Hasta hace unos años, la Marina-Armada de México se limitaba a defender los litorales, ríos y 11 kilómetros de la orilla del mar hacia adentro del país. Hoy, como consecuencia de la lucha contra el crimen organizado, ha tenido que entrar a estados que ni siquiera tienen costa como Coahuila, Nuevo León, Zacatecas y el Estado de México.
En 2013, su papel en la estrategia de seguridad se volvió más relevante y actualmente es la fuerza que libra más enfrentamientos en contra de organizaciones criminales. En 2009, la Armada intervino en tres de 275 choques entre fuerzas federales y presuntos delincuentes. En el primer semestre de este año tuvo participación en 225 combates de un total de 402.
Su mayor presencia responde a reforzar las tareas de un Ejército que lleva más de seis años siendo el soporte principal en el combate al narcotráfico en todo el país.
Una investigación hecha por EL UNIVERSAL con base en solicitudes de información dirigidas a la Policía Federal (PF), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar), muestra el nuevo rol que está adquiriendo la institución como principal apoyo de los militares.
Las cifras oficiales también muestran que, a diferencia de años anteriores, la Marina ha enfocado sus esfuerzos en detener a más delincuentes de los que abate en combate.
Antes, entre 2009 y 2014, los marinos abatían aproximadamente a 46 civiles agresores por año, mientras que detenían un promedio de 17 sujetos. Los heridos, literalmente, se contaban con los dedos.
En cambio, entre enero y junio del presente año, los elementos de la Marina aprehendieron a más de 300 presuntos delincuentes y otros 25 resultaron muertos.
Combates mortales
Durante una inspección aérea en los límites entre Nuevo León y Tamaulipas, elementos castrenses detectaron a varios individuos armados frente a un rancho. Al verse descubiertos, los hombres intentaron dispersarse. Se trataba de un campo de entrenamiento de sicarios.
Los soldados llegaron al lugar y fueron recibidos con disparos de arma de fuego. Ese día, los militares mataron a 28 presuntos sicarios. Del lado del Ejército el saldo fue de dos heridos. No hubo un solo detenido.
El evento descrito sucedió a principio de septiembre de 2010. Desde entonces las Fuerzas Armadas se caracterizaban por su letalidad.
Los enfrentamientos donde morían decenas de presuntos delincuentes y unos cuantos resultaban heridos eran eventos cotidianos que pasaban desapercibidos para una sociedad que vivía bajo una avalancha de información sobre muertes, combates y ejecuciones.
En 2009 los soldados abatían a tres agresores por cada individuo que herían. Para 2012 la relación había crecido a 15 muertos por cada lesionado, de acuerdo con datos proporcionados por la Sedena.
La Marina intervino muy poco durante el sexenio de Felipe Calderón, pero en los 47 enfrentamientos que tuvo, entre 2009 y 2012, su participación llegó a ser mortal: fallecieron 134 agresores y sólo cuatro fueron heridos. También detuvieron a 48 presuntos delincuentes.
En lo que respecta a la Policía Federal, la relación de civiles muertos por cada herido en combate pasó de dos en 2009 a 13 en 2012.
De acuerdo con Catalina Pérez Correa, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la literatura médica indica que cuando las fuerzas de los bandos que se enfrentan son iguales suele haber más heridos que muertos. Lo que sucede en México generalmente es lo contrario.
En el gobierno de Felipe Calderón hubo distintos enfrentamientos entre fuerzas federales y organizaciones criminales que dejaron decenas de presuntos delincuentes muertos, muy pocos heridos y en ocasiones ningún detenido.
El 6 de junio de 2009, una refriega en Acapulco dejó un saldo de 16 agresores y dos soldados muertos. En julio de 2011, la Marina se enfrentó con integrantes de Los Zetas en un poblado del municipio de Fresnillo, Zacatecas. De acuerdo con los datos entregados por la Semar, en el combate murieron 15 presuntos delincuentes y seis marinos fueron heridos.
Frenan datos
De enero de 2009 a junio de 2015, el Ejército, la Marina y la Policía Federal abatieron a 4 mil 868 presuntos delincuentes. Esto sin contar a los agresores que murieron en enfrentamientos con soldados a partir de marzo de 2014, cuando la Sedena dejó de recabar estos datos.
En respuesta a la solicitud de información con folio número 0000700126715, la Sedena respondió que a partir del 6 de abril de 2014 ya no le da continuidad a estas estadísticas “en razón de no ser necesaria para las funciones” de la dependencia, detalla la solicitud.
“El personal de este instituto armado después de repeler una agresión, se limita únicamente a preservar el lugar de los hechos”, señala el oficio de respuesta.
Para Catalina Pérez, esto contradice las propias normas de la Secretaría, porque el Manual del Uso de la Fuerza de Aplicación Común a las Tres Fuerzas Armadas la obliga a elaborar un informe detallado de cada enfrentamiento en que tiene parte.
“O no están obedeciendo su propio manual o sí tienen la información y no la están dando”, comenta Pérez Correa.
Sin la información de la Sedena sobre el número de civiles muertos o heridos en enfrentamientos desde abril de 2014, resulta imposible saber si el Ejército es tan letal como en tiempos del calderonismo.
El único año para el que se tiene información es 2013, cuando los soldados abatían a ocho presuntos delincuentes por cada civil que resultaba herido en los enfrentamientos.
Con la llegada del presidente Enrique Peña Nieto, el Ejército ha dado un paso atrás para dejar a la Marina al frente. Tan solo en el primer semestre de 2015 ha estado en 225 enfrentamientos, mientras que en 2012 este número no llegaba a los 20 registros.
Así como aumentó su presencia, también se elevó el reporte de muertes y detenidos. De enero a junio de este año, detuvieron a 325 presuntos delincuentes y mataron a 25.
Marco jurídico: una necesidad
Para el general de División en retiro Luis Garfias Magaña, la base legal que necesitan las Fuerzas Armadas se encuentra en el Artículo 29 constitucional, que prevé la supresión de garantías y el estado de excepción ante la perturbación grave de la paz pública para que las Fuerzas Armadas puedan actuar en escenarios extremadamente difíciles.
“Hay lugares en los que el mismo pueblo se pone toque de queda, no salen en la noche. Si lo hace usted de hecho, hágalo con la ley y la ley es ésta”. dice Garfias.
El general Salvador Cienfuegos Zepeda, titular de la Sedena, también ha solicitado que se haga una ley que indique a las Fuerzas Armadas cuál es su capacidad de intervención.
Los especialistas consultados coinciden en que el Ejército y posteriormente la Marina, han tenido que intervenir en esta lucha porque la policía municipal y estatal fracasó en su deber de defender la seguridad pública.
“Cuando la policía es incapaz de mantener la seguridad en el país, se convierte en un problema de seguridad interior y entonces entra el Ejército a reestablecer esta seguridad que está en peligro”, explica Garfias Magaña.
Para Catalina Pérez, el problema radica en que los gobiernos locales eluden su responsabilidad en el tema de seguridad y terminan pasándolo a la Federación.
“Es preocupante que cada vez estamos viendo menos participación de las instituciones de seguridad civil. El resultado es bastante previsible. Si tú pones a una persona que está entrenada para eliminar a un enemigo, eso es lo que va a hacer”, dice la investigadora.
fuente.-
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