Mientras que el Gobierno federal fondea a los afectados por los huracanes “Otis” y “John” para la rehabilitación de sus hogares, esos recursos públicos terminan en los estómagos de la gente porque no tienen empleos, advirtió el sociólogo y urbanista Carlos Flores Rico.
A más de un año de “Otis” y casi dos meses de “John”, el sector laboral en Acapulco no se repone. Los meseros son tianguistas, las empleadas de los hoteles venden fritangas y el trabajador turístico se ofrece para chambas urgentes.
Este mismo sector, añade, sufre para transportarse, por lo elevado de las tarifas y la carencia de unidades de taxi o buses; los caminos viales cerrados que hacen dar más vueltas a los afectados.
“Mientras gastan hasta 250 pesos al día para ir de sus hogares (aún precarios) a ofrecer distintas cosas al puerto, obtienen 500 por sus ventas. La mitad restante se va en alimentos”, analiza el investigador del Centro de Estudios Municipales y Metropolitanos (CEMM) de la FES/Acatlán UNAM, quien tuvo una estancia de varios días en el puerto para realizar su diagnóstico de la situación actual.
“Entonces, el fondeo gubernamental no funciona porque las casas de los afectados están en las mismas condiciones, los 8 mil pesos para limpieza y los 36 mil pesos que se les dio para enseres domésticos ya se los gastaron, y además padecen de un caos porque la infraestructura vial de Acapulco sigue colapsada, y además carecen de agua, de drenaje y de turismo”, advirtió.
Por ahora Acapulco solo ofrece el mar, coincide Flores con trabajadores del turismo sin ingresos.
Los cuartos de hotel están limitados, la gente prefiere casas para rentar vía aplicación, la vida nocturna bajó sus cortinas, mientras que los restaurantes sufren por insumos y tuvieron que recortar su personal.
A la par, en la ciudad se camina sobre lodo, a la vista brincan los negocios cerrados o edificios en cascarón.
La gente sin empleo se volcó a poner puestecitos para vender lo que sea, principalmente comida, por lo que todo el puerto se convirtió en un gran tianguis, pero informal.
Los dueños de condominios y condóminos atraviesan por la misma situación: los vericuetos legales tienen atorados los pagos de los seguros; los hoteleros han tenido que rascarse con sus propias uñas para sacar adelante sus negocios y los empresarios tienen reticencia para hacer negocios en Acapulco.
Mientras, cientos de colchones siguen húmedos embodegados en los sótanos de los condominios junto a muebles de lujo echados a perder; los sistemas de aire acondicionado se oxidan, las tuberías de los inmuebles siguen quebrados y los cables de la energía eléctrica ya se pudrieron.
¿Cómo ve a Acapulco ahora, cuál es el pulso de este destino turístico?
Vamos por zonas, porque cada una tiene una característica y un padecimiento.
La zona de Diamante tiene la característica de que es el lugar donde se concentra prácticamente el 100 por ciento de la inversión en condominios, en edificios de condominio. Estamos hablando de más de 20 mil cuartos, hay quien diga que son 22 mil cuartos, pero dejémosle 20 mil.
Es una cantidad gigantesca de cuartos en términos del tamaño de la oferta hotelera, porque en Acapulco también se habla de más de 20 mil cuartos de hotel.
Entonces, si comparamos el número de cuartos en condominio, pues estamos hablando de una cantidad muy similar.
Lo que hace pensar, y es algo muy relevante, es porque la dinámica de hospitalidad en Acapulco se está cargando en términos económicos de peso, más en zona de condominios que en la zona hotelera.
Entonces, en la zona de condominios está concentrada prácticamente el 100 por ciento en Diamante.
Ahora bien, ahí también conviven las cadenas hoteleras más grandes, está Mundo Imperial, Pierre Marqués, el Fairmont y el Nuevo Imperial, que está acá en la zona de la isla.
Entonces, son grandes cadenas también que están ahí metidas, pero lo fundamental de ahí es el asunto de los condominios.
La jardinería, la guardia, las recamareras, las cocineras, los choferes, este personal que trabaja en los condominios y que vive generalmente en la zonas de Diamante, pero en las zonas populares, en las colonias de La Poza y hacia las colonias de acá del frente de El Coloso, de estas grandes unidades habitacionales que están en la zona, digamos, de Revolcadero, hacia Las Cruces.
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En esa vialidad donde están todos los edificios y todas las viviendas de esas gentes, ellos, están realmente en una crisis tremenda porque han regresado a su trabajo en apenas un 7, 8 por ciento, los que tenían labores en los condominio. Los demás están sin trabajo.
¿Y cómo ahí están esos condominios?
Bueno, esa es una parte. Ahí en los condominios vamos a observar que hay dos diferentes modelos. Un modelo que es el del condominio individual de las personas, que es el que está en crisis, porque los edificios siguen exactamente igual que hace un año.
Están prácticamente detenidos. Hubo problemas de las aseguradoras, de las cláusulas de los seguros, de los montos asegurados y las coberturas, que también con el problema de los comités de los residentes o condóminos, han hecho muy difícil la recuperación de los reclamos.
Entonces, vamos a encontrar edificios donde se han arreglado uno, dos, tres o cinco departamentos que han resuelto por su cuenta, y el resto que están ahí prácticamente paralizados.
Ahora, hay unos edificios que sí, ya están restablecidos, que ya tienen elevador, ya está la palapa del campo o de playa, que ya está listo y los condominios que están reparando sus interiores, en lo que es su dinero, sus cuadros, sus muebles.
Y los seguros están trabajando en la parte de las mamposterías y las cristalerías, todo eso.
Pero la gran mayoría están en huesos, como tú viste la fotografía de hoy (publicada en Portada de REFORMA el pasado viernes), es muy reveladora, es exactamente lo que está pasando.
Hay una gran cantidad de edificios que no están atendidos, porque las aseguradoras y las administraciones de los edificios no se han puesto de acuerdo, o no están pagando, o algo ocurre, están paralizados. Eso lleva a que haya aproximadamente unos 40, 50 mil acapulqueños que viven de eso.
Entonces, en la parte de Diamante, en lo que se refiere a los condominios es gravísima. No es el asunto de apoyar a los dueños, que generalmente son gente que tiene capacidad, sino el problema es el enredo jurídico para establecer los pagos de los seguros. No conozco la situación financiera de las aseguradoras, pero algo ha de haber porque ya más de un año no pueden pagar.
¿Aquí es donde no hay trabajadores?
Son trabajadores que no están teniendo empleo. Algunos condóminos tienen alguna planta básica, sobre todo de vigilancia, pero el resto del personal está sin acceso al trabajo. Les habían pagado a algunos un mes, dos meses, pero ya a estas alturas casi nadie está pagando a los empleados que tenían, porque dependían, no de los condominios, sino de los condóminos.
Cada dueño de departamento tenía su cocinera, su cocinero, generalmente cocineras y camareras y gente que les ayudaba con el servicio de limpieza. Esos no tenían seguridad social, no tienen seguridad laboral, no tienen asistencia médica de seguridad social.
Entonces, están prácticamente desamparados. Algunos patrones les dan apoyo, pero la mayoría no. Ahí estamos hablando de una cantidad enorme de gente, se refleja, primero que nada, el empleo, pero también se refleja en sus viviendas, en sus colonias, que son las colonias populares de la zona de Diamante. Entonces, esa parte de ahí es un enredo que tiene que ver con todo esto.
¿Dónde van los turistas, a los departamentos?
Tienen otra vocación, rentan los departamentos a turistas que se emplean o se enlazan vía Airbnb. Allá hay una serie de personajes o de dueños que rentan sus departamentos, pero que ahora no los pueden rentar tampoco, entonces tampoco tienen capacidad. Ahora que se presenta Luis Miguel, trajo un poco de vida a esa zona, porque se rentan Airbnb, pero no hay oferta Airbnb en los departamentos porque no hay, no están listos.
Hacían un esfuerzo para traer a Luis Miguel, hace un año vendieron los boletos, pero la gente no tiene dónde hospedarse. Esas personas no son de hotel, sino que son de Airbnb, que era de los condominios. Al no haber la oferta están con un problema, es paradójico.
Hay una necesidad de turismo, pero no hay dónde hospedarlo.
Y claro, nadie se va a ir a hospedar a una hora de Acapulco. El auditorio, acá de la isla, como sabes, está más o menos a 40 minutos de Acapulco, del centro de Acapulco, entonces pues es un problema contradictorio. Se empuja por un lado con espectáculos pero no hay hospedaje.
Entonces el tipo de turismo que se requiere ahí es el que activa los condominios y ese no puede llegar porque no hay.
Y el público que va ahí, tiene que ir y se regresa porque no se puede quedar, porque no hay dónde quedarse. Entonces ese es el conflicto que hay ahí de parte económica.
¿Y esto es por las inundaciones?
Toda la zona de Diamante, la zona baja, de lo que se conoce ahora como lo que era la carretera al aeropuerto, de Las Brisas o de Acapulco, era una carreterita, cuando se fundó el aeropuerto. Ya después con el gobierno de Salinas y luego Zedillo, fundamentalmente, se hizo lo que ahora se llama Bulevar de las Naciones. Bueno, del lado derecho, viniendo de Acapulco hacia el aeropuerto, está el mar, digamos, esa zona de ahí eran manglares, eran pantanos permanentes y ¡ahora ahí están ubicados los condominios!
Es una zona súper vulnerable a cualquier evento de este tipo ciclónico. Por lo tanto, les pegó “Otis” y luego les pegó “John” y les pegará todo el abecedario porque son zonas bajas que no tienen o carecen de un sistema de drenaje profundo que pueda desahogar con eficiencia cualquier evento, digamos, de nivel extraordinario.
De por sí, las lluvias normales, la que hubo hace una semana, después de un mes y pico de calma (con ‘John’), hubo una noche durísima, llovió bastante y se volvió a mojar bastante las calles de ahí.
Y las colonias que están del lado, viniendo de Las Brisas hacia Acapulco, del lado izquierdo, en la colonia La Poza, se volvió a poner en crisis otra vez, porque la infraestructura de desagüe es muy deficiente. No sé en qué circunstancia esté, pero esas colonias carecen de agua potable y carecen de red sanitaria.
Esas colonias, como La Poza, Parque Viveros Ecologistas y las aledañas a la Laguna Tres Palos, del lado de la Laguna y el Bulevar de las Naciones, no tienen drenaje, no tienen agua potable. Aunque están sembradas las redes abajo, no tienen ese servicio. Y finalmente no pueden desahogar el agua que llega ahí.
¿Y los fondos gubernamentales?
Puede haber lo que sea y puede haber todo el dinero del mundo, en becas o en muebles, o en lo que tú quieras, pero el agua no se va a desahogar, no se va a ir.
Se tiene que trasminar y para trasminarse tardan entre, digamos, cuando se moja y se llega a tener charcos, se van a tardar cuatro, cinco, siete días en bajar. Porque no hay drenaje, solamente funciona la trasminación a través del subsuelo.
Entonces toda esa zona puede estar muy atendida o apoyada en términos de que hay o se establece, o se coloca un refugio en el Hotel Imperial, pero no se puede desahogar, no se puede hacer nada, porque no hay nada físico que permita desahogar el agua.
Entonces ahí lo que hace falta es una inversión tremenda, grande, para resolver el problema de infraestructura hidráulica, que se había iniciado en el Gobierno anterior, pero cuando llegó la señora Evelyn (Salgado) ya no le han seguido a la infraestructura de drenaje profundo allí en todo lo que es Bulevar las Naciones. Se sembró el drenaje, pero no se ha vuelto a echar a andar.
Entonces está como ocioso y escondido ahí abajo. En la colonia Parque viveristas Ecológicos, que está a 200 metros de la avenida Bulevard de las Naciones, exactamente casi enfrente del aeropuerto, casi enfrente, un kilómetro del aeropuerto, al lado izquierdo, esa colonia que se acaba de construir allí, el cuartel de la Guardia Nacional, sobre la avenida Azucenas, y ese cuartel ya está terminado, cuando vino“Otis” lo inundó completamente, ya terminado y construido.
Lo inundó a metro y medio de agua, y obviamente retrasó los trabajos de inauguración.
En la colonia Parque Viveristas Ecológicos estás en la selva, no hay agua, ni drenaje, ni nada, y para colmo hay mucha inseguridad.
¿Y se puede ahí una inversión hidráulica?
Entrando a la Laguna Tres Palos está ahí el embarcadero, un poco antes, a un metro en el límite de eso, atrás de la Bimbo, está el un fraccionamiento gigante, Marina Diamante, y también se inundaron todos, a pesar de que es un fraccionamiento de medio lujo, bueno, ese es el destino; hay grandes inversiones en desarrollo inmobiliario, pero cero inversiones en materia de infraestructura hidráulica y sanitaria.
Y quieren seguir metiendo capacidad y fuerza, ahora con la Guardia Nacional, pero es una zona, una colonia que no está diseñada como para actuar ahí, pasan todos en los jeeps, en las camionetas pick-ups, pero el hampa sigue cobrando víctimas por ahí, bueno, esa parte de ahí, de ese ejemplo, en la franja esa, de ahí viniendo hacia Acapulco, de esta colonia grandísima, de la zona de La Poza (que es una colonia de ex-viveristas cultivadores de flores) aunque es una colonia muy variada; tiene el mismo problema, no tienen drenaje, no tienen agua potable y tienen su calle principal pavimentada, pero no tienen absolutamente nada con que salvarse de una inundación, si mañana llueve otra vez, otra vez se van a inundar, no hay manera de resolver ese problema de fondo.
Y problema sigue para Acapulco centro…
Si, hablo de esa parte de Diamante, porque es la parte más amplia y más baja, en donde radican los trabajadores de la zona de condominios, que está enfrente, entonces el drama es ese, si te sigues hacia Acapulco, viniendo del aeropuerto, hay un lugar donde inicia la Escénica hacia Las Brisas, a la izquierda llegas a El Revolcadero, y a un ladito ahí, está Puerto Marqués, bueno, ahí está todo destrozado, y ahí hay otro problema, toda esa gente que estaba sirviendo los restaurantes de la orilla de la playa de Puerto Marqués, se inundaron, porque salió ahí (el agua), de la La Laguna Negra y destrozó todo el pavimento y todo el andador, y están prácticamente sin empleo ahí también, 2, 3 mil gentes que trabajan y viven ahí, quedaron sin trabajo y sin empleo.
Y también los empleados que vivían enfrente, en las colonias, hacia El Cayaco, La Colosio, El Coloso, y al final hasta Las Cruces, hasta el fondo, esa gente que vive ahí, todo esa gente, ah, pues trabaja en Puerto Marqués o trabaja en Revolcadero, o algunos trabajan en los condominios.
Entonces la dificultad en el área de dinero de los condominios repercute directamente en las habitantes de las colonias, digamos dormitorio, de los trabajadores de la zona de condominios.
¿Y qué hace esa gente?
Esa zona (las colonias populares) obviamente está lleno de informalidad, de puestos informales, ferreterías, talleres, expendios, tianguis, es una informalidad, una masa ahí, espantosa, bueno, entonces la gente está recibiendo el problema de que no tienen empleo allá (en playas, hoteles y condominios).
La paradoja es que ahí mismo, en las colonias, también hay una gran residencia de alumineros, vidrieros, albañiles, reparadores, gente que se dedica a la construcción y sus derivados, que están viviendo un auge, ellos sí, están su trabajo, tú conseguías un albañil diariamente por 400 pesos, ahora no lo consigues por menos de 700 pesos diarios, está eso súper inflado, con el gran problema de que quienes los ocupan no son las grandes empresas constructoras que están prácticamente paradas, sino la gente que quiere hacer reparaciones pequeñas de tipo doméstico, reparar su barda, levantar su cerca, reparar su techo, colocar sus láminas, reponer o restaurar sus paredes en sus viviendas, entonces la riqueza viene en paradoja, en contradicción, porque son los que van a pagar el pato del encarecimiento de la mano de obra.
O sea, no sé si me estoy explicando, no es que haya subido los salarios de los trabajadores esos ante las grandes empresas constructoras, esas siguen pagando lo mismo, porque son grandes empresas que tienen contratos y tienen sistemas formales, esas están prácticamente paralizadas, salvo una que otra que esté construyendo un edificio allí en la zona de condominios, sino que esos tipos de trabajadores que ahora cobran muchísimo, son los que normalmente ocupa la gente de clase media y baja, para sus trabajos de albañilería y reparación de sus casas.
Por lo tanto, los 43 mil pesos que les dieron ahora para la ayuda después de “John”, pues mucho gusto, porque si tú te das cuenta, les dieron 8 mil pesos para la limpieza y luego los 36 mil para la reconstrucción de sus casas, simplemente con la mano de obra elevada casi al doble, no pueden pagar sus reparaciones y acaban consumiendo esos gastos en su alimentación, porque no tienen empleo, entonces se come la reconstrucción, se va en la mesa de alimentos y las casas siguen en condiciones de una gran precariedad, las láminas tiradas, las barras volteadas, las camas, los colchones allí tirados o mojados, todavía después de un mes y medio allí en los patios exhibiéndose, asoleándose, ¿no? Las sillas todas destruidas.
Entonces la gente se come esa ayuda económica en comida y la situación no se puede mejorar.
Y lo peor, sin guarecerse en otra emergencia de lluvia, sin comida y sin empleo, y posiblemente endrogada, es una crisis peligrosa, terrible.
A los viveristas se les inundó sus viveros, que es un sector importante, algunos traen sus plantas de Morelos, pero es caro el flete, en otros momentos fue un gran negocio porque todos quería flores y ornatos, ahora ese sector está en crisis.
¿La zona periférica de Acapulco como está?
Desde la llegada a Acapulco por la autopista Metlapil, tiene dificultades, la carretera libre tiene derrumbes, un puente en La Sabana que se reconstruyó con “Otis” se le cayó un pedazo, ahí adelante, se cayó un puente peatonal, hay mucho lodo y la gente no pasa de un lado a otro y ahí vienen los negocios de los autos colectivos.
Las tarifas de Acapulco en el transporte público de la zonas periféricas al puerto, son muy altas, por dos o tres kilómetros son 25 pesos entre condiciones de inseguridad.
La gente se gasta unos 200 para trabajar y ganar sólo 400 o 500, obtienen 200 de ganancia o la mitad de lo que ganan por el transporte.
Desde Xaltianguis, van a pie, luego taxis, luego a Las Cruces o El Coloso, o de Las Cruces por puente a La Diana, para ir al Diamante o el centro, es horrible es el esquema de transporte y en eso ninguna nadie repara, no hay un peso en infraestructura, en transporte nuevo, tú no ves buses sino micros o combis, o van, no hay, es un atascadero, es un transporte que quitan dos horas o más en trayectos cortos.
Son muchas vueltas para ir de un lado a otro, de Icacos a la Zona de la Condesa o Las Brisas, de La Diana al Aeropuerto es un tema de transporte horrible, urge la inversión ahí, en los puentes de la autopista, los túneles, que sean viables para la gente, son muy caros, es tremendo el gasto ¿quién lo va a poner?
Sólo ir a Acapulco son 180 pesos en las casetas después de La Venta, si vas a trabajar diario está muy complicado.
Entonces imagina el drama diario que vive esta gente, en mes y medio desde “John”y otros desde hace un año.
Por eso la gente no haya que hacer para comer, todo mundo improvisa en su banqueta un puesto de algo, es una proliferación de negocios porque la gente trata de obtener un ingreso.
¿Seguridad?
A eso se suma la inseguridad, hay Guardia Nacional, pero siguen los delitos en las colonias. Yo veo Marina, pero no Policía Municipal, hacen recorrido en calles principales, pero no impide el tipo de crimen, el patrullaje es que quieren ver una flagrancia, pero el ratero se mete a las casas, el delincuente que asalta no se detecta con ese tipo de patrullajes, por eso la gente sigue indefensa.
La otra es la extorsión, y los taxistas, por ejemplo, pagan o pagan al criminal, eso ni con miles de policías se puede detener.
Los militares quieren ver grandes delincuentes, pero acá los que pegan a los ciudadanos es el raterito, entonces hay muchos policías (federales), pero también muchos rateritos.
Fuente.-REFORMA/
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