Sicario del Cartel del Golfo presumiendo arma usada en Helicópteros Artillados.-Foto Web |
La exigencia de los últimos cuatro presidentes de México para con su vecino del norte, Estados Unidos, ha sido la misma en los últimos 24 años: el control en el tráfico ilegal de armas de fuego. El mercado ilegal estadounidense de armas es el gran suministrador del crimen organizado y el narcotráfico mexicanos. Cada hora entran en México 22 armas de fuego de manera ilegal procedentes EEUU; lo que en los últimos diez años suma cerca de dos millones.
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Las cifras asustan, la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana estima que siete de cada diez homicidios en el país se realizan con armas que ingresan provenientes de Texas, California y Arizona, es decir, tan sólo en los primeros seis meses de este año cerca de 12.000 asesinatos.
Derivado del tráfico ilegal de armas de fuego la relación bilateral México-Estados Unidos ha sido ríspida y en algunas ocasiones de crisis.
Rápido y Furioso
Uno de los capítulos más controvertidos en el tráfico de armas fue la operación denominada Rápido y Furioso, realizada por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos estadounidense (ATF, por sus siglas en inglés), durante la administración de Barack Obama.
Entre 2006 y 2011 en el sexenio de Felipe Calderón, Rápido y Furioso permitió la entrada al país de 2.800 armas largas que acabaron en manos del crimen organizado, de ellas, más de 2.000 rifles de asalto y 50 rifles, además de miles de municiones.
El operativo unilateral tenía como objetivo vender y hacer llegar armas a presuntos criminales con el objetivo de rastrearlas para identificar a los responsables de crímenes.
La operación no cumplió su objetivo, el mismo departamento de Justicia norteamericano, concluyó que fue “supervisada de manera irresponsable” por la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) y la Fiscalía en Phoenix.
La controversia por Rápido y Furioso surgió en diciembre de 2010, luego de que dos armas fueron utilizadas en un tiroteo en Arizona donde murió el agente fronterizo Brian Terry.
Felipe Calderón negó en su momento y hasta ahora estar informado del operativo, pese a acusaciones de organizaciones como Desarma México.
En febrero de 2012, Felipe Calderón hizo un llamado al Congreso de Estados Unidos para detener la venta y el tráfico de armas hacia México con un letrero colocado en la frontera hecho con tres toneladas de armamento asegurado.
Iniciativa Mérida
El 22 de octubre de 2008 Calderón y el entonces presidente norteamericano, George Bush, anunciaron el Programa de Cooperación en Seguridad Estados Unidos, México, Centroamérica, República Dominicana y Haití, mejor conocido como Iniciativa Mérida.
El objetivo de la iniciativa, que se mantienen hasta ahora es el control del tráfico de drogas, el tráfico de armas y la violencia generada por el crimen organizado, a través del apoyo con más de 3.000 millones de dólares a México para fortalecer la estrategia militar de seguridad, el monto ni siquiera alcanza el 2.0 por ciento anual del presupuesto que destina México a la seguridad.
El expresidente Vicente Fox calificó la iniciativa como una propina a cambio de “muerte, sangre y violencia”, mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha solicitado considerar su permanencia.
Armas poderío de narcotraficantes
En cajuelas de autos, escondidas en camiones de carga, en maletas o a través de aduanas corruptas, así llegan al país cientos de pistolas, fusiles de asalto y ametralladoras que se comercializan incluso en redes sociales y llegan a manos de criminales y narcotraficantes.
Como muestra, el poderío de los narcotraficantes del Cártel de Sinaloa durante un operativo en el que el Gobierno mexicano detuvo y posteriormente liberó al hijo de Joaquín Chapo Guzmán, Ovidio Guzmán, en el que se utilizó una ametralladora Barrett M82 calibre .50.
El arma ha sido utilizada por el ejército estadounidense en conflictos como la Guerra de Vietnam y la Guerra civil de Siria, es considerada una de las más versátiles porque al poderse emplear como armamento de artillería, ametralladora naval, ametralladora aérea y ametralladora antiaérea, además, fueron utilizados fusiles de asalto tipo AK-47 y AR-15.
Frozen, nueva estrategia
El presidente López Obrador ha insistido en el control de armas, incluso en el replanteamiento del Plan Mérida: “Nosotros no queremos cooperación para reforzar medidas de fuerza, no queremos el Plan Mérida, no queremos helicópteros artillados, no queremos ese tipo de cooperación, queremos cooperación para el desarrollo”, aseguró en una de sus conferencias matutinas.
En tanto, el actual canciller, Marcelo Ebrard, aseguró que no sólo se buscará una disminución en el trasiego de armas de fuego, sino el congelamiento total.
Marcelo Ebrard expuso que México está en condiciones de entablar conversaciones con Estados Unidos, toda vez que se ha cumplido con las metas en términos de disminución de migración, “México puso sobre la mesa que el control del tráfico de armas en la frontera para nosotros tiene el mismo rango de prioridad que para ellos tiene el tema de migración”, afirmó.
De acuerdo con el especialista en seguridad, Jaime López Aranda, la presión diplomática de los sexenios anteriores y del que encabeza, López Obrador, se dirige hacia la vigilancia a posibles vendedores de armas del lado estadounidense, sin embargo, esa estrategia no ha brindado resultados contundentes.
Respecto a la estrategia actual, explicó que la aspiración de congelar las armas es un buen objetivo a largo plazo, sin embargo, no se logrará sin controles fronterizos del lado mexicano.
“Lo más efectivo hacia adelante es el fortalecimiento del estado de derecho y de vigilancia tanto en aduanas como en los procesos contra la gente a quienes se les encuentra, portando, usándolas, transportando, aquí en territorio nacional, no creo que los estadounidenses tengan mucho margen ni interés político en este momento”, expuso en entrevista.
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