El miércoles de la semana pasada, la noticia del allanamiento a un
departamento de una zona residencial de Bogotá, Colombia, en el que operaba un
laboratorio capaz de procesar un tipo de cocaína que, al ser negra, resulta muy
difícil de ser detectada por la policía, sonaba como una noticia excepcional.
La muerte
de Boby, el perro que participó del operativo el día martes, convierte la
noticia en algo que parece sacado de la serie Breaking Bad. Pero
los laboratorios urbanos de drogas no son tan inusuales como parece, ni tampoco
lo es la cocaína negra (de hecho, tiene su propia página de Wikipedia en
inglés), mucho menos la muerte de un perro de la policía en un operativo. Lo
llamativo es esa línea negra que une a Pinochet, los narcos colombianos de los
80 y al perro de antinarcóticos que murió en Bogotá.
Esta coca
negra que fue incautada en un departamento cualquiera de Bogotá tiene una
historia que se remonta a mediados de los años ochenta al pequeño pueblo de
Talagante, a 42 kilómetros de Santiago de Chile. Al menos eso afirma Manuel
Contreras, general del ejército chileno durante la dictadura de Augusto
Pinochet, en una confesión escrita, enviada al Ministerio de Justicia chileno,
en la que afirmó que en 1986 el dictador ordenó crear un laboratorio de
procesamiento de cocaína en una base militar. Según la confesión de Contreras,
quien fue entre el 73 y el 77 jefe de la DINA, el aparato de inteligencia que
se encargaba del trabajo sucio de Pinochet, este laboratorio tenía la
particularidad de producir un tipo de cocaína que era de color negro e
indetectable en los controles de seguridad de los aeropuertos. Eso dice él.
Contreras,
mejor conocido en su país como Mamo, también identificó al bioquímico Eugenio
Berríos como el creador de esta ingeniosa fórmula. Se trata del mismo Berríos
que producía en Chile gas sarín, un arma química letal que fue utilizada para
asesinar a varios opositores del régimen. El mismo que en 1991 huyó de su país
para no declarar en un juicio por asesinato y que, un año después, desapareció
de manera misteriosa en Uruguay.
La cocaína
negra que, de acuerdo con la confesión de Contreras empezó a ser fabricada en
1986, no llegó a manos de las autoridades hasta 1998. Fue precisamente en
Colombia, en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, en mayo de ese año, que un
cargamento de 115 kilos de cocaína negra fue decomisado por primera vez. El
alcaloide había sido mezclado con hierro en polvo y carbón de palo para alterar
su apariencia y fue interceptado antes de ser enviado a Italia. En aquella
ocasión Rosso José Serrano, quien alguna vez fue nombrado mejor policía del
mundo por la Policía Montada de Canadá, declaró lo siguiente: "He visto
que camuflan coca en pitillos, en ñame, en bombones, en lo que quiera. Pero
jamás pensé que existiera coca negra". Según un artículo de El Tiempo, Rosso José luego procedió a
separar la cocaína del hierro en polvo con un imán, al mejor estilo de
Melquíades.
Incautaciones
de polvos negros que, como este, contienen cocaína, han sido algo relativamente
frecuente en los últimos años. En 2013 la autoridades canadienses encontraron
10 kilos de cocaína camuflados en bolsas de un material que parecía
"carbón triturado" y que había sido importado como base para preparar
asfalto. Una muestra de este polvo negro fue llevada hasta un laboratorio de la
DEA (la agencia antidrogas de Estados Unidos) para conducir un experimento en
el que la cocaína fue detectada por tres de los cinco mecanismos de detección
de drogas que se usan hoy en día en los controles policiales de todo el mundo.
En abril de
este año, 70 kilos de cocaína negra fueron incautados en la ciudad de
Timisoara, en Rumania. La droga había sido camuflada al interior de un
cargamento de muebles que tenía como destino España y era transportada por un
colombiano, un venezolano y un rumano. El hallazgo más reciente de cocaína
negra se produjo hace solo un par de meses, de nuevo, en el aeropuerto
bogotano, cuando Mona, un perro con mejor suerte que Boby, detectó la presencia
de cocaína oscura en varios tóners para impresora que tenían como destino
Ciudad de México.
¿Cómo llegó
esta fórmula a las manos de los narcos colombianos? Nadie sabe a ciencia
cierta. Pero según Ivan Baramdyka, un exmilitar estadunidense nacido en Bogotá,
él ayudó a Pinochet y a Berríos en la tarea de exportar cocaína a Estados
Unidos y Europa. Así lo dice en su libro Confesiones de un narco,
en el que afirma que, durante la misma época que se empezó a producir la coca
negra, Berríos trabajaba en paralelo para narcotraficantes colombianos que
frecuentaban su laboratorio de Talagante.
"Eso
de la coca negra es algo que se sabe hace rato", me dijo por teléfono una
fuente de la Fiscalía que me pidió que no mencionar su nombre, "la novedad
aquí es el tratamiento que le estaban dando. La coca que encontramos en ese
apartamento había sido procesada hasta parecer una espuma negra".
Según el
funcionario de la Fiscalía, esta espuma era adherida al fondo de una maleta, lo
cual la hace muy difícil de detectar por los controles de un aeropuerto. En
otras palabras, esta solución de cocaína con plástico no puede ser separada con
el imán mágico de Rosso José Serrano. Para recuperar la cocaína oculta en esta
espuma negra es necesario utilizar químicos como la acetona, un solvente que
permite recuperar la droga como si jamás hubiera estado mezclada con plástico.
En febrero
de 2008 la policía de España incautó 16 kilos de cocaína en el fondo del
equipaje de dos mujeres rumanas que habían viajado a Madrid desde Río de
Janeiro. En esa ocasión las autoridades informaron que la droga había sido
descubierta gracias a un trabajo de inteligencia dado que esta presentación
resulta imposible de detectar por cualquiera de los métodos conocidos hasta el
momento. Perros incluidos.
En la
Fiscalía colombiana también afirman que el allanamiento de este martes fue
producto de un trabajo de inteligencia. Las autoridades colombianas desconocen
si es posible detectar esté plástico negro mezclado con cocaína en los
controles de un aeropuerto. Pero pueden afirmar con toda certeza que el
material no es letal para ningún perro. "La muerte del perro fue producida
por vapores que se liberan durante el proceso de elaborar cocaína negra, pero
no por el producto terminado", me dijo la misma fuente de la Fiscalía.
Luego agregó que al inspeccionar el departamento se encontraron los uniformes
de un miembro de la Policía Nacional y de otro del Ejército.
La cocaína
negra es tan solo un escalón en la escalera sin fin de la guerra contra las
drogas. Mi sentido pésame para los agentes antinarcóticos de todo el mundo, no
en vano el manual de las autoridades estadunidenses encargadas del control
aduanero se llama: Armas inusuales, métodos para encubrir contrabando y
cosas que te hacen preguntarte por qué te volviste policía en un principio.
fuente.-
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