Al partido Morena no se le acaban las desgracias. Ha pasado un año desde que la entonces dirigente nacional, Yeidckol Polevnsky, anunciara la cancelación de afiliaciones al partido y se abriera así el debate sobre un padrón de simpatizantes leonino que impidió la renovación de la dirigencia nacional.
Y, aunque parezca cómico, mágico o hasta musical, en el show de Morena los dos principales candidatos a dirigir el partido en el poder no aparecen en el listado de militantes.
Una revisión realizada por EMEEQUIS al padrón que Morena entregó al Instituto Nacional Electoral (INE), el 9 de septiembre pasado, muestra que Mario Delgado Carrillo, el gallo de gallos para quedarse con la dirigencia, no está incluido.
Tampoco aparece el hombre que surgió de último momento, pero que también se mira como candidato fuerte, Porfirio Muñoz Ledo, aunque su ausencia, dicen en los pasillos de la 4T, en realidad corresponde a otra cosa: nunca se inscribió al partido.
ASUNTOS SIN RESOLVER
Se fue Yeidckol, llegó Alfonso Ramírez Cuéllar como dirigente temporal para iniciar –o al menos intentar– la renovación interna del partido y los problemas siguen igual.
A contracorriente, entre dimes y diretes, denuncias penales y acusaciones públicas por robos y desfalcos, en medio de una pandemia, Morena ha avanzado y ya tiene candidatos para liderar el partido que nació como un movimiento encabezado por el hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Pero el fantasma del padrón no cede. Llamado en los estatutos de Morena “Padrón Nacional de Protagonistas del Cambio Verdadero” debería incluir a todas y todos los que se han registrado como “protagonistas del cambio verdadero”, pero no es así. El último padrón tiene averías.
Apenas el 4 de septiembre, Antonio Attolini –quien participara activamente en el movimiento #YoSoy132–, candidato a la Secretaría General de Morena, convocó a una conferencia de prensa para acusar que el padrón de Morena fue –sí, otra vez– rasurado. Y entre esa poda él había quedado fuera.
El 14 de septiembre, Polevnsky exigió a la Comisión de Honor y Justicia y al INE que Eduardo López, quien aspira a la Secretaría General de Morena, pueda participar en la elección porque, casualmente, su registro tampoco aparece.
Estas denuncias no son cosa menor, anuncian un nuevo conflicto interno que podría terminar por destruir al partido. Y es que Attolini, López, Delgado y Muñoz Ledo no son los únicos ausentes en el listado de militantes. Tampoco están Adriana Menéndez Moreno ni Pablo Salazar Vicentillo.
Mientras que, para la Secretaría General, además de Attolini, tampoco figura como militante Donají Alba Arroyo, quien fuera secretaria de Organización del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en la Ciudad de México.
Y es que para ser candidatos y aspirar a ser electos internamente, deben formar parte del padrón, pero un error de cálculo y organización se cruzó en el camino.
RAMÍREZ CUÉLLAR NO QUIERE PROBLEMAS
Alejandro Rojas Díaz Durán, candidato a la dirigencia nacional, llevaba más de un año denunciando que el padrón había sido rasurado. Si bien el INE reconocía poco menos de medio millón de militantes, entre los simpatizantes de Morena se hablaba de que el Padrón Nacional de Protagonistas del Cambio Verdadero era de más de tres millones.
Y ese padrón, de tres millones, dicen, existe. Polevnsky optó por no considerarlo fiable sino leonino y por eso detuvo toda afiliación. Para evitar que “hampones o infiltrados” se apoderaran del Movimiento.
Pero se fue Yeidckol y llegó Ramírez Cuéllar, quien tenía de misión, como dirigente temporal, enderezar el rumbo chueco de Morena y lograr dos metas: tener un padrón confiable y lograr que se elija a un nuevo dirigente nacional con el amparo de la ley.
Lo del dirigente ahí va, al menos tienen candidatos. El problema es el padrón.
Ya cuando Morena estaba al límite y debía enviar al INE el padrón actualizado, Ramírez Cuéllar giró la orden de que se enviara el listado de la militancia, pero no dio ni santo ni seña de cuál padrón, cómo determinar quién sí era militante confiable, quién quedaba dentro y quién quedaba fuera.
Como lavándose las manos, no quiso meterse en problemas y dejó esa decisión en otra área, sin dar ni una sola orden de cómo debía hacerse el proