A los morenistas les gusta decir que no existen corrientes dentro del partido y en efecto, técnicamente no hay porque por estatutos están prohibidas. Sin embargo, eso no quiere decir que no haya muchas visiones de Morena al interior del partido.
Muchas de ellas profundamente alejadas de las agendas originales del obradorismo, otras intentando acercarse más que nunca.
El Morena de Marcelo Ebrard es un movimiento empresarial. Un partido que busca aliarse con algunos empresarios para hacerle favores, dejarles renegociar el TMEC a su gusto y con ello impedir el surgimiento de nuevos empresarios. El equipo de Ebrard se vende como “contrapeso” a Sheinbaum quizá porque legítimamente se ve así, o quizá porque necesita dinero para una eventual campaña en el 2030.
El Morena de Ricardo Monreal es político. La meta puede no ser llegar a la silla presidencial sino ganar y controlar espacios a nivel subnacional y dentro de las cámaras. Se aspira al poder. A ser Pedro Haces cuando ya no haya Pedro Haces.
El Morena de Gerardo Fernández Noroña es más utópico. No dudo que se busque construir una posible candidatura presidencial para 2030, pero el objetivo es lograrlo através de la visibilidad pública y los mensajes atractivos. Noroña quiere rebasar por la izquierda al resto del partido y eventualmente hacerse de una popularidad tan sólida que sea imposible bajarlo de las encuestas. Sigue el camino de Obrador pero de más de arriba a abajo.
Por su parte, el Morena del partido busca consolidarse como una fuerza con millones de militantes leales y listos para ser movilizados. El objetivo no es apoyar a nadie en concreto sino tener la capacidad para facilitar o bloquear la candidatura de quien eventualmente se considere pertinente.
Morena, el partido, no busca gobernar, sino ganar elecciones.
Para ellos, gobernar es la parte aburrida. A todo lo anterior hay que agregar que en Morena hay miles de políticos interesados en ser gobernadores, legisladores o presidentes municipales con agendas diversas.
Morena se construye y deconstruye cada elección, aliándose y rompiendo alianzas según la capacidad de distintos perfiles por ganar elecciones. Morena debe dejar de ser entendido como un movimiento y comenzar a ser visto como una sombrilla de intereses políticos que en no pocas ocasiones colapsarán entre ellos.
Fuente.-VIRI RIOS/DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS