"...El proyecto para que Morena mantenga la alcaldía de Matamoros por tres años más, para sumar nueve, fue puesto en marcha desde Ciudad Victoria, a donde los actores políticos principales, aspirantes a este cargo de elección popular, fueron llamados, a convocatoria directa de Adriana Lozano, secretaria de Finanzas del Gobierno del Estado, virtual candidata a la silla municipal.
A la reunión que se llevó a cabo el martes 21 de noviembre en un salón de actos de la calle Michoacán a la una de la tarde, estuvieron presentes para conducirla, Adriana Lozano, Héctor Javier El Calabazo Villegas, secretario General de Gobierno y José Alberto Beto Granados Fávila, diputado local.
La primera y más interesada en que esa junta se diera era Adriana Lozano, que de inmediato, sin esperar a que llegara El Calabazoempezó a hablar y a poner los puntos sobre la mesa, dando prácticamente a los convocados la línea a seguir en los cargos de elección popular a los que aspiran.
Desparpajada y atrabancada como es, Adriana se impuso ante la concurrencia y sin mayor preámbulo empezó a cuestionarlos, a sacarles información como si ella fuera la jefa del partido Morena en Tamaulipas:
-A ver, necesito que de una vez que me digan quienes se van a registrar y quienes ya se registraron -para ocupar cargos de elección popular-.
Adriana se notaba enojada, y sus palabras tenían sabor a regaño, la selectiva concurrencia había llegado al lugar a matacaballo, desorientados, ya que ni siquiera sabían de qué se trataba, pues primero les habían dicho que la reunión sería a las cuatro de la tarde y luego les avisaron que se levaría a cabo, más temprano, a la una.
Receptivos todos se habían desperdigado en ese salón donde fueron citados, eran pocos, pero había gente como Karina Insignia, reconocida maromera; en las mesas lo tacaño de la convocante y de la Cuarta Transformación, era evidente, la gente llegó sin comer, y en las mesas apenas había un puño de galletitas.
Con mirada inquisitiva Adriana se dirigía a sus paisanos, y con ansia, insistía:
—Tú, a ver para qué cargo te registraste, —preguntaba a cada uno—…
Fríamente miró a Alejandro Villafáñez —síndico segundo de Matamoros— mientras exigía unidad, y también a Silvia Burgos —de programas federales de ayuda—.
Casi no les dio tiempo de reaccionar, estaban ante la virtual candidata a la alcaldía de Matamoros y la toda poderosa tesorera de Tamaulipas. Ambos apenas respondieron.
Ante el temor al reclamo profundo de Adriana, con voz baja entre la bola se oyeron voces en la mesa de Yolanda Chavira que iba con su esposo Rigoberto y su hijo Romel, que el alcalde Mario López, también se había registrado y que él no estaba presente.
Adriana ignoró el comentario, pero se fue con más fuerza contra su protegida de la Oficina Fiscal del Estado en Matamoros, Zoila Rodríguez y le espetó engolando la voz:
—¿A ver tú, Zoila, tú para qué te vas a registrar?
Pese a su prepotencia con los débiles, Zoila, respondió con humildad a su patrona, mientras batallaba para mantener sus inflados cachetes sin que le colgaran:
—Voy de diputada…
Ante la inseguridad con la que respondía, Adriana, insistió:
—¿Estás segura, Zoila, estás segura?…
—Sí… sí… sí…
Con molestia Adriana reviró a la mesa donde estaba Rosy Pérez, que trataba de no dar blanco, pero sabedora que esta mujer actual regidora del Ayuntamiento de Matamoros, se había registrado para una Diputación Local, soltó de su ronco pecho:
“Esos que se están aferrando a la silla, eso no puede ser, hay que darle oportunidad a otros… pero también tenemos que estar unidos”.
Acto seguido Adriana confirmó lo que muchos ya sabían:
“Quiero decirles que hace unos minutos me acabo de registrar como aspirante a la Presidencia Municipal de Matamoros”.
Las palabras de Adriana fueron un duro golpe entre ceja y oreja para Jorge Rentería que ocupa una regiduría y su esposa Elva Vigil es diputada federal, suplente de ésta en el Congreso de la Unión. Él quería registrarse para la alcaldía de Matamoros. Entre su esposa y el llevan 7 años turnándose el cargo:
—¿Puedo hablar yo? —levantó su mano con desconfianza—.
