El Ejército mexicano ha sido un orgullo nacional porque, a diferencia de muchos ejércitos latinoamericanos, se había mantenido alejado de la política desde la conclusión de la Revolución Mexicana. Gracias a su institucionalidad, aquí no ha habido golpes de Estado en casi 100 años.
ASI SE DESTRUYE LA CONFIANZA:
Por eso es tan preocupante que el jueves pasado, la Secretaría de la Defensa Nacional diera indicios de preferencia partidista a la hora de remover un logo de Morena de una fotografía que subió a sus redes sociales en la que se mostraba el decomiso de un camión cargado de droga.
La institución, se supone, es apartidista y no basa sus acciones en la preocupación de afectar o no la imagen de un partido político.
Hace un mes, el almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, dijo: “Parece ser que el enemigo lo tenemos en el Poder Judicial”, secundando las críticas de Andrés Manuel López Obrador hacia los fallos de jueces que afectan a su gobierno.
UNA JOYITA VERDE OLIVO DESTEÑIDO:
Ahora es la institución a cargo del general Luis Cresencio Sandoval, la que aparece más cercana al interés de un grupo político. ¿Así de fácil se rompe la institucionalidad cultivada por décadas? ¿Unos cuantos negocios públicos son suficientes para cambiar una tradición centenaria?.
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