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sábado, 21 de septiembre de 2019

"OTRA VENGANZA ?": UNA FIESTA de BODA,UNA LLAMADA y LUEGO la CARCEL a la "MAFIA del PODER"....por parte de la otra mafia del "no poder".

Aquella cálida tarde del 18 de mayo de 2019, en el venue de Jajalpa, nadie de los encumbrados invitados del abogado Juan Collado, que celebraba la boda de su hija, se imaginó que aquella fiesta sería el principio del fin para muchos de los que estuvieron presentes. 

LA ELITE DEL PODER Y CORRUPCION:

Fue una reunión de la élite del poder del sexenio pasado en la que, en torno a la figura del abogado que los defendía a muchos de ellos, se reunieron expresidentes, ministros de la Corte, líderes sindicales, gobernadores, congresistas, juristas y toda una pléyade de poderosos que ignoraban el efecto político que aquella reunión tendría para muchos de ellos.


Porque al calor de los brindis y la celebración, cantando canciones de Julio Iglesias, nadie se percató de que había invitados que se dedicaron a grabar no solo la fiesta, sino algunas de las conversaciones sobre temas políticos que se escuchaban en aquella lujosa olla de grillos. Y no faltaron los que, sintiéndose en confianza, se sinceraron y comenzaron a despotricar sobre el nuevo gobierno, el presidente y su llamada “Cuarta Transformación”. Hubo desde críticas lapidarias y comentarios soeces, hasta burlas a la nueva clase gobernante del país y a su líder, todas en voz de algunos personajes del pasado gobierno, pero también de otros que aún ocupan posiciones importantes en la vida pública.

No pasó mucho de aquel sábado para que algunas de las grabaciones de la fiesta de Juan Collado llegaran hasta el Palacio Nacional y fueran escuchadas con atención en los despachos del poder presidencial. Algunos de los videos incluso se filtraron a la prensa el mismo lunes 20 de mayo y comenzaron a volverse virales en las redes sociales. Las reacciones políticas y mediáticas no se hicieron esperar. El grupo reunido en aquella boda fue identificado por la gente como la “mafia del poder” y los comentarios de cómo muchos de ellos celebraban tan campantes, mientras el presidente López Obrador decía que estaba “acabando con la corrupción y con los corruptos”, calaron fuerte en el gobierno que comenzó también a reaccionar no sólo a aquel encuentro, sino a lo que ahí se dijo en privado, pero sobre todo al mensaje que, a querer o no, mandó la vieja élite, desplazada del poder, a los nuevos gobernantes.

LA LLAMADA A PEÑA

Muchas cosas se activaron después de aquella fiesta. Una de ellas, un mensaje personal del presidente López Obradora su antecesor Enrique Peña Nieto, con quien hasta ese momento el actual mandatario había sido más que cuidadoso, al grado de que evitaba siempre mencionarlo cuando hablaba de temas de corrupción del gobierno pasado, lo que alentaba versiones de un presunto “pacto de impunidad” con el expresidente.

A través de una llamada telefónica que salió de una oficina jurídica del Palacio Nacional, el importante mensajero transmitió fiel y comedidamente el mensaje a Peña: “El Presidente le pide, de la forma más atenta y respetuosa, que cuide su perfil, que lo baje y no se exponga”. Pero la respuesta del mexiquense, lejos de corresponder a la cortesía política, fue seca y cortante: “¿O sea que para no molestar al Presidente yo tengo que abandonar mi vida social? Pues dígale al Presidente que tomo nota”. Y colgó.

No se sabe si Peña Nieto realmente tomó nota, pero lo que sí es evidente —por su comportamiento posterior y sus constantes apariciones en imágenes y actividades en público con su nueva pareja sentimental— es que no tomó muy en serio el consejo que le mandó el Presidente a través de un mensajero de todas sus confianzas.

Quizás el expresidente fue el único de los asistentes de aquella fiesta al que le corrieron la atención de hacerle una cortés llamada. Porque a otros, empezando por el anfitrión Juan Collado, los avisos le llegaron con formas mucho más rudas: primero de una investigación a sus cuentas bancarias y a sus negocios financieros, que lo llevó incluso a salir del país por el temor a ser detenido, y casi dos meses después de la lujosa boda de su hija, en forma de una orden de aprehensión por los delitos de lavado de dinero y operaciones con recursos de procedencia ilícita, que desde el 10 de julio pasado lo tienen preso en el Reclusorio Nortede la Ciudad de México, junto con algunos de sus socios detenidos el pasado 9 de septiembre en San Luis Potosí.

Otra de las asistentes a esa fiesta fue Rosario Robles, a quien el 29 de julio le activaron también un citatorio para que declarara sobre el expediente judicial, abierto desde el sexenio pasado, por los desvíos millonarios de la llamada “Estafa Maestra” en Sedesol y Sedatu. A pesar de que ella se presentó a declarar voluntariamente una semana después, el 8 de agosto, en su segunda audiencia en la que le informarían de su vinculación a proceso por el delito de omisión que no ameritaba prisión preventiva, el 13 de agosto el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, sobrino de la diputada de Morena, Dolores Padierna, decidió consignarla penalmente y ordenó en su contra la prisión preventiva, a petición de la Fiscalía General de la República, en el Penal Femenil de Santa Martha, donde se encuentra recluida desde entonces y en la que amenazan con sumarle nuevas acusaciones.

Al ministro Eduardo Medina Mora, que fue uno de los tres ministros de la Corte que asistieron a la fiesta de Collado —junto con el expresidente Juan María Aguilar y el ministro Jorge Pardo Rebolledo— le documentaron semanas después de aquel evento, transferencias millonarias a cuentas del Reino Unido y de los Estados Unidos, en una investigación que fue confirmada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que corroboró que “recibimos información del gobierno de Estados Unidos” sobre los movimientos financieros del ministro, además de que el director de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, Santiago Nieto, también confirmó la existencia de una investigación en contra de Medina Mora a petición del Senado de la República. Muchos otros de los asistentes a aquella boda han tenido que bajar el perfil para no hacer mucho ruido. A otros, como a Peña Nieto, les mandan constantemente mensajes en las investigaciones por corrupción en su sexenio, donde su nombre aparece referido y señalado. ¿A cuántos más de los que departían alegremente aquella tarde de mayo y hablaban de más, veremos involucrados en investigaciones, acusaciones o incluso órdenes de aprehensión?

Fuente.-sgarciasoto@hotmail.com

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