La reciente advertencia de Estados Unidos de que podría retirar a los inspectores de los huertos provocó un escalofrío en una industria con exportaciones de 2.400 millones de dólares anuales.
Algunos productores están tomando las armas. En el puesto de control de San Juan Parangaricutiro, los vigilantes están tranquilos pero alerta. Dicen que sus cultivos son algo por lo que merece la pena luchar.
“Si no hubiera aguacate, saldría a buscar trabajo, posiblemente a los Estados Unidos o a otro lado”, señaló uno de los guardas, Pedro de la Guante, cuya pequeña plantación le da más beneficios que cualquier otro cultivo, legal o ilegal.
Luis, otro guarda que pidió que no se utilizase su apellido por temor a represalias, enumeró los problemas que llegaron al pueblo con el boom del aguacate: extorsión, secuestros, cárteles y robo de fruta. Estos son los motivos por los que se movilizan, apuntó.
Los productores de aguacate mexicanos llevan años viviendo con el miedo a los asaltos y chantajes, pero la situación adquirió un cariz internacional a mediados de agosto, cuando un equipo de inspectores del Departamento de Agricultura de Estados Unidos fue “amenazado directamente” en Ziracuaretiro, una localidad al oeste de Uruapan, en Michoacán.
Aunque la agencia no explicó lo ocurrido, las autoridades locales señalaron que una banda asaltó la camioneta en la que viajaban los inspectores a punta de pistola.
En futuras situaciones que resulten en una violación de la seguridad o muestren una amenaza física inminente al bienestar del personal del APHIS, suspenderemos de inmediato las actividades del programa, señaló el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA, por sus siglas en inglés).
Una medida de este tipo podría bloquear los envíos y devastar a la industria que abastece a los consumidores estadounidenses hambrientos de guacamole y tostadas de aguacate. En 1997, Washington levantó el veto impuesto en 1914 a los aguacates mexicanos para evitar la llegada de gorgojos, costras y plagas a los huertos locales.
La Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México, con sede en Michoacán, publicó la carta, un hecho inusual que algunos en Uruapan interpretaron como un gesto para alertar a los delincuentes del riesgo de acabar con la industria más próspera del estado si los inspectores estadounidenses dejan de aprobar las exportaciones. Ni la asociación ni el Departamento de Agricultura respondieron a peticiones de comentarios.
Pero ahora los Viagra también son el objetivo. El violento cártel de Jalisco Nueva Generación está tratando de entrar a Michoacán en varios frentes.
En agosto, el grupo colgó nueve cadáveres en un paso elevado en Uruapan y dejó otros 10 despedazados o tirados en la carretera. Sobre el puente colocaron una pancarta con la frase “Sea un patriota, mate a un Viagra”.
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