Lo mejor que le está pasando al PRI es el “destape” de los eventuales líderes para dirigirlo en la “Cuarta Transformación”; para muestra el sorprendente e inédito movimiento que hizo José Narro Robles, exsecretario de Salud y exrector de laUNAM. Al menos así lo piensan los grupos que lo respaldan y quienes sostienen que un personaje de esas características podría ayudar al partido. Al paciente de 90 años le urge ser atendido por “un doctor” sereno, mesurado y que busque la unidad. Los más escépticos es que el otrora “partido único” tiene que voltear al pasado para ir por el futuro.
Lo que nadie niega es que “se calienta” el ambiente en torno al aniversario del Revolucionario Institucional, donde lo menos que se espera es la presencia de losliderazgos que deberán tomar las riendas en los tiempos dominados por Morena; si no una autocrítica, al menos deben hacerse los deslindes necesarios para reconocer por qué una vez más son oposición pero ahora en condiciones electorales y hasta financieras mucho más complicadas que al inicio del siglo XXI.
Es entonces que llama la atención la postura del doctor Narro: informó que se retira de la docencia en la UNAM y que buscará participar en las elecciones a la dirigencia nacional del partido; podría esperarse de un político tradicional, metido en la grilla partidista, sobre todo si recordamos la sobriedad con la que se comportó durante los meses de 2017 en que las especulaciones por el aspirante presidencial priista eran el desayuno y la comida de todos los días.
Como buen priista, su mensaje tiene que ser leído “entre líneas”: parte fundamental cuando describe que "durante los últimos días, las últimas semanas, se han acercado a mi grupos para hacerme una consideración, en la que pueda valorar la posibilidad de participar en el proceso de elección…”.
En Político.mx, luego de consultar expertos y columnistas así como a los enterados de los pasillos políticos, ubicamos que en el actual “mapa” priista él encabezaría uno de los grandes bloques en contienda por la dirigencia, con el respaldo de figuras como el exdirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones; el exsenador Emilio Gamboa; posiblemente gobernadores como Miguel Ángel Riquelme, de Coahuila; de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras; y Alejandro Tello de Zacatecas.
Narro no está plenamente identificado con el “priismo tradicional”: no tiene negativos sobre sí por corrupción o manejos poco claros; su personalidad y perspectiva tiende hacia la conciliación, aunque durante su paso por la UNAMalgunos acusaron que eso caía en cierta “indolencia” frente a temas complicados.
Para los priistas de viejo cuño será tener un líder que emane respeto y sabiduría, alejado de connotaciones tecnocráticas; sería parte de la vacuna ante el presidente Andrés Manuel López Obrador pues se volvería una voz que le plante cara y a la que el mandatario no necesariamente va a desdeñar a priori.
A su vez juega en su contra eso: la edad en una época donde la imagen mediática pesa, sobre todo entre la mayoría de los electores milenials. El factor que no puede dejar de considerarse para sus intenciones hacia la dirigencia del PRI es la decisión que tome Miguel Ángel Osorio Chong; si el hidalguense anuncia que va a contender, la ecuación cambia completamente dentro y fuera de los feudos priistas. Es un tema de la agenda partidista que no se debe perder de vista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: