En junio de 1991 llegaron con doña Bertha Rodríguez Longoria dos personas: Fabiola Guajardo Castañeda y Francisco García Cabeza de Vaca para formalizar ante Notario Público la renta de un inmueble de su propiedad ubicado en la esquina de Lázaro Cárdenas y Poza Rica, frente a Pemex, en Reynosa.
A Fabiola la conocía porque era (y es) hija del empresario Raúl Guajardo Peña. A Francisco también, pero por ella accedió a cerrar el trato. Juntos iban a abrir un negocio de helados que llevó el nombre de Icelander y el restaurant Gas Station.
En esos tiempos otro empresario reconocido, José Ramón “Pepillo” Gómez Reséndez le regaló a su hija Mariana, esposa de Francisco, un Mercedes Benz que él manejaba y presumía a sus amigos.
Un día doña Bertha supo que Fabiola terminaba la sociedad de negocios con Francisco. Se rumoró que él la empezó a relegar en la toma de decisiones del negocio.
Con la confianza de que atrás de Fabiola estaba la seriedad de su papá, los locales empezaron a tener vida comercial. Hubo inauguración y los jóvenes de la época hicieron del Icelander y el Gas Station puntos de reunión.
Pero la prosperidad del negocio duró muy poco. La venta de los productos empezó a disminuir y Francisco, como único dueño ante la retirada de Fabiola como socia, empezó a incumplir con el pago de la renta con doña Bertha.
El contrato de arrendamiento firmado por ambas partes de nada sirvió. Francisco falló la primera mensualidad, la segunda, la tercera y empezó a sumar una deuda que desesperó a la propietaria del inmueble.
Ante la penosa situación de ir a cobrarle la renta al comerciante fracasado que se escondía y no daba la cara, en septiembre de 1998 la dama no tuvo remedio que meter una denuncia ante el Juez Segundo de Primera Instancia del Ramo Civil a, misma que nunca prosperó a su favor.
Eran los tiempos cuando el mal rentero se incrustó en la campaña de Vicente Fox Quesada a la presidencia de México por el PAN, encabezando en Reynosa el grupo llamado “Amigos de Fox”.
Pero esa situación política no amedrentó a la propietaria quien siguió su lucha para ganar el juicio de desalojo del inmueble y reclamar el cuantioso daño económico.
Su desesperación e indignación porque Francisco se decía intocable ya que surfeaba en lo más alto de la ola del foxismo, la hizo armarse de valor y denunció su caso ante Fox Quesada en una visita a Reynosa con una carta que entregó en sus manos.
La afectada acudió a un evento y esperó el momento para darle el documento donde se refería a la demanda en contra del hoy candidato a gobernador de Tamaulipas por el PAN.
Al final del calvario el Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas le dio la razón. Francisco fue desalojado y nunca pagó más de 200 mil pesos de rentas vencidas. Pero antes quiso torcer la verdad llegando a decir que era un asunto político: que los afectados eran del PRI y él del PAN.
Sin embargo, el daño contra la dama propietaria del inmueble no quedó en solamente no recibir -por años- las mensualidades de la renta, pues Francisco hizo su propio negocio: se atrevió a arrendar uno de los locales para un negocio de dulcería y florería.
Lejos de Reynosa, el entonces candidato a gobernador llevaba una máscara para esconder su verdadera personalidad, con un discurso simulador que convencio a muchas personas que no sabian quién era realmente, ahora ya lo saben, y saben que enojados no se puede o no se debe tomar decisiones, como sucedió en los años noventa con doña Bertha, una apreciada dama de sociedad con gusto por el canto que confió en Francisco García Cabeza de Vaca.
EL OLOR A MUERTE:
Ella no sabía de su detención en 1986 por parte de la Policía de McAllen, Texas, por robar armas de un auto estacionado en un centro comercial. Porque de estar enterada seguramente nunca le hubiera confiado sus bienes a una persona con ese perfil de sinvergüenza.
EL SEÑOR SOBORNOS:
Esta es una historia verdadera que tienen que conocer las nuevas generaciones de tamaulipecos, y no debe ser olvidada por los reynosenses de la época.
Los afectados -que no son producto de mi imaginación- ya metieron esa amarga experiencia al baúl de los malos recuerdos. Pero el daño patrimonial planeado con alevosía fue consumado.
Preocupa que la experiencia con la Policía de Texas de nada sirvió. No fue correctiva ni enderezó su futuro. La política lo sedujo y lo pudrió.
Francisco fue perfeccionando su modus operandi para delinquir y poseer una descomunal fortuna, engañando a otras personas de bien que confiaron en él.
RIQUEZA ESCANDALOSA,CORRUPCION DESMESURADA:
Esto sucedió en Reynosa hace casi dos décadas y ya vaticinaba lo que seria una vez sentado en la silla de gobernador.
UN RANCHO TAN GRANDE COMO SU INMORALIDAD,NI COMO JUSTIFICARLO:
El 8 de junio de 1999 el Magistrado Bibiano Ruiz Polanco, de la Quinta Sala del Honorable Supremo Tribunal de Justicia del Estado resolvió la causa 664/98 a favor de doña Bertha con la siguiente sentencia:
“Se condena a la parte Reo, FRANCISCO GARCIA CABEZA DE VACA, a la desocupación y entrega material y jurídica del bien inmueble referido, a la parte accionante concediéndole para tal efecto un término de cinco días a partir del siguiente a aquel en que sea notificada esta resolución, apercibiéndosele que de no hacerlo se estará a la ejecución forzosa”.
Además: “Se condena a la parte demandada (CABEZA DE VACA) al pago de las rentas vencidas más las que se sigan venciendo a razón de lo estipulado en el contrato base de la acción, hasta la total desocupación del inmueble, así mismo, se condena a la parte Reo al pago del IVA”.
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