El aire falta poco a poco. La sensación de asfixia no es inmediata. Primero el dolor de cabeza y la pérdida de olfato; luego aparece una sensación como de ronquera, y una tos molesta. Parece una simple gripe, pero no lo es.
Horas más tarde o por mucho un par de días, la respiración se vuelve más rápida, entrecortada, porque pareciera que no es suficiente en cada bocanada. El cuerpo duele. En poco tiempo, la sensación de asfixia es similar a tener una bolsa en la cabeza, pegada a la nariz y boca. El aire ya no alcanza, es respirar profundo sin lograr llenar al mínimo los pulmones. Y cada respiración duele como si fuera vidrio.
Si los medicamentos no funcionan, se hace urgente colocar un respirador artificial y para eso hay que anestesiar. Entonces comienza la despedida, porque no se sabe si nuevamente se despertará. Al menos 7 de cada 10 personas en México no lo han hecho, murieron agotados, vencidos. El virus los derrotó.
En México, desde el 3 de marzo, una persona muere a causa del nuevo coronavirus cada 3.7 minutos, un conteo inagotable que hoy supera las 100 mil víctimas, cifra muy lejana al escenario catastrófico alguna vez planteado por Hugo López-Gatell, vocero y principal estratega de la respuesta del país frente a esta crisis.
Las cifras demuestran que México no estaba preparado para afrontar esta crisis. La catástrofe podía dibujarse desde la falta de personal médico y equipo, hasta el perfil demográfico de sus habitantes, y la vulnerabilidad de millones de personas que no cuentan con seguridad social, ni recursos para librar esta batalla; por eso no es coincidencia que el mayor número de contagios y fallecimientos se reporten en zonas semiurbanas de alta marginación.
En México 10 de cada 100 pacientes de Covid-19 pierden la vida, por lo que este país es el más letal en América, y el segundo a nivel mundial, detrás de Yemen. Además la mortalidad señala que por cada 100 mil habitantes, 78 han fallecido por el virus, lo que coloca a nuestra nación en el noveno puesto entre aquellos territorios con más de un millón de habitantes.
El rostro de la muerte
Por perfil de riesgo, las personas entre 61 y 65 años han sido las más afectadas por la pandemia al registrar 14 mil 38 defunciones, le sigue el grupo entre los 66 y 70 con un total de 13 mil 675 fallecimientos, finalmente el rango entre 56 y 60 ocupa el tercer lugar con 12 mil 728 decesos contabilizados hasta el 18 de noviembre.
En cuanto a la afectación en menores de edad, los bebés de menos de un año tienen la mayor letalidad al reportar un promedio de 4.8% por cada 100 casos, con un total de 99 decesos confirmados. Los niños de entre 1 y 5 años ocupan el segundo puesto con 93 fallecimientos registrados, y un índice de 1.9% en promedio.
Las personas entre 86 y 90 años registran la mayor letalidad por grupo. Un promedio de 46.6% por cada 100 casos, es decir, cerca de la mitad de las personas que han enfermado en este rango de edad han perdido la vida. Por letalidad, la insuficiencia renal crónica es la comorbilidad con mayor afectación entre los pacientes de Covid-19; pero es la hipertensión la más detectada de manera directa entre los enfermos que perdieron la vida a causa del nuevo coronavirus.
El Estado de México es la entidad con más muertes acumuladas por residencia, mientras que Morelos es el más letal con un promedio de 17 fallecimientos por cada 100 casos confirmados. Y es la capital del país la que reporta la mayor afectación en relación a sus habitantes, con una tasa de 141 decesos por cada 100 mil habitantes.
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