El secuestro a manos de piratas de un barco italiano que atiende a plataformas petrolíferas en el Golfo de México, en el mes de noviembre, que dejó a dos tripulantes heridos, fue uno más de una serie de cientos de ataques similares contra barcos y plataformas petroleras en aguas mexicanas.
OCUPADOS EN SOBORNOS:
El 12 de noviembre, el barco “Rema” fue atacado frente a las costas de Campeche por ocho piratas a bordo de dos lanchas pequeñas, quienes robaron a la tripulación y dispararon a un tripulante, según informó Reuters.
México ha experimentado un pasmoso incremento de los ataques a su infraestructura petrolera en altamar. Según Milenio, los ataques aumentaron 310 por ciento entre 2016 y 2018, y la cifra se ha elevado aún más en 2019.
La Federación Internacional de Trabajadores de la Industria Transportadora (ITF) informó que entre enero y septiembre de 2019 se denunció un promedio de 16 ataques mensuales, según una nota de La Silla Rota.
Los barcos no son los únicos atacados. El 5 de noviembre, varios piratas se tomaron la plataforma petrolera “Independencia”, ubicada a una hora en barco de Paraíso, Tabasco, y robaron al personal.
Por otro lado, muchos de esos ataques revelan un notable grado de sofisticación y conocimiento por parte de los piratas. Según la ITF, el petróleo o las pertenencias de la tripulación no son los únicos objetos en la lista de compras de los atacantes. Se han llevado equipos de comunicaciones, maquinaria de navegación, motores, costosos reflectores, plataformas de perforación, válvulas y material de bombeo, al parecer, para venderlos en el mercado negro, según comentó Lee Oughton, jefe de operaciones de Fortress Risk Management, en entrevista con InSight Crime.
El gobierno ha intentado reaccionar, en especialmente al acumularse reclamos del sector energético. Dos días después del episodio del Rema, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador anunció la construcción de una nueva base naval en Dos Bocas, Tabasco, en el centro de la industria petrolífera en México. Esta base servirá específicamente para combatir la piratería en aguas mexicanas.
Se prevé que la base proporcione un disuasor militar en un momento en que los piratas se están volviendo más osados. En septiembre, los piratas llegaron a atacar un barco de turistas cerca de Dos Bocas, donde robaron a más de 50 pasajeros.
Análisis de InSight Crime
La escalada de la piratería marítima en México ha recibido poca atención del gobierno si se compara con la ofensiva en tierra. Para Oughton, esto obedece al deseo de evitar prender las alarmas del público y poner en riesgo considerables inversiones privadas en la industria eléctrica de México.
Según Fox News, la apertura de la industria petrolera mexicana a la inversión privada ha sido demasiado tentadora para que las bandas criminales de México pudieran resistirse, pues les ofrece una variedad de nuevas víctimas donde antes solo operaba Pemex..
Pero es difícil ver cómo el gobierno podrá atacar estos robos de manera rápida y eficiente. Hay poca información sobre dónde y cómo estos piratas planean los ataques, aunque según los antecedentes de Pemex, de filtrar información a grupos criminales, es probable que existan nexos similares con el personal de la industria petrolera de México.
Antes de que se planeara la base naval, Dos Bocas asistió a la apertura de una estación naval de búsqueda, rescate y vigilancia marítima equipada con un centro de mando, lanchas rápidas, motos acuáticas e incluso drones, en abril de 2019. Pero hasta la fecha los resultados no han sido prometedores.
Para Oughton, la Marina mexicana no tiene la capacidad de ayudar en cada situación, lo que hace importante que las empresas privadas coordinen entre ellas mismas para garantizar su seguridad. Al contrario de otros lugares críticos para la piratería, como Nigeria o Somalia, actualmente hay una falta de opciones de seguridad privada para los barcos que atraviesan el Golfo de México.
“Muchos operadores internacionales desconocían el actual problema de piratería, pues anteriormente había falta de información al respecto”, dijo.
Esa sensación de seguridad también implicaba que era improbable que los barcos en la región llevaran guardias armados. Pero, ¿este cambio de rumbo significa que los barcos pronto incluirán un cuarto de armas de reserva y personal de seguridad entrenado a bordo?
A mediano plazo, ese aumento parecería inevitable. Los pozos petroleros de propiedad extranjera en el Golfo de México lograron tener producción en 2019 y los inversionistas querrán proteger sus activos.
Las consecuencias a largo plazo son inciertas. Al encontrar mayor resistencia, ¿pasarán las pandillas a otras economías criminales? Al analizar los resultados de otros ejemplos de militarización en México, ese escenario parece improbable.
Fuente.-
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