Cinco secretarios, seis subsecretarios, seis titulares de instituciones nacionales, cinco presidentes y un comisionado de organismos autónomos; cuatro funcionarios del ámbito diplomático, entre ellos dos embajadores; dos miembros de staff presidencial, dos del staff de los secretarios de gabinete, una jefa de programa federal, un director general, un “superdelegado”, y un director de una empresa paraestatal nonata, son los personajes que no accedieron a la “lealtad ciega” exigida por el tabasqueño y salieron de su administración.
A partir de los comunicados, las cartas y los tuits de los adioses, EMEEQUIS presenta una radiografía de estas grietas trazadas en los muros del poder a lo largo de la primera mitad del sexenio obradorista.
Del total de funcionarios que dimitieron, cuatro eligieron despedirse de los recintos oficiales con sólo un tuit, cinco se fueron en silencio y 14 dejaron cartas al jefe inmediato, al presidente, a la opinión pública, acaso también a la posteridad, para denunciar impericias, corruptelas e injusticias de los que se quedaron.
Y aunque en muchos casos las evidencias públicas apuntaban a otra razón, 10 arguyeron “motivos de salud” como causa de su dimisión.
El decoro y la dignidad por parte del sector oficial en el procesamiento de las separaciones de los cargos, fueron bienes claramente escasos. Ocho tuvieron el privilegio de un comunicado oficial de la dependencia para la cual laboraban, cinco la distinción de una despedida en Palacio, 11 fueron objeto de un comentario presidencial. El resto se fue bajo un lapidario silencio.
De los comentarios que López Obrador concedió a 11 de sus excolaboradores, 3 fueron en términos elogiosos y 8 fueron expresiones de desdén, ironía o abierta hostilidad.
El recuento excluye enroques o casos de funcionarios que salieron del gabinete para incorporarse al Poder Legislativo, pero siguieron siendo leales y se mantuvieron al servicio del régimen.
LOS QUE SE FUERON
Trece funcionarios de posiciones superiores salieron del gabinete en el periodo en cuestión: cinco titulares de secretarías, seis de subsecretarías, y dos miembros del staff presidencial.
Los cinco secretarios y secretarias que han salido del gabinete de Andrés Manuel López Obrador son: Josefa González Blanco y Víctor Manuel Toledo Manzur, que fungieron como titulares de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat); Carlos Urzúa, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP); Javier Jiménez Espriú, de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT); e Irma Eréndira Sandoval, de la Secretaría de la Función Pública (SFP).
Los seis subsecretarios y subsecretarias son: Simón Levy, que fue subsecretario de Planeación y Política Turística de la secretaría de Turismo (Sectur); Asa Cristina Laurell, subsecretaria de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud (SS), Ricardo Peralta Saucedo, subsecretario de Gobierno de la secretaría de Gobernación (SG); y Julio Trujillo, subsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental; Patricia Bugarín, subsecretaria de Seguridad Pública; y Edgar San Juan, subsecretario de Desarrollo Cultural.
Los integrantes del staff presidencial que dejaron la estructura oficial fueron el coordinador de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo y el consejero jurídico presidencial, Julio Scherer.
También dejaron sus cargos en la gestión federal seis titulares de instituciones nacionales que se fueron del gabinete obradorista son: Germán Martínez, que era director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); Tonatiuh Guillén, del Instituto Nacional de Migración (INM); Ricardo Rodríguez Vargas y Jaime Cárdenas Gracia, del Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP); Ricardo Ahued Bardahuil, que se desempeñaba como Administrador General de Aduanas; y Alejandro Mohar Betancourt, que encabezaba la Coordinación Nacional de Institutos Nacionales de Salud.
También quedó fuera la jefa del Programa de Estancias Infantiles, Clara Torres Armendáriz, y el director General de Juegos y Sorteos de la SG, Luis Calvo Reyes.
Dos integrantes de los staff de la exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, también salieron del gobierno: Omar Cervantes, que se desempeñaba como director general de Comunicación Social, y Jorge Alcocer Villanueva, que era coordinador de Asesores.
En el ámbito de los organismos autónomos, renunciaron Jaime Rochín del Rincón y Mara Gómez Pérez a la presidencia de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV); Guillermo García Alcocer y Gaspar Franco, a la Comisión Reguladora de Energía (CRE), donde el primero de ellos fungió como presidente y el segundo como integrante de la comisión; así como Alexandra Haas Paciuc y Mónica Maccise a la presidencia del Consejo Nacional para Prevenir la Discrimianción (Conapred).
Del ámbito diplomático, se fueron dos embajadores y dos miembros de staff diplomático: Ricardo Valero que tenía la representación del gobierno obradorista en Argentina, y Martha Bárcena, quien encabezaba la legación mexicana en Washington. Además, salieron de Relaciones Exteriores el director de Ejecutivo de Diplomacia Cultural, Enrique Márquez, y el agregado cultural de la embajada de México en España.
También salió el superdelegado de la Secretaría de Bienestar en el estado de Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval, y el designado pero no nombrado director de la nonata empresa paraestatal distribuidora de medicamentos, David León.
CONFRONTACIONES
De los personajes que dejaron el gobierno de López Obrador, 16 se fueron confrontados, por desacuerdos o en medio de conflictos, con otros miembros de la administración o con el mismo presidente.
Tres de los secretarios expresaron claramente sus problemas con el presidente y con otros personajes cercanos al poder. Al renunciar, en julio de 2019, el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, denunció que “personajes influyentes” le impusieron en su sector a funcionarios “sin conocimiento de la Hacienda Pública”, es decir, ignorantes, así como la toma de decisiones sin bases profesionales.
Un año más tarde, en julio de 2020, el titular de SCT, Javier Jiménez Espriú, expresó su inconformidad con la decisión presidencial de trasladar a Secretaría de Marina las funciones “eminentemente civiles” de administración de la marina mercante, que estaban hasta entonces en el ámbito de la dependencia que encabezaba.
Vícor Manuel Toledo, titular de Semarnat, salió del gabinete obradorista en agosto siguiente, arguyendo “motivos de salud”, pero su separación del cargo era una clara consecuencia de la filtración. en días previos, de una grabación en que Toledo acusó de bloquear las tareas institucionales de la dependencia a su cargo al entonces coordinador de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.
Tres subsecretarios también salieron del gabinete entre confrontaciones y desacuerdos no explícitos. En abril de 2019 salió de la secretaría de Turismo (Sectur), el subsecretario de Planeación y Política Turística, Simón Levy. Expuso en tuit que salía “por motivos estrictamente personales”.
Sin embargo, muy pronto sería develada una disputa pública entre Levy y su exjefe, el titular de Sectur, Miguel Torruco. El encono se advirtió desde la salida de Levy, pues este anunció sus renuncia en tuit difundido a la 1:26 del 12 de abril de 2019, y exactamente 20 minutos después, a la 1:46, Sectur difundió una foto en el que daba posesión en el cargo “vacante” a un sorprendido Alejandro Aguilera Gómez.
Pero la inquina no acabaría ahí. Ya en 2020, en la plataforma de Twitter, Levy llamó “corrupto” y “florero” al titular de Sectur, y reveló la causa de su salida: “Miguel Torruco me prohibió meterme con los hoteleros, por las playas privadas, y me obligó a callarme de manera ilegal, le renuncié de inmediato”.
Otro funcionaria de alto nivel de la gestión obradorista que salió confrontada fue Asa Cristina Laurell, subsecretaria de integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, en junio de 2019. La exfuncionaria explicó que renunciaba porque querían desaparecer el área bajo su responsabilidad y por serias diferencias con el titular del sector, Jorge Alcocer Varela; con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, y con el “antropólogo inexperto” Juan Ferrer, titular del Instituto para el Bienestar (INSABI).
Por su parte, Patricia Bugarín había renunciado en mayo a la subsecretaría de Seguridad “por motivos de salud”. Pero en realidad, según trascendió en medios, dejó el cargo por desacuerdos con el entonces titular del sector, Alfonso Durazo, y por su frustración ante la política de la administración frente al crimen,
DOS MÁS PIERDEN CON BUENROSTRO
Tampoco en niveles intermedios ha sido menor la inquina que ha cundido entre funcionarios y que ha culminado en sendas renuncias.
El 21 de mayo de 2019, Germán Martínez Cázares, director del IMSS, dejó el cargo en medio del inicio de la mayor crisis de desabasto de medicamentos que ha enfrentado México en la era moderna, y entre presiones de otros funcionarios de la administración.
Anunció su renuncia tres días después de que la entonces Oficial Mayor de la SHCP, Raquel Buenrostro, pidió a la dirección de Administración del IMSS una propuesta de “red institucional de distribución de medicamentos”. Fue como quitar el tronco que apuntalaba el dique.
Germán Martínez renunció a la dirección del instituto, con una advertencia pública: “el abasto pende de un hilo”. Denunció que había un ejercicio irracional de los recursos e interferencia de la secretaría de Hacienda en las decisiones de la dependencia.
Otro que se fue del gobierno confrontado con Raquel Buenrostro fue Ricardo Ahued Bardahuil, exadministrador General de Aduanas. Buenrostro ya estaba a cargo del Sistema de Administración Tributaria (SAT) pero con un amplio margen de poder en la estructura hacendaria.
Según trascendió en medios, Buenrostro cumplía la encomienda de abrir paso a la llegada del texcocano Horacio Duarte a la administración aduanera, y en el desempeño de tales oficios intentó “enfermar” de Covid-19 al entonces aún titular de aduanas, Ricardo Ahued.
El 15 de abril de 2020, Buenrostro compartió un oficio dirigido a Ahued con las ocho oficinas centrales de operación aduanera y con todas las administraciones generales del SAT, en el que recomendaba al funcionario resguardarse hasta el 30 de abril en “referencia a su manifestación expresa realizada el día de ayer en el sentido de presentar síntomas de enfermedad respiratoria”.
Ahued respondió que estaba en perfecto estado de salud y trabajando, como desde el inicio de la contingencia sanitaria, en modalidad home office. Pero Ahued sabía que Buenrostro cumplía órdenes. Pidió audiencia en Palacio y presentó su renuncia el 24 de abril de 2020.
Germán Martínez y Ricardo Ahued regresaron en su momento al Senado y juraron lealtad al presidente, pero el primero ha continuado en actitud crítica de la política oficial y el segundo se ha apartado de los reflectores.
MÁS DIRECTORES EN CONFLICTO
También se fue en desacuerdo con el gobierno el exdirector del INDEP, Jaime Cárdenas Gracia. Renunció el 22 de septiembre de 2020, quien acusó una inquietante de corrupción en la institución que encabezaba:
"Encontramos al inicio de nuestra función probables irregularidades administrativas, procedimiento de valuación que no garantizan los principios del artículo 134 constitucional (el mayor beneficio para el Estado), mutilación de joyas, contratos favorables a las empresas y no al INDEP y, conductas de servidores públicos contrarias a las normas".
Hay que recordar que Cárdenas Gracia fue el segundo director de INDEP, pues recibió la administración de manos de Ricardo Rodríguez Vargas.
Otros salieron entre conflictos fueron Jaime Rochín del Rincón y Mara Gómez (CEAV). Rochín del Rincón renunció a la presidencia de dicho organismo autónomo el 7 de junio de 2019, agobiado por la falta de recursos derivada de la austeridad. Argumentó: “Se requiere reforzar los mecanismos (...); no diezmarlos, obligando a racionar el modesto apoyo que hoy reciben”. También denunció “medidas administrativas” que reducen la calidad del servicio que ofrece la institución.
El 3 de junio de 2019, Jorge García Alcocer dejó la presidencia de la CRE, luego de que el presidente López Obrador lo acusar de incurrir en conflictos de interés. Dijo que en la composición del órgano había ahora una visión diferente.
Rochín entregó el cargo a Mara Gómez que casi exactamente un año más tarde, el 23 de junio de 2020, renunció al cargo por motivos similares. Señaló que los recortes presupuestales de hasta 75%, derivados de la política de austeridad, dejaron a la institución que encabezaba en una condición de parálisis.
Clara Torres Armendáriz, que era jefa del Programa de Estancias Infantiles, fue la primera que salió del gabinete, en febrero de 2019, por considerar injusto el recorte presupuestal al área, que finalmente desapareció.
Un caso parecido fue el de Mónica Maccise , que en junio de 2020 dejó la presidencia del Conapred por las intención presidencial de revisar la viabilidad de los organismos autónomos.
CAMORRA DIPLOMÁTICA
Los casos más recientes de encono que se tradujo en renuncias se registraron en el ámbito diplomático.
Al escritor Jorge F. Hernández lo echaron de su puesto de Agregado Cultural de la Embajada de México en España por criticar en una columna de prensa las afirmaciones del director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Marx Arriaga, quien afirmó el 29 de julio que “leer por leer” es “un acto individualista de goce”
La cancillería cesó al escritor el 7 de agosto porque, afirmó en un comunicado, “incurrió en comportamientos poco dignos de una conducta institucional”, y nombró en su lugar a la narradora Brenda Lozano, quien fue severamente criticada en redes por fieles al gobierno morenista, que acusaron incongruencia de la nueva funcionaria, por sus reclamos feministas a la conducta presidencial y la manifestación de ironías sobre el mandatario.
El 18 de agosto, “debido a los recientes y lamentables acontecimientos que se suscitaron por la decisión de dar por terminada la comisión de Jorge F. Hernández, y por el nombramiento de Brenda Lozano para sucederles en el cargo”, renunció a su puesto el director ejecutivo de Diplomacia Cultural de la cancillería, Enrique Márquez.
ENTRE ESCÁNDALOS
Algunos de los miembros del gabinete de López Obrador salieron en medio de escándalos. La primera titular de Semarnat, Josefa González Blanco, renunció el 25 de mayo de 2019 después de que trascendiera en la prensa que, para poder alcanzarlo, había mandado detener un vuelo de Aeroméxico “por orden presidencial”.
Al momento de renunciar, González Blanco ―hija del exgobernador chiapaneco y salinista, Patrocinio González Garrido― tuvo que aclarar que el mandatario no había intervenido en la orden de detener al avión. Su aceptación del error le valió que, cuando bajó la agitación de las aguas y la indignación pública por su desplante de poder fue olvidado, González Blanco fue perdonada y premiada con la embajada de México en Reino Unido. Aunque eso sí, tuvo una fuerte reprimenda presidencial.
El 14 de junio siguiente renunció el titular del INAMI, Tonatiuh Guillén, en medio de una de las primeras crisis migratorias del sexenio. Pero López Obrador reveló después que él había pedido la salida de Guillén. El propio tabasqueño explicó que se trataba de una “limpia” en el sector por la “corrupción imperante”.
El 30 de septiembre de 2019 renunció Alejandro Mohar Betacourt a la coordinación de los Institutos Nacionales de Salud. La dimisión se registró durante el periodo de agudización de la crisis de desabasto de medicinas detonada durante la actual administración, y luego de que se intensificaran los reclamos de padres de niños enfermos de cáncer por la escasez.
El 23 de diciembre de 2019, el embajador de México en Argentina, Ricardo Valero, renunció “por motivos de salud” a la representación diplomática, luego de que se difundiera globalmente un video de seguridad en el que se advierte cómo hurta un libro en un establecimiento de Buenos Aires.
Por su parte, Ricardo Rodríguez Vargas, primer director del INDEP, salió de esa institución propuesto para encabezar la Procuraduría de Defensa del Contribuyente (Prodecon). Pero su sucesor, Jaime Cárdenas Gracia, denunció corrupción en esa dependencia. Además, en octubre de 2020 el Senado rechazó a Rodríguez por no responder al perfil exigido. Su imagen empeoró aún más en esas fechas cuando versiones de prensa señalaron excesos, como el pago de un chef privado que le atendía en el INDEP y hasta casos de acoso.
Y el 21 de agosto de 2020, David León Romero, que se había desempeñado en la actual administración como director de Protección Civil de la SG y había sido emplazado en días previos como director la nonata empresa paraestatal de distribución de medicamentos, renunció a la posibilidad de continuar en el servicio público.
David León había aparecido ese día en un video entregando fajos de dinero a Pío López Obrador. León Romero había sido funcionario de Comunicación Social del gobierno de Manuel Velasco en Chiapas y contacto de dicha gestión estatal con la familia López Obrador y con Morena.
Urzúa causó un escándalo al irse de Hacienda.
DULCES ROMPIMIENTOS
Once de las separaciones merecieron comentarios del presidente Andrés Manuel López Obrador. En tres casos fue de encomio, y en el resto fueron expresiones de hostilidad, desdén e ironía.
Los que recibieron elogios y reconocimiento fueron el exconsejero jurídico Julio Scherer; el excoordinador de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo; y el administrador de Aduanas, Ricardo Ahued, a pesar de que los tres salieron en situaciones de confrontación.
Como en el caso de Ahued, descrito en líneas previas, las de Alfonso Romo y Julio Scherer fueron salidas precedidas por desencuentros internos de la administración, y por desplazamientos en el control de determinadas parcelas de poder.
Respecto de Romo, estaba el precedente de las discrepancias con el extitular de Semarnat, Víctor Manuel Toledo, que al parecer no eran las únicas. También trascendió en la prensa que Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente de México, disputó decisiones y campos de acción al empresario.
Pero además, Romo remaba a contracorriente de las invectivas que con frecuencia, especialmente en los dos primeros años, lanzaba el mandatario contra el sector inversionista. Según trascendió en el columnismo capitalino, Romo le dijo a López Obrador aquel 2 de diciembre de 2020: “Ya no me siento cómodo, ya no te sirvo”. Y Obrador publicó entonces el tuit de despedida.
En el caso de Julio Scherer Ibarra, Consejero Jurídico de Presidencia, éste había monopolizado la interlocución del gobierno federal con el Congreso, y amplió aún más su margen de influencia después de que López Obrador congeló su relación con el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal.
En ambos casos, Scherer desempeñaba funciones que formaban parte de la naturaleza institucional de la entonces secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y minaban el margen de maniobra de la exministra.
Ya se había manifestado públicamente el alto nivel de temperatura de la rencilla entre el consejero jurídico y la exministra a inicios de junio, cuando se filtró a los medios un audio en el que se escuchaba a Omar Cervantes Rodríguez, director general de Comunicación Social de Gobernación, de pedir que se implicara “a los Scherer” con Adrián de la Garza, entonces aún candidato del PRI al gobierno de Nuevo León. El vocero tuvo que renunciar al día siguiente.
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La tensión se elevó aún más cuando Sánchez Cordero decidió retomar las funciones de cabildeo oficial con el Poder Legislativo, en la coyuntura en que López Obrador buscaba un periodo extraordinario para aprobar la reglamentación de la revocación de mandato bajo sus términos exactos.
La titular de la SG visitó el Senado, donde sesionaba la Comisión Permanente, para cabildear el periodo extra ante los opositores. Incluso la presidenta de la Mesa Directiva, la priísta Dulce María Sauri, declaró: “Creo que finalmente el Presidente de la República regresó las funciones que son facultad de la Secretaría de Gobernación, por primera vez en lo que va de su administración”.
Pero el lance de Sánchez Cordero agitó las aguas en Palacio e incomodó al consejero jurídico. López Obrador resolvió la pugna quitándole la interlocución con el Congreso a los dos, con el nombramiento de Adán Augusto López como nuevo secretario de Gobernación, con la expresa y pública instrucción de llevar las relaciones con el Legislativo.
Olga Sánchez se fue al Senado, Scherer, sin mayor margen de maniobra, decidió renunciar el 31 de agosto, aunque le aceptaron la renuncia hasta el 2 de septiembre pasado. Tan grande era la confusión y la incredulidad en el círculo inmediato de AMLO, que el propio Jesús Ramírez, vocero presidencial, negó públicamente en el primero de septiembre, después del informe, que Scherer hubiese salido del gobierno.
Pero la suerte estaba echada, y al final el presidente despidió a su exconsejero jurídico con manifestaciones de aprecio y fraternidad, sin que la dulzura lograr quitar al episodio el amargo sabor de un rompimiento.
La carta de Julio Scherer, quien se fue entre elogios.
