Ella encontró su fotografía publicada en una página de Facebook que administran compañeros de su universidad. En la publicación se pedía información para localizarla. La página era como muchas que encuentras en internet con la temática “Eres mi crush”, algo así como “Eres la persona que me gusta”. Al darse cuenta de la publicación, ella sintió miedo: había una persona viéndola, vigilándola, sin tener certeza de si era parte de su círculo social o un extraño que asistía a la misma universidad.
Las páginas del tipo Mi Crush del Metro CDMX, Es Mi Crush Metrobús CDMX o Mi Crush Facultad de Química facilitan la localización de las personas a través de Facebook. La dinámica es la siguiente: un usuario manda una fotografía de una persona que vio y le gustó, tomada en algún lugar público como el metro, la escuela o el transporte público a una de estas cuentas en la red social pidiendo a los administradores de la página que la publiquen para que la comunidad, los usuarios que participan en la página, ayuden a localizar al personaje de la fotografía.
Al buscar información de la persona fotografiada, los miembros de la comunidad ofrecen datos personales como su nombre, perfil de Facebook, si le han visto en alguna otra parte o si la conocen, todo para que la persona interesada pueda ubicar y contactar al usuario o usuaria que aparece en la imagen. Algunas páginas, como Mi Crush Facultad de Química, tienen más de 15,000 miembros.
Esto fue una de las causas que provocó que ella tuviera miedo. Utilizo el pronombre "ella" por petición de la entrevistada, quien pidió no ser identificada con su nombre real. Fueron algunos de sus amigos quienes publicaron en Facebook su información personal para que alguien más pudiera localizarla. Ella contó que, aunque la persona que mandó la fotografía no intentó contactarla, muchos otros usuarios, y no solamente de su escuela, le mandaron solicitudes de amistad por la Facebook.
Para Martha Érika Pérez, antropóloga y doctora en sociología por El Colegio de México, en este tipo de páginas y en general las redes sociodigitales propician una interacción en que la imagen y la constante vigilancia son centrales. “Ver y ser vistos es parte de la imagen que imponen las redes sociodigitales”, dijo.
La antropóloga resaltó que esta dinámica propicia a poner a los individuos como “objetos cuya voluntad no importa, que pueden ser consumidos, expuestos y evaluados” sin su consentimiento o sin que la persona esté si quiera enterada de lo sucedido.
Fernando Soto Rodríguez, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM e integrante del Grupo de Investigación en Docencia, Diseño Educativo y TIC (GIDDET), dijo que si el contenido (fotografía) fue publicado sin el consentimiento de la persona que aparece en la imagen, efectivamente se violenta al individuo y esto se complica ya que las autoridades encargadas de la seguridad en la red (policía digital) no implementan mecanismos ni técnicas adecuadas para tratar casos como estos.
El Economista buscó comentarios de los administradores de algunas de estas páginas en Facebook, pero sólo Mi Crush Metrobús CDMX respondió: "El fin de páginas como ésta no es fomentar el acoso, los secuestros y cosas así. (...) Al momento de yo como página publicarlo en el muro, muchas personas se reían y ponían comentarios graciosos o memes. Siempre fue así y nunca hubo ninguna queja ni molestia".
En el registro del violentómetro
Resalta que este tipo de actos presentan tres de las once jerarquías que mide la iniciativa llamada Violentómetro Virtual, que mide de lo mínimo a lo máximo las formas de violencia que se reproducen en el espacio digital.
De los tres niveles que muestra esta dinámica, en la evaluación Soto Rodríguez, se encuentran:
1. violación de la protección de datos personales al publicar información sin el consentimiento de su titular.
2. acecho (stalking), "conocer de primera mano quién es la persona, qué hace, qué publica, etcétera, esto claro si es que la persona tiene esta información disponible.
3. hostigamiento virtual y mantener de forma continua y sostenida el acecho previo.
Estos niveles corresponden al tercero, cuarto y quinto del Violentómetro Virtual, una guía para detectar la violencia de género en entornos digitales y que es auspiciada por distintos organismos de defensa de las mujeres. Estos violentómetros intentan visibilizar los distintos niveles de violencia para que las víctimas o sus allegados puedan identificarla y tomar acciones en beneficio de la víctima.
Soto Rodríguez dijo que el peligro de esta dinámica puede conllevar al “acecho continuo y sostenido en el tiempo por su ‘flechado(a)’, un hostigamiento en tanto recepción de contenido diverso. Además, puede trascender al flechado”, ya que al exponer los datos personales del individuo en una página del tipo “mi crush” permitiría a que la afectada o afectado reciba contenido de otras personas que busquen humillar, acosar o molestar a la persona fotografiada, que puede llegar hasta a ser blanco de amenazas.
¿Qué puede provocar el sentirse observado en las redes sociales?
De acuerdo con Soto Rodríguez, dependiendo de la edad del afectado pueden variar las consecuencias. Hay mayor vulnerabilidad en los menores de edad ya que sus estrategias de afrontamiento pueden ser “incipientes o limitadas”.
El académico dijo que, de una manera más general, el simple hecho de sentirse observado puede provocar en las personas emociones negativas como estrés, ansiedad, ira, impotencia, incertidumbre, miedo e incluso fatiga. Y esto, dijo, puede conllevar a una pérdida de confianza, autoestima y autocontrol con respecto a la integridad, seguridad y privacidad personal.
Fernando Soto dijo que en casos más extremos puede generar en la persona a “perder la confianza en las propias tecnologías digitales, redes sociales e internet, situación que lleva a las personas a cerrar algunas de sus cuentas, crear nuevas o modificar sus hábitos cotidianos”.
¿Qué acciones se pueden tomar?
Soto Rodríguez, miembro de GIDDET, señala que lo primordial sería “ser ciudadanos digitales responsables”, cuidarnos como lo hacemos en los contextos fuera de la red, poner filtros de seguridad a las cuentas y perfiles en las redes sociales y limitar los círculos de interacción en estas plataformas.
Si se presenta un acto de acoso por estos medios, lo que recomienda el académico es:
Tomar evidencia de las publicaciones y mensajes y respaldarlas
Reportar a la red social correspondiente el contenido o la página en cuestión
Solicitar asesoría jurídica con estancias como el Locatel
Solicitar el apoyo de la policía cibernética
Acudir al ministerio público y levantar la denuncia con pruebas impresas (capturas de pantalla), esto abrirá una carpeta de investigación y tomarán las medidas que la autoridad considere pertinentes.
Si estás en el transporte y notas que te toman una fotografía o estás viviendo el acecho previo a que se publique en la red social, Soto Rodríguez recomienda hacer frente al acosador, pedir apoyo inmediato a otras personas y/o a las autoridades.
Si eres testigo de estas prácticas:
Repórtalas
Apoya a la persona que a la víctima
alheli.montalvo@eleconomista.mx
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