Vinos de Burdeos y de Borgoña de cosechas míticas son custodiados en las bóvedas de un viejo depósito de municiones, en las entrañas subterráneas de la campiña inglesa.
Nunca adivinarías que está allí. Después de pasar un campo salpicado con pacas de heno,mi conductor gira por una pequeña carretera que no parece llevar a ningún lado. Cuando llegamos a una puerta de metal, un guardia de seguridad me recibe, luego me da una máscara antigás que parece una reliquia de tiempos de la guerra.
Un gesto que no es tan descabellado como suena. Estoy a punto de descender 30 metros bajo tierra a las afueras de Bath, Inglaterra, para ver más de mil 500 millones de dólares en vinos almacenados en una vieja mina que durante la Segunda Guerra Mundial era un depósito de municiones.
Los vinos han sido guardados allí por clientes que van desde Christie’s y Sotheby’s al financiero Guy Hands.
Con sus 93 mil metros cuadrados la bodega Corsham Cellars, propiedad de Octavian, es uno de los depósitos de vino más grandes de Europa. En el siglo XIX era una cantera subterránea que producía la piedra de color miel usada para construir las costosas residencias en la cercana Bath.
A finales de la década de 1930, el Ministerio de Defensa británico asumió su control. Hace veinticinco años, fue reconvertida en una bodega, pero técnicamente sigue siendo una mina, de allí el requisito de la máscara de gas.
En la superficie, detrás de una caseta de seguridad, una señalización azul lleva el logotipo de Octavian: “Our world is fine wine” (Nuestro mundo es el buen vino).
En el interior de un almacén verde, un diminuto tren industrial transporta el vino a las bóvedas, pero la únicavía de acceso para los mortales es bajar 157 escalones por un umbrático tiro de mina.
Al descender, te golpea un aire fresco y húmedo, el primer indicio de los cuidados que recibe el vino. En las bóvedas, la temperatura natural es de 13 grados Celsius, la temperatura ideal para almacenar el vino. La humedad se mantiene a 80 por ciento, más o menos 5, y se comprueba cada hora.
Las luminarias están cubiertas por filtros para reducir el daño de la radiación ultravioleta. Hay detectores de movimiento en la entrada de la mina; sería necesaria una operación del tipo “Ocean’s Eleven” para robar algo de aquí.
Veo apiladas cajas de madera de imponente vino, un Château Latour 1996 por acá, un Château Lafite Rothschild 2008 por allá. Vincent O'Brien, director general de Octavian que hace de guía, dice que el personal se quedó asombrado cuando hace unos meses llegó una caja de Château Lafite 1945.
En algún lugar aquí abajo, dispersas entre diferentes cámaras para reducir el riesgo, hay mil cajas o botellas que datan de 1775 a 1800. "¿Tienes la impresión de que estamos a máxima capacidad?" pregunta O'Brien, de 45 años y oriundo de Irlanda.
Casi. El número de cajas almacenadas por Octavian ha aumentado 35 por ciento durante los últimos cuatro años. A raíz de la crisis financiera, la inversión en vino se tornó obligada conforme el dinero migraba hacia activos alternativos. Las añadas míticas de Burdeos de 2009 y 2010 provocaron la especulación y el nerviosismo entre inversionistas.
Hasta 2011, el 95 por ciento del vino almacenado era de Bordeaux. Desde que el mercado alcista de Burdeos terminó en 2011, el índice Liv-ex Fine Wine 100, que sigue los precios de los 100 vinos más buscados, ha caído en alrededor de un tercio, al igual que el apetito por los burdeos.
Pero eso no ha afectado a Octavian. Los inversionistas como Hands mantienen sus colecciones. Hands recuerda haber transportado una botella de Salon Le Mesnil Champagne cosecha 1976 a Whistler, Canadá, en Navidad del año pasado para celebrar un aniversario en una fiesta de Año Nuevo.
Después de haber comprado la botella a 100 libras esterlinas en 1999, cometió el error de consultar el precio actual: mil 800 libras. Así que regresó la botella a casa. "Sólo pensé, ¡no puedo beberlo!", recuerda. "En cierta forma es algo triste."
El tiempo promedio en que una caja permanece bajo tierra ha aumentado a 8 años y medio, en 2011 eran unos seis años. Los residentes locales frustraron los planes de la firma para construir una bodega adicional directamente sobre la mina para hacer frente a la creciente demanda.
En su lugar, Octavian abrió un depósito secundario de alta tecnología a unos 8 kilómetros de distancia, en Colerne. En sus dos locaciones, Octavian alberga mil 500 millones de libras en vino, dice O'Brien.
En estos días, los clientes están exigiendo fotografías para documentar las etiquetas y la condición de las cajas de madera. Un golpe o abolladura en la madera puede disminuir el valor hasta en un 15 por ciento, dice O'Brien.
Octavian está construyendo un nuevo estudio subterráneo de fotografía para producir 6 mil imágenes al mes, frente a las 500 fotos que hacía en 2012. "Tenemos una clase diferente de cliente desde hace un par de años. Lo ven más desde el ángulo de la inversión."
Después de una hora en la mina, les pido que me muestren la caja más cara en las bóvedas. "Te llevaremos a la DRC", dice O'Brien. No se refiere, claro, a la República Democrática del Congo, sino a Domaine de la Romanée-Conti, que produce algunos de los borgoñas más costosos del mundo. "¡Tenemos una enorme colección!", señala. Tras pasar media hora buscando una caja de 120 mil libras de DRC cosecha 1985, me rindo. Tengo frío y creo que necesito un trago.
Fuente.-
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