¿Se imaginan a una chica relatando en 1937 el bombardeo de Gernika en Instagram con un móvil inteligente? En Israel ya se han atrevido a dar el paso de la recreación de la historia en las redes sociales con su memoria identitaria más sensible: el Holocausto.
Desde la tarde del miércoles, en coincidencia con el inicio del Día del Recuerdo del exterminio judío, Historias de Eva relata en primera persona –con secuencias encadenadas y salpicadas de etiquetas y emoticonos– la experiencia de una adolescente húngara conducida a las cámaras de gas en 1944. Su narrativa juvenil de videoclip sobre la Shoá se ha inspirado el diario que dejó escrito Eva Heyman, de 13 años, antes de ser deportada a Auschwitz.
A través de 70 cortos episodios, la protagonista narra sus tres últimos meses de vida, jalonados por la invasión nazi de su país, el confinamiento en un gueto judío con la marca de la estrella de David y el viaje en uno de los trenes de la muerte... siempre desde la perspectiva de la cámara de un móvil. El relato finaliza en la red social más visual este jueves, al mismo tiempo que las sirenas de las alarmas antiaéreas han ululado en Israel durante dos minutos para paralizar la vida del país en memoria de más de seis millones de víctimas. Mientras en todo el mundo el Día del Holocausto se conmemora el 27 de enero, en el Estado hebreo se fija por el calendario judío, una semana antes del Día de la Independencia. En esta jornada de luto de rigor, las televisiones suspenden su programación y los locales de ocio permanecen clausurados.
Si las páginas del Diario de Ana Frank sirvieron para llevar la memoria del Holocausto a las generaciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial, las imágenes de @Eva.Stories en Instagram aspiran a mantener vivo ese recuerdo entre los nacidos en el actual milenio. Al menos esa ha sido la intención del magnate de las nuevas tecnologías israelí Mati Kochavi y de su hija Maya. No han reparado en gastos (cuatro millones y medio de euros) para movilizar a un equipo de rodaje de 400 personas –entre actores, extras y técnicos– durante tres semanas en Ucrania.
“Si queremos que las nuevas generaciones no olviden en la era digital, tenemos que llevar el mensaje donde ellos están”, precisó Kochavi al portal informativo Times of Israel. “Cada vez quedan menos supervivientes, es imperativo encontrar nuevos modelos para salvaguardar su testimonio”. Su hija Maya destaca que ambos eligieron el diario de Eva Heyman –que aspiraba a ser fotógrafa y viajar por el mundo– entre una treintena de manuscritos de muchachas judías exterminadas para traducirlo en un mensajes cercanos a la mentalidad de los adolescentes de hoy en día. 14 horas después de su lanzamiento, la cuenta acumulaba más de 100 millones de visitas en todo el mundo, incluidas tres millones en Israel, según la prensa de este país.
El proyecto ya contaba con más de 200.000 seguidores antes de su difusión en las redes sociales gracias a una intensa campaña de promoción mediante vallas publicitarias y al apoyo de celebridades y todo tipo de influencers. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, fue de los primeros en respaldar la iniciativa. “Episodio a episodio, la gran tragedia de nuestro pueblo se expresa en su esencia a través de una chica, para que el mundo recuerde y comprenda”, escribió el lunes el mandatario en su cuenta de Twitter.
Entre el 15 de mayo y el 9 de julio de 1944 más de 430.000 judíos húngaros fueron deportados por los nazis hacia los campos de exterminio. Yad Vashem, el centro de investigación y museo del Holocausto, considera legítimo el uso de las redes sociales para difundir la memoria de la Shoá. “Nosotros también recurrimos a Instagram, aunque de diferente manera”, puntualizó en un comunicado la institución radicada en Jerusalén. “No solo hay que utilizar materiales históricos relevantes sobre hechos confirmados, sino que también hay que ser respetuosos”.
El drama histórico que aflora en los textos
El profesor de Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén Amos Goldberg, especialista en el estudio de los diarios dejados por las víctimas, ha resaltado en declaraciones al diario Haaretz que, “a medida que transcurre el tiempo, el drama histórico aflora con más crudeza en estos textos en una intersección personal y cultural”.
Como suele suceder en las redes sociales, las publicaciones críticas no han sido tan comedidos. “Yo también soy joven y no necesito que nadie me haga más accesible el concepto del Holocausto”, cuestionaba un seguidor de Historias de Eva en Instagram. “¿Dónde recargaba la batería del teléfono? Me muero por ganas de saberlo”, rezaba otro sarcástico comentario.
También desde las páginas de Haaretz, una tribuna firmada por el profesor de Educación Cívica Yuval Mendelson ha arremetido contra un proyecto digital que, en su opinión, menosprecia a la juventud israelí. “Una cuenta ficticia en Instagram de una chica asesinada en el Holocausto no me parece el modo más correcto”, advierte. “Primero, porque es una exhibición de mal gusto. Y segundo, porque la distancia que media entre Historias de Eva y hacerse selfis a las puertas de Auschwitz es muy corta”.
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