“Le digo que cuando el gobernador ya habló, ya ningún otro puede hablar, ¿sale? Aprende eso, por favor. No preguntes”. La respuesta del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, a la periodista Alba Espejel de El Sol de Puebla y quien le hizo una pregunta en una videoconferencia a un miembro de su equipo el pasado viernes ha sido condenada como “censura y violencia de género”. Así lo definió la Red de Periodistas de Puebla que exigió al político de Morena evitar “este tipo de prácticas violentas”.
Barbosa reaccionó visiblemente molesto cuando Espejel, atendiendo a su turno de pregunta, pidió más detalles al secretario de Gobernación, David Méndez Márquez, sobre un conflicto por la demolición de una escuela en el municipio de Tecamachalco, un tema del que ya había hablado anteriormente el gobernador, y sobre la renuncia del director de Mi Casa es Puebla. Tras la queja del mandatario estatal, Méndez Márquez respondió únicamente a la segunda de las preguntas.
“El único objetivo de mi trabajo es darle voz a la ciudadanía y que ellos sepan la verdad”, escribió Espejel en un hilo de Twitter en el que hacía referencia al incidente. La periodista agradeció las muestras de apoyo recibidas y pidió que no se use el episodio como arma política. “A la persona que me contestó feo solo puedo pedirle respeto para mí y para todos mis compañeros”, añadió. Posteriormente, en conversación con EL PAÍS dijo que su intención al hacer la pregunta era puramente informativa, por lo que le sorprendió la reacción del gobernador.
“Nosotros queríamos saber el saldo porque en ese evento habían agredido a uno de nuestros corresponsales: cuántos ciudadanos y policías habían sido golpeados y esa información la tiene el secretario de Gobernación”, explica. Y dice que, aunque ese tipo de respuestas no son extrañas en Barbosa, a ella era la primera vez que le pasaba. “Yo me he dado cuenta de que él habla así a todos los reporteros, pero sí he leído los estudios de [la organización] Artículo 19 y de la Red de Periodistas que sí se dan más este tipo de agresiones a mujeres”, dice la reportera de 29 años al ser preguntada si considera lo sucedido un acto de violencia machista.
Espejel también señaló que en lo que va del año se han registrado casos “más preocupantes” de ataques a periodistas como los de Itzel Valencia y José Luna, dos reporteros que fueron agredidos físicamente en los últimos meses en el desarrollo de su trabajo y que ese tipo de ataques se han incrementado durante la pandemia. “La gente está muy a la defensiva, está muy enojada. Ayer pasó con otra compañera reportera. Fue a evidenciar que los comerciantes no están respetando las medidas de seguridad [contra el coronavirus] y ya le querían quitar el celular, ya le querían pegar”, lamenta.
En su último informe anual, publicado en mayo, la organización que promueve la libertad de expresión Artículo 19 alertó del aumento de agresiones a la prensa en Puebla. Según los datos de Artículo 19, en 2019 Puebla fue el cuarto Estado donde se registraron más ataques a la prensa, después de la Ciudad de México, Quintana Roo y Guerrero. En total, se registraron 34 amenazas a equipos periodísticos poblanos, entre ellos nueve episodios de bloqueos, alteración o remoción de información, ocho de intimidación y hostigamiento y siete de amenazas.
“Aunque no hubo un incremento notorio en agresiones y ciertamente no hubo homicidios de periodistas, sí se presentaron algunos de los casos más complejos por su repercusión en el derecho a la información. El portal de noticias E-consulta de Puebla y su director, Rodolfo Ruiz Rodríguez, fueron cercados con bloqueos informativos y amenazas de acciones legales del Gobierno de Miguel Ángel Barbosa, de Morena”, se lee en el informe ‘Disonancia: Voces en Disputa’.
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