Dos años después de que Andrés Manuel López Obrador tomó posesión como presidente de México, “la gente de abajo –que tiene muy buena voluntad y mucha fe– sigue creyendo en la Cuarta Transformación”, pero ésta simplemente no se ve, señala el diputado Porfirio Muñoz Ledo. Compañero de ruta del mandatario desde que ambos bregaban en la oposición –y hoy convertido en uno de sus principales críticos dentro de las filas de la 4T–, Muñoz Ledo lamenta que en el gobierno prevalezca la “arbitrariedad” al aplicar políticas públicas y que la bancada de Morena en San Lázaro sea “un eco servil del Ejecutivo”.
En el primer tercio del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, el diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, uno de sus mayores críticos dentro de las filas de Morena, no ve la Cuarta Transformación ni pasos contundentes hacia el fin del neoliberalismo.
Observa, en cambio, decisiones de política pública en las que prima “la arbitrariedad” sobre la razón. Y pone como ejemplos la imposición de un “presupuesto recesivo” y la eliminación a rajatabla de 109 fideicomisos públicos.
En el estudio de su residencia en las Lomas de Chapultepec, repleto de libros y varias fotos entre las que se encuentra una con Fidel Castro y otras con su amigo de antaño Andrés Manuel López Obrador, el legislador lamenta que Morena haya adoptado un pensamiento único y que la bancada en San Lázaro se haya convertido en “un eco servil del Ejecutivo”.
“Dicen los estatutos del partido, en sus principios, que no debe haber pensamiento único, que se vale la disidencia si hay un objetivo común. Entonces, si no hay pensamiento único, tampoco debe de haber orden único”, reflexiona.
Cuando se le pregunta si considera que en el gobierno hay tufos autoritarios, el excandidato presidencial habla del símbolo que representa Andrés Manuel López Obrador, el símbolo de un movimiento opositor al que acordaron apoyar en cada elección presidencial desde 2006, pero dice que una vez en el gobierno tenía que haber un funcionamiento orgánico de las instituciones, con división de poderes, con federalismo.
“Los problemas que tiene el país exigen la primacía de la razón no de la arbitrariedad, porque si no, no vamos a salir. La primacía de la razón significa que si tú reacomodas el gasto público tiene que ser por una reforma cuidadosa. Para reformar al Estado tú no amputas esto, dices todos los fideicomisos fuera, todos, no, sino que analizas, adelgazas, no amputas”, reflexiona el político, estudioso de la reforma del Estado.
Muñoz Ledo explica que un Estado más compacto, mejor organizado, menos clientelar, conlleva una mayor inversión pública para equilibrar la economía del país, pero en cambio se ha optado por rigidizar el gasto público.
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