Los vínculos de la ahora ex coordinadora de las cárceles federales, Celina Oseguera Parra, con Joaquín “El Chapo”, Guzmán Loera, desde hace casi 20 años, finalmente la llevaron a prisión, luego de ocupar por cuarta vez el máximo cargo para dirigir y controlar los penales de “máxima” seguridad, burlada, en el país.
Fue precisamente Celina Oseguera, quien, como directora de la prisión de máxima seguridad de La Palma, llamada hoy El Altiplano, solicitó el 22 de noviembre de 1996 el cambio del “Chapo” Guzmán al penal de Puente Grande, Jalisco, de donde escaparía en enero de 2001.
Para justificar el traslado del capo a la prisión de Jalisco, Oseguera Parra argumentó: cuestiones de seguridad, buena conducta del reo y la posibilidad de que al convivir más con su familia, tuviera mejores oportunidades para una mejor “reinserción social” del narcotraficante.
Desde entonces era un secreto a voces el vínculo entre el líder del Cártel de Sinaloa y la carcelera de alto nivel, quien durante más de dos décadas logró sortear múltiples acusaciones de todo tipo, principalmente por corrupción para volver a enquistarse una y otra vez en el sistema carcelario.
Celina Oseguera Parra, nació en Colima. Estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad de su estado natal y se tituló en 1981 con el número de cédula profesional 0670290. En su currículum señalaba contar con una maestría pero ese grado no aparece en la Dirección de Profesiones de la SEP.
Comenzó como litigante y a su paso por recintos judiciales, entabló relaciones con otros abogados y, principalmente, con funcionarios penitenciarios, de tal suerte que fue llamada para ocupar cargos sin mayor relevancia en el sistema carcelario hasta que en 1993 fue designada directora del penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, curiosamente el mismo año en que fue capturado por primera vez (9 de junio) “El Chapo” Guzmán.
Comenzó como litigante y a su paso por recintos judiciales, entabló relaciones con otros abogados y, principalmente, con funcionarios penitenciarios, de tal suerte que fue llamada para ocupar cargos sin mayor relevancia en el sistema carcelario hasta que en 1993 fue designada directora del penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, curiosamente el mismo año en que fue capturado por primera vez (9 de junio) “El Chapo” Guzmán.
Terror en las prisiones
Convertida ya en alta funcionaria de las prisiones, federales y locales, Celina era temida por los presos pobres y los custodios a los que trataba por igual, excepto aquellos que accedían a trabajar para ella.
Convertida ya en alta funcionaria de las prisiones, federales y locales, Celina era temida por los presos pobres y los custodios a los que trataba por igual, excepto aquellos que accedían a trabajar para ella.
Llegó a tener sus grupos de choque, formados por reclusos y celadores, que se encargaban de “disciplinar” a los presos que no se dejaban extorsionar.
Contrariamente, era muy amiga de los reos de poder, principalmente narcotraficantes, con los que se mostraba servicial, protectora y complaciente en sus exigencias de drogas, sexo servicio y privilegios a cambio de fuertes sumas de dinero.
Las investigaciones de que fue objeto, a raíz de diversas denuncias, pero que nunca prosperaron “por órdenes superiores”, revelaron que Celina es asidua practicante de rituales como la Santería y el culto a la Santa Muerte, inclusive que en los prisiones imponía a la población penal la adoración a las deidades que veneraba.
Poco a poco su historial se tornaba conflictivo y la iba colocando en el ojo del huracán, con lo que Celina se hizo célebre en las páginas de la nota roja.
Custodios que fueron víctimas de la prepotencia y los abusos de poder de la abogada, cuyo anonimato resulta obvio, confirman que Oseguera Parra siempre manejó la venta de privilegios en la cárcel al mejor postor lo que ocasionó que fuera corrida de diversas instituciones penitenciarias.
Rosario de denuncias
Ahora, tras su detención Celina deberá responder por múltiples acusaciones, entre ellas un documento de 11 hojas firmado por 138 presos del Penal El Altiplano que el 25 de febrero de este año denunciaron ante la CNDH, hacinamiento, manoseo a familiares, alimentos agusanados.