—Sí —contestó Adriana con voz de sargento—.
—Por respeto a su investidura —dijo Rentería— entonces yo me bajo para ir de síndico o de regidor.
Ya para esos momentos había llegado El Calabazo a la reunión. Estaba al lado de ella. Beto Granados, también, pero se puso a un paso atrás de ellos, con su cara desencajada, muy golpeado por su pleito con el alcalde Mario López La Borrega y con el presentimiento de que ya con Adriana al frente, será echado a un lado en su sueño por la alcaldía.
Entonces Adriana hace una pausa y ve de reojo a El Calabazo que estaba a su diestra y le suelta la pregunta sin mayor preámbulo:
—Bueno me voy, me registré a la alcaldía de Matamoros, pero me prometieron que voy a regresar…
Se inclina hacia el lado de El Calabazo y extiende sus brazos, cual alas de murciélago, y lo encara:
—Héctor, me registré, ¿pero voy a regresar verdad?…
Como niña que le llora a la paleta de dulce que le quitan de la boca, le insiste:
—Me prometieron que iba a regresar (a la Tesorería del Estado), ¿voy a regresar verdad, verdad?… —El Calabazo serio, nunca contestó—.
Por la mente de Adriana tal vez pasó que vendrá a la competencia por la Alcaldía de Matamoros, saldrá triunfadora y enseguida pedirá licencia para dejar a su suplente y regresar al cargo de Tesorera del Estado. Pero es de entenderse que su ciclo en Ciudad Victoria ya terminó. Porque en la tesorería el gobernador requiere a una persona de todas sus confianzas. Y ella ya estorba allí.
Beto Granados que estaba atrás, en ratos veía al suelo y perdía su mirada, sabedor de que cada minuto con la intromisión de Adriana Lozano por la alcaldía, sus aspiraciones en Matamoros, penden de un hilo.
El turno le tocó a El Calabazo, iba de salida, hizo saber a la concurrencia que el gobernador Américo Villarreal estaba enterado, y pidió que lo que allí se trataba no fuera a hacerse público.
Para remachar con impacto y hacer ver la fuerza con la que llegó ella hasta allí, Adriana no se midió y recalcó que debían de mantenerse en unidad, porque con la salida de Américo Villarreal Santiago a otro Estado, para coordinar los trabajos de Claudia Sheimbaum, el hueco que dejó al menos en Matamoros, es por demás palpable y ella busca reagruparlos:
“Aquí está la segunda fuerza más poderosa del Estado, —señalando a El Calabazo— y obviamente yo, la tercera fuerza”, recalcó.
En ese mismo momento Adriana destapó a Olga Sosa secretaria de trabajo del Gobierno Estatal como candidata a senadora y se le va a la yugular a Maki Ortiz que aspira al mismo puesto:
—¿O a poco ustedes quieren a Maki como candidata a senadora por Morena?, —Preguntó al aire. Hubo un silencio sepulcral ante el comentario inapropiado—.
Pero las palmas y la tarde, Adriana no se las podía llevar sola y metió a su hermana al paquete:
“Antes de terminar, quiero decirles que hay una persona muy importante para mí que ha sido mi brazo derecho que me hace las cosas, así que les pido un aplauso para mi hermanita Tina”.
Entre el alboroto a la regidora Alma Alarcón se le ocurrió decir que ella iba por la diputación plurinominal y entones Tina la escuchó y le contestó en tono de burla:
—Pues estás soñando demasiado… ni que tuvieras tanta suerte.
En la reunión Adriana se impuso, los chamaqueó. A todos los sopeó, los hizo que enseñaran sus cartas y para que no cambiaran la versión Tina se encargó de correr una lista improvisada para que cada quien anotara su nombre y el cargo al que aspiraba.
A la salida todos se vieron encuerados. Hambreados partieron de regreso para Matamoros. Fueron a entregarse como inocentes a las garras de la leona. La futura alcaldesa que con poder decide quién va y quien no va, en las elecciones de la tierra de Rigo Tovar. Donde todos se arrodillaron ante ella, su majestad: Adriana I.