jueves, 31 de octubre de 2019

"AGUILILLA" : LA "CUNA de la GUERRA al NARCO" y el FRACASO ESTREPITOSO de 3 GOBIERNOS...todos fallidos,todos fallando.

Una frase resume lo que ocurrió el 14 de octubre en el municipio de Aguililla. “Me estoy muriendo”, dice un policía herido en el piso. Uno de sus compañeros grita por radio, “¡K-8, K-8!” (solicitud de apoyo). Eso pasó hace 11 días en Michoacán. 
Esta es la transcripción de una de las grabaciones que difundieron medios de comunicación y usuarios de redes sociales luego del ataque que, presuntamente, habrían realizado integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que lidera Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, en contra de fuerzas de seguridad en ese estado.

La batalla de Culiacán, que ocurrió tres días después, ocupó los espacios informativos, columnas de opinión y reclamos de políticos de oposición, por lo que la emboscada de Aguililla quedó en el olvido, a pesar de tratarse de uno de los síntomas de la descomposición que vive nuestro país desde años y que, el actual gobierno, no ha podido frenar.

¿Qué ocurrió?

La Fiscalía de Michoacán informó que 13 policías estatales (en principio se dijo que habían sido 14) fueron asesinados y nueve más, resultaron heridos con armas de grueso calibre, tras ser sorprendidos por un convoy de cinco vehículos blindados, donde viajaban al menos 30 criminales.

“Nos tumbaron casi a todos güey, a todos los conocidos, entre ellos está Caín, está Eder, está el comandante Sergio Reinel… Hasta ahorita van 14 que hemos encontrado y entre ellos van tres heridos”, se escucha en otra de las grabaciones que se dieron a conocer.

Los policías salieron de Apatzingán con dirección a la localidad de El Aguaje, perteneciente al municipio de Aguililla, que está a una hora 45 minutos por carretera, con la misión de cumplir con una orden de arresto emitida por un juez, según la Fiscalía, que no dio más detalles.

En el trayecto fueron emboscados. Antes de escapar, los agresores dejaron advertencias a las organizaciones criminales rivales.

¿Qué pasa en Michoacán?

El estado es un punto estratégico para la entrada de la droga procedente de otros países por su salida al Océano Pacífico, su fértil terreno para la siembra de mariguana y amapola, y las pistas clandestinas que se han construido a mitad de la sierra. 

Michoacán ha estado controlado por distintos cárteles, uno de los más famosos, el del Milenio en la década de los 90, antecedente directo del Cártel Jalisco Nueva Generación. 

Luego se apoderó del territorio La Familia Michoaca, que extendió sus operaciones a Guerrero y al Estado de México y que después se dividió en varias organizaciones criminales como “Los Caballeros Templarios” y “Los Viagras”.

Ahora el CJNG busca tomar el control de esa zona, por una razón de peso. Su líder, Nemesio Oseguera, es originario de Aguililla y desde los años 90 opera en esa región, gracias a sus vínculos con los hermanos Luis y Éric Valencia. Los tres formarían el Cártel del Milenio, de acuerdo con la revista Proceso.

Aguililla, zona de conflicto

La localidad de El Aguaje, donde se registraron los hechos, es conocida como Beverly Hills de Michoacán, por sus mansiones con albercas, sus ruidosas fiestas y por ser residencia de presuntos narcotraficantes.

Pertenece al municipio de Aguililla, que se ubica al suroeste de Michoacán, y no sobrepasa los 20 mil habitantes. En 2006, al inicio del sexenio del expresidente Felipe Calderón, fue lugar de enfrentamientos entre grupos criminales y militares. 

El control del estado lo peleaban Los Zetas, el Cártel del Milenio y otras organizaciones criminales, lo que llevó al entonces gobernador, Lázaro Cárdenas Batel (PRD), a solicitar el envío de fuerzas federales. Así empezó la guerra contra el narcotráfico de Calderón, que después se extendió a otras entidades.

Allí en Aguililla surgieron también grupos de autodefensas que buscaban librarse del control de “Los Caballeros Templarios”. Siempre ha habido una organización que busca tomar la plaza, rica en producción, además, de limón, jitomate, chile y aguacate.

Autoridades, condenas y lamentaciones

Un día después de la masacre, el 15 de octubre, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que era “lamentable” lo ocurrido en Aguililla, “una zona violenta”, y señaló que el gobierno federal cooperaba con las autoridades de Michoacán en las investigaciones.

Por su parte, el mandatario de Michoacán, Silvano Aureoles, a pregunta de los reporteros, pidió no hacer “drama de lo que significa un hecho doloroso” para desacreditar a su gobierno.

En tanto, la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana condenó el ataque, y ofreció todo su respaldo al gobierno de Michoacán, personal y recursos tecnológicos para dar con los responsables.
Tres días después de la emboscada en Aguililla, se registró el operativo fallido en Culiacán, Sinaloa, para detener a Ovidio Guzmán, uno de los hijos de El Chapo. El gobierno federal reconoció que tuvo que liberar al presunto narcotraficante, quien es reclamado por Estados Unidos, para evitar muertes.

Esta fue la respuesta de las autoridades en una semana de violencia extrema del narcotráfico, que reta el discurso del presidente López Obrador de que se acabó la guerra. En los hechos, Aguililla demuestra que la guerra sigue más viva que nunca...

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