Ahora, tras su detención Celina deberá responder por múltiples acusaciones, entre ellas un documento de 11 hojas firmado por 138 presos del Penal El Altiplano que el 25 de febrero de este año denunciaron ante la CNDH, hacinamiento, manoseo a familiares, alimentos agusanados.
Entre las violaciones a los derechos humanos está el tema de la visita familiar, ya que al ingresar y al salir la visita, principalmente las mujeres, son tratadas de manera indigna, sin respeto, obligadas a desnudarse ante los celadores.
En 2010, la Comisión de Derechos Humanos del DF, emitió la recomendación 4/2010, por la red de prostitución de mujeres y su explotación en los pasadizos a los juzgados. Una interna de Santa Martha interpuso una queja el 21 de octubre de 2009. Acusó que en los traslados al Reclusorio Oriente, donde enfrentaba proceso junto con su esposo, era víctima de hostigamiento sexual por parte de los custodios.
La obligaban a tener sexo con ellos y si no la amenazaban con golpear a su marido. Si la custodiaban celadoras, la hacían que se prostituyera y cuando se negaba le restringían las visitas.
Ese tipo de acusaciones se multiplicaron, incluso a la zona se le llegó a llamar “El Kilómetro” –distancia que deben de recorrer en los túneles para llegar a juzgados–, ya que cada vez que alguna reclusa tenía que acudir a una diligencia, era sometida por los custodios, incluso llevaban a internas que no tenían nada qué hace en ese lugar, pero eran requeridas por los “padrinos” (reos de poder) de las cárceles.
En esa ocasión, Celina respondió que los casos de prostitución en los reclusorios eran propiciados por las mismas internas que ofrecían sexo servicio de manera voluntaria a cambio de dinero.
La corrupción en pleno
En el 2011, se descubrió que Sandra Avila Beltrán, “La Reina del Pacífico” se sometió a una aplicación de bótox, lo que derivó en la renuncia de la directora del penal femenil de Santa Martha, Sara Leticia Morales Cartagena, pero a Celina Oseguera nunca la tocaron.
En el 2011, se descubrió que Sandra Avila Beltrán, “La Reina del Pacífico” se sometió a una aplicación de bótox, lo que derivó en la renuncia de la directora del penal femenil de Santa Martha, Sara Leticia Morales Cartagena, pero a Celina Oseguera nunca la tocaron.
Ya para entonces era titular de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, designada por el defenestrado Marcelo Ebrard Casaubón, y con la colimense al frente, la corrupción se disparó en los penales capitalinos.
En abril de 2011, Celina nombró a Miguel Rivera Villa como director ejecutivo de seguridad penitenciaria; un mes antes, cuando era secretario de Seguridad Pública en Zacatecas, en la administración de Amalia García, Los Zetas” rescataron a 53 de sus cómplices del penal de Cieneguillas, lo que ocasionó su cese.
También fue destituido el subsecretario del Sistema Penitenciario Estatal, Gerónimo Miguel Andrés Martínez, pero de inmediato pasó a formar parte del equipo de Celina Oseguera. Lo hizo director de Santa Martha.
Meses después también sería echado, tras descubrirse la protección que daba a Giovanni Bautista, sentenciado a 42 años de cárcel, líder de una banda de secuestradores y extorsionadores que operaba desde el interior de la penitenciaría.
En noviembre de 2011, cinco internos del Reclusorio Oriente iniciaron una huelga de hambre, por maltratos, extorsiones, comida en mal estado, restricción de visitas, entre otros abusos. Dentro del grupo se encontraba el pastor boliviano Josmar Flores Pereira, el llamado “aeropirata”, al que se le acusó en septiembre de 2009 de secuestrar un avión que llegaba a la ciudad de México.
“Me quieren desprestigiar”
La respuesta de Celina fue despectiva, “se trata de fanáticos religiosos, perturbados, que por todos los medios tratan de desprestigiar al sistema penitenciario, pero nada de lo que dicen es cierto”, aseguró en ese tiempo.
