan ese hallazgo, dijo un experto familiarizado con los resultados.
Las anécdotas de grupos de infecciones en vacunados se han vuelto cada vez más frecuentes. Hay grupos de personas vacunadas que reportan flujo nasal, jaqueca, dolor de garganta o pérdida del gusto o el olfato: síntomas de una infección del tracto respiratorio superior.
Pero la inmensa mayoría de ellas no requiere al final cuidados médicos intensivos, pues las defensas inmunitarias producidas por la vacuna destruyen el virus antes de que llegue a los pulmones.
“Vamos a seguir viendo un gran gran gran impacto en la severidad de la enfermedad y la hospitalización”, dijo Michal Tal, inmunólogo en la Universidad de Stanford. “Es realmente para lo que fue hecha la vacuna”.
La variante delta parece albergarse en la nariz, y su abundancia puede explicar por qué más personas vacunadas e infectadas del virus experimentan síntomas similares a los del resfriado.
Las vacunas contra el coronavirus se inyectan en el músculo y la mayoría de los anticuerpos que se producen en consecuencia se quedan en la sangre. Puede que algunos anticuerpos lleguen la nariz, el principal puerto de entrada del virus, pero no tantos como para bloquearlo.
“Las vacunas son hermosas, funcionan, son increíbles”, dijo Frances Lund, inmunóloga viral de la Universidad de Alabama en Birmingham. “Pero no te van a brindar esa inmunidad local”.
Cuando las personas están expuestas a cualquier patógeno respiratorio, este puede encontrar asidero en el revestimiento de la mucosa de la nariz, sin causar daño que se extienda más allá de esa zona. “Si anduvieras por la calle haciéndole pruebas a la gente encontrarías personas con virus en las mucosas que estaban asintomáticas”, dijo Michael Marks, epidemiólogo en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. “Nuestro sistema inmunitario está en gran parte luchando contra estas cosas la mayor parte del tiempo”.
Pero la variante delta parece prosperar en la nariz, y su abundancia puede explicar por qué más personas vacunadas de las que anticipaban los científicos están experimentando infecciones y síntomas parecidos al resfriado.
Aún así, cuando el virus intenta penetrar en los pulmones, las células inmunitarias de las personas vacunadas se incrementan y eliminan rápidamente la infección antes de que cause muchos estragos. Eso significa que las personas vacunadas estarían infectadas y serían contagiosas durante un periodo de tiempo mucho más corto que las personas no vacunadas, dijo Lund.
“Pero eso no significa que en esos primeros días, cuando se contagian, no puedan transmitirlo a alguien más”, añadió.
Para detener el virus justo donde ingresa, algunos expertos han propuesto usar vacunas de aerosol nasal que impedirían que el invasor tome el tracto respiratorio superior. “La vacuna 1.0 debería evitar la muerte y la hospitalización. La vacuna 2.0 debería evitar la transmisión”, dijo Tal. “Solo necesitamos otra mejora”.
***Apoorva Mandavilli es una reportera enfocada en ciencia y salud global. Es la ganadora en 2019 del Premio Victor Cohn a la excelencia en la creación de reportes sobre ciencias médicas. @apoorva_nyc/
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