Poco después de la dos de la tarde, y de manera simultánea, comenzó el cierre de salidas en Celaya, Guanajuato. Hombres armados atravesaron tráileres, camionetas y vehículos compactos, y luego les prendieron fuego.
Quedaron cerradas las vías a Juventino Rosas, Querétaro, Comonfort, Salvatierra y Salamanca. Motociclistas embozados prendían fuego a alteros de llantas. Se oían sirenas. Los carros de bomberos se movían a los lugares en los que se divisaban altas columnas de humo negro.
A través de las redes sociales, los ciudadanos de Celaya se compartían fotos, videos, audios, mensajes de alerta. “Camioneta incendiada en la avenida México-Japón, tomen vías alternas”. Algunos lugares estaban sembrados de estrellas metálicas, conocidas como poncha llantas.
En grupos de WhatsApp se multiplicó un audio enviado por un elemento de Seguridad Pública: “Hay varias amenazas, compañeros, tanto para la gente civil como para los que trabajamos en seguridad pública. Tomen sus precauciones… yo les recomendaría no salir a la calle… mejor guárdense, hoy se puede esperar cualquier cosa. Vehículos con cristales polarizados, en el transcurso del día y de la noche, manejen con los mismos abajo. Evitemos una tragedia”.
“Se confirma detención del Marro —decía un mensaje—, va en camino de la Ciudad de México según fuentes federales”.
Cercada por el humo y las llamas, Celaya era de nuevo como un campo de guerra: “Alerta: no salir. Hay balaceras”. Durante varias horas se replicaron los mensajes: “Quema de tráiler en Av. Constituyentes”. “Persecución sobre calles del centro”. “Autopista Celaya-San Miguel. Quema de carro”. La viralización de un audio en el que se oía a una mujer con la voz quebrada por el llanto, aumentó el pavor: “Hubo una llamada al ministerio público donde va a llegar (El Marro). Va a haber atentados ahí y en lugares públicos. Ya no salgan. Ya no salgan. Ya mejor váyanse a sus casas”.
En la madrugada de ayer, horas antes de que la ciudad quedara cercada por el crimen organizado, ocurrió un ataque, con granadas y armas de grueso calibre, contra una caseta de la Policía Municipal. Medios locales reportaron que el tiroteo duró diez minutos, y dejó más de 200 casquillos en el pavimento. Una manta informaba que el CJNG iba por policías que apoyaban al grupo criminal del jefe huachicolero de la región, José Antonio Yépez, El Marro.
El domingo en la tarde, se reportó el estallido de un coche bomba en el estacionamiento de la feria de Celaya. La Guardia Nacional lo negó. Dijo que el incendio había sido provocado por una falla mecánica. Al día siguiente, el presidente López Obrador dio otra versión: que se había tratado de “un explosivo vamos a decir artesanal”, y “más que nada de un acto propagandístico”.
El estruendo se escuchó en gran parte de la ciudad.
El jueves 5, en otro hecho cargado de contradicciones, se informó de la detención de Rodolfo Yépez, padre del Marro. Según medios locales, el padre del líder criminal había caído en una camioneta con reporte de robo, durante una persecución en la que se dispararon varios tiros. Según el secretario Alfonso Durazo, no hubo enfrentamiento alguno: “No, no, fue una detención”, dijo.
En todo caso la violencia escaló el fin de semana. En una zanja de San Juan de la Vega fueron hallados dos hombres con tiros en la cabeza. La prensa local indicó que cerca de ahí habían aparecido “dos embolsados”.
Antes de las dos de la tarde de ayer, según una fuente de la fiscalía de Guanajuato, personal de la Agencia de Investigación Criminal seguía la señal de una camioneta que había sido robada con violencia. Halcones que custodiaban un domicilio dieron el parte de que dos agentes se acercaban. Hombres armados salieron del inmueble y abrieron fuego contra los elementos. La policía cree que esto fue un distractor para que al menos cuatro hombres que se encontraban en el domicilio pudieran huir por la parte trasera, hacia una zona serrana contigua.
Los agentes de investigación resistieron el ataque, pidieron refuerzos e hirieron al menos a dos personas —a juzgar por el rastro hemático que estas dejaron tras de sí.
En el domicilio, en realidad una casa de seguridad, había armas, granadas y cartuchos. “Era una casa habitación casi sin muebles, acondicionada para que varios pudieran dormir”, relató la fuente consultada por el columnista.
En la fiscalía se cree que ahí estaba el líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, “o que por lo menos estaba a punto de llegar”. Esto habría desatado los narcobloqueos y la quema de llantas, las balaceras que ayer llenaron de ecos las calles de Celaya —y de seis municipios aledaños.
¿De verdad se les fue El Marro?
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