La respuesta de Celina fue despectiva, “se trata de fanáticos religiosos, perturbados, que por todos los medios tratan de desprestigiar al sistema penitenciario, pero nada de lo que dicen es cierto”, aseguró en ese tiempo.
El 17 de octubre de 2012, un grupo de custodios, cansados de ser extorsionados por sus jefes y del trato despótico y arbitrario de Celina, cerraron la Calzada de Tlalpan y enunciaron la enorme corrupción en las cárceles del DF, por lo que exigían la destitución de la subsecretaria, que nunca se dio.
La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, cuyo presidente es el abogado Alberto Woolrich Ortiz, denunció en mayo de 2013: “Se ha documentado que la principal responsable de la corrupción en las cárceles es Celina Oseguera Parra, quien en la actualidad radica en la ciudad de Miami, Estados Unidos, toda vez que adquirió diversas propiedades con el importe de las extorsiones llevadas a cabo a múltiples presos”.
En una carta jurada presentada a la Corte Federal del Distrito Sur de Florida, se pedía determinar por qué de los constantes abusos y anomalías reportados por quienes eran extraditados a la Unión Americana, expediente 10-CR-20185-COOKE.
En el escrito, retomado en el juicio por el prestigiado abogado norteamericano Edward R. Shohat, se describe que la mafia carcelaria, encabezada por Celina Oseguera Parra:
“Obtenía cuantiosos beneficios económicos a raíz de múltiples presiones, violaciones, vejaciones, maltratos, denuestos, golpes, bastonazos, cachiporrazos, ultrajes, agravios, humillaciones, ofensas e insultos que constantemente le infringían a prisioneros”.
Acusaciones de asesinatos
En el mismo documento figuran asesinatos de internos que intentaron poner al descubierto “El Imperio de Celina”. Citan los casos del mexicano Alejandro Senderos Higuera y de los estadounidenses Frederick Alan Mc Phail Fanger y Orlando Mijares Estévez, “victimados a consecuencia de las denuncias de corrupción”.
En el mismo documento figuran asesinatos de internos que intentaron poner al descubierto “El Imperio de Celina”. Citan los casos del mexicano Alejandro Senderos Higuera y de los estadounidenses Frederick Alan Mc Phail Fanger y Orlando Mijares Estévez, “victimados a consecuencia de las denuncias de corrupción”.
Otro caso fue el de la interna María Leonor Parres Murillo, a quien Celina quería obligar a prostituirse con jefes del narco. Al negarse, fue golpeada y se le intentó asesinar lanzándola de un segundo piso.
En mayo de 2015, se supo que una mujer visitó al Chapo” Guzmán en el Altiplano, con documentos apócrifos. Un mes después, en junio, trascendió que la mujer misteriosa era la diputada local del PAN en Sinaloa, Lucero Guadalupe Sánchez López, quien estaba embarazada, lo que hacía presumir que fueron constantes las visitas.
Se dijo que quien autorizaba ese tipo de “reuniones” era Celina Oseguera Parra, pero la mujer siguió firme en su cargo.
De acuerdo a las investigaciones, una vez que fue cesada de su cargo tras la fuga del capo, se supo que ella dio las órdenes para que se le quitara a Guzmán Loera la vigilancia permanente, directa y permanente de tres guardias al día que se rolaban en turnos de ocho horas cada uno y tenían que reportar hasta el más mínimo detalle del día a día en prisión del capo.
Pero todo tiene un límite y la gota que derramó el vaso fue precisamente la segunda fuga del “Chapo”, ya que si bien en la primera pasó desapercibida su intervención, en ésta última fueron demasiadas las evidencias.
Así, olvidada por Olofin y Obatalá, máximas deidades de la tradición santera del pueblo Yoruba, y por La Santa Muerte, fue cesada y consignada junto con el director del penal del Altiplano, Valentín Cárdenas Lerma y la directora Jurídica, Leonor García, junto con otras 11 personas.
Fuente.-
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