Divierte imaginar la cara que habrán puesto ayer quienes, creyendo la barbaridad de que debe castigarse la portación de pariente prohibido, impulsaron el retiro de la condecoración del Águila Azteca con que Enrique Peña Nieto distinguió al yerno de Donald Trump cuando se enteraron de que Andrés Manuel López Obrador cenó con él en casa de Bernardo Gómez.
Entre los indignados, lo que más provoca risa es la resolución del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, cuyos magistrados ordenaron al Juzgado Noveno de Distrito admitir a trámite el juicio de amparo solicitado por el Centro Contra la Discriminación, AC para despojar al esposo de Ivanka Trump de su merecida condecoración.
Como se recordará, es la amistad del ex secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, con Jared Kushner, lo que posibilitó no solamente la desagradable pero explicable visita del entonces candidato Donald Trump a Los Pinos, sino la renegociación del neoliberal Tratado de Libre Comercio, por cuya ratificación hizo votos ayer López Obrador al revelar su cena con el yerno más famoso del mundo.
El que Peña le concediera el Águila Azteca provocó la insensata petición de que le fuera retirada, y esta idea fue secundada por activistas de Morena, a pesar de que su propio líder había reconocido que el papel de Kushner fue decisivo para convencer a su suegro de la conveniencia de sentar a su gente a negociar, basado en el testimonio de su representante José Seade en las difíciles pláticas que el equipo mexicano, encabezado por el entonces secretario de Economía, Idelfonso Guajardo, tramitaban en incontables ires y venires a Washington.
La petición del retiro de la condecoración arguía que fue concedida sin respetar el procedimiento que establece la Ley de Premios, Estímulos y Recompensas Civiles; que el yerno no reúne los requisitos porque nunca realizó “actos u obras valiosas o relevantes en beneficio de la humanidad, de México o de cualquier persona, ni prestado servicios prominentes a la nación mexicana o la humanidad”.
De risa loca, pues, ya que Jared fue decisivo para la negociación del acuerdo comercial con Estados Unidos al que terminó por sumarse Canadá a lo que se llame hoy como se llame, fue la actualización del tratado que originalmente acordaron los gobierno de Carlos Salinas de Gortari y Bill Clinton.
A la importancia del encuentro AMLO-Kushner se añade que ocurriera en la casa del copresidente ejecutivo de Televisa y consejero empresarial del consorcio, ya que Bernardo Gómez también forma parte del reducido cuerpo asesor de “machuchones” (López Obrador dixit) del presidente de la República y a quien, al igual que muchos otros mexicanos, se les ha tenido como lesivos integrantes de “la mafia en el poder” que, se supone, ya fue pulverizada...
fuente.-Carlos Marin/
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