HOSTILIDAD PRESIDENCIAL
Pero sobre la renuncia de otros funcionarios AMLO no fue tan tolerante. De hecho, en tres casos más, fueron las expresiones descalificatorias las que precipitaron las separaciones de los funcionarios. Así ocurrió en las dimisiones de Guillermo García Alcocer (CRE), Mónica Maccise (Conapred), y Enrique Márquez.
Las expresiones posteriores a las renuncias fueron con frecuencia más agrias. Respecto de la renuncia de Josefa González-Blanco a Semarnat ―la que detuvo al avión―, López Obrador comentó: “Mi recomendación fue en el sentido de que nosotros no podemos fallar en nada, y que cuando se comete un error así, tiene uno que aceptarlo y renunciar”.
Sobre la renuncia de Tonatiuh Gulllen (INM), el mandatario comentó: “Es buena persona, pero hay reajustes”. Y luego soltó que prevalecía la corrupción en esa dependencia.
Al referirse a la renuncia de Assa Cristina Laurell a la subsecretaría de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, el tabasqueño dijo: “Así como esos van a haber (sic) otros cambios, o sea, para que se vayan acostumbrando (...) La gente votó por un cambio de verdad y no va a ser más de lo mismo. No es gatopardismo, eso que consiste en que las cosas cambian para seguir igual o aparentemente cambian para seguir igual, no, no, no. Esta es una transformación y ahí se van a ir acostumbrando”.
López Obrador también acusó conservadurismo y de oponerse al cambio a Carlos Urzúa, cuando éste renunció a la SHCP. Obrador señaló: "Él no está conforme con las decisiones que estamos tomando y nosotros tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se ha venido imponiendo desde hace 36 años. Como es un cambio, una transformación, a veces no se entiende que no podemos seguir con las mismas estrategias, no se puede poner vino nuevo en botellas viejas, y es cambio de verdad, transformación, no simulación".
Respecto de la renuncia de Víctor Manuel Toledo a la Semarnat, quien se había confrontado con el coordinador del staff presidencial, Alfonso Romo, pero justificó su separación por motivos de salud, López Obrador comentó que era una persona honesta, pero “está mal de la salud, además la actividad, el servicio público, produce estrés, no todos estamos para resistir presiones”.
En cuanto a la renuncia de Mónica Maccise a la presidencia del Conapred, quien explicó su salida por las intención presidencial de revisar la viabilidad de los organismos autónomos y el recorte de presupuesto a estos, el mandatario comentó: “No estaba enterado, pero todos son libres, y lo más honesto es no ocupar cargos si no se tiene afinidad con el proyecto de gobierno”.
Respecto de la renuncia de Jaime Cárdenas Gracia al INDEP, quien en su carta de renuncia denunció corrupción en esa institución, López Obrador señaló que el funcionario no colaboró en la lucha contra la misma. “Es lo que tenía que hacer Jaime, pero no le entró. (...) Esta es una transformación, no es un día de campo”.
Después, Cárdenas Gracia comentó en un programa de radio que a Obrador no le gustaba su carácter formalista en la función pública, “porque pide una lealtad a ciegas”.
Obrador respondió entonces, a su vez: “Tiene razón, pedimos lealtad a ciegas al proyecto de transformación porque la gente nos eligió para eso, para acabar con la corrupción, las injusticias. Es lealtad al pueblo, no a mi persona”.
Y sobre las denuncias de corrupción de Cárdenas Gracia, comentó: “Si hay denuncias se va investigar, pero esto más que nada es politiquería”.
La despedida de Jaime Cárdenas.
ERÉNDIRA SANDOVAL, DESPIDO EMBLEMÁTICO
Muchos otros funcionarios fueron despedidos franca o soterradamente, u orillados por las presiones de la atmósfera oficial.
Uno de esos casos es del secretario de Gobierno de la SG, Ricardo Peralta Saucedo, a quien la austeridad lo alcanzó y lo sacó de su oficina en agosto de 2020, pues su cargo desapareció del organigrama de un día para otro bajo el argumento de los ahorros republicanos, y sin otra explicación ni protocolo se quedó fuera de administración.
Jorge Alcocer, coordinador de asesores de la misma, se adelantó a esos cambios y renunció casi un mes antes, sin mayor explicación y con discreta elegancia y agradecimiento a la titular, Olga Sánchez.
Menos clara fue la renuncia del subsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental de Semarnat, Julio Trujillo, que el 24 de septiembre simplemente tuiteó que pasaría la estafeta de su cargo, aunque se especuló en columnas de prensa que el funcionario no fue comprensivo con las manifestaciones de impacto ambiental relacionadas con la construcción del Tren Maya.
Otro caso es el de la exembajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcenas que fue “jubilada” del Servicio Exterior en febrero de 2021. Desde mediados de diciembre de 2020 se filtró al columnismo capitalino la versión sobre su inminente dimisión. El presidente no le prestaba atención ni le atendía sus recomendaciones, como la de felicitar al entonces presidente electo norteamericano Joe Biden.
Gaspar Franco dejó su asiento en la CRE “por motivos de salud”, pero después trascendió la versión de que Rocío Nahle, secretaria de Energía, lo presionó para que renunciara.
Otros que fueron despedidos u orillados a salir de la administración son: Mario Bellatin, que encabezó el Fonca hasta por cuatro meses, hasta marzo de 2019; Edgar San Juan, que se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Cultural hasta agosto de 2019; Alexandra Haas Pacuic, que dejó la presidencia del Conapred en noviembre del mismo año; Luis Calvo Reyes, quien se separó de la dirección general de Juegos y Sorteos de la SG el 16 de septiembre de 2020, un día después del sorteo del avión presidencial.
Pero el caso más emblemático de las luchas intestinas del gobierno obradorista y del estilo del tabasqueño para dirimirlas, fue el cese de Irma Eréndira Sandoval de la Secretaría de la Función Pública.
Sandoval Ballesteros era considerada como una de las piezas más poderosas del gabinete obradorista.
Todo cambió cuando la funcionaria y su grupo, en el que se encontraba su esposo, John Ackerman, impulsaron al hermano de la secretaria, Pablo Amílcar Sandoval, para obtener la candidatura de Morena al gobierno de Guerrero. Entraron entonces en pugna con Mario Delgado, presidente de ese partido, y con Félix Salgado Macedonio, otro de los aspirantes, que contó además permanentemente con público y explícito apoyo presidencial.
Pablo Amílcar Sandoval terminó impugnando la candidatura de Salgado Macedonio ante el Tribunal Electoral, en el que acusó además a Mario Delgado de actuar ilegalmente.
Cuando fue destituida Irma Eréndira Sandoval, en un video difundido en redes y por televisión, la exfuncionaria, extrañamente sonriente, como tratando de atemperarse, intentó dar una relación de los presuntos logros de su gestión ante López Obrador, pero este apenas le prestaba atención.
El mandatario exhibía más bien su prisa por dar posesión al nuevo titular de la secretaría de la Función Pública, Roberto Salcedo Aquino, ahí presente, respecto de quien se extendió en la exposición de sus atributos.
A Sandoval Ballesteros la había presentado simplemente, al inicio del video, como “una mujer que lucha por la justicia y por la democracia”.
LOS QUE SE FUERON AZOTANDO LA PUERTA
Carlos Urzúa, SHCP
Javier Jiménez Espriú, SCT
Vícor Manuel Toledo, Semarnat
Simón Levy, subsecretario de Planeación y Política Turística
Asa Cristina Laurell, subsecretaria de integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud
Patricia Bugarín, subsecretaría de Seguridad
Omar Cervantes Rodríguez, director general de Comunicación Social de Gobernación.
Germán Martínez Cázares, director del IMSS
Jaime Cárdenas Gracia, INDEP
Jaime Rochín del Rincón, CEAV
Mara Gómez, CEAV.
Jorge García Alcocer dejó la presidencia de la CRE
Clara Torres Armendáriz, Programa de Estancias Infantiles
Mónica Maccise, Conapred
Jorge F. Hernández, Agregado Cultural de la Embajada de México en España
Enrique Márquez, director ejecutivo de Diplomacia Cultural
@estedavid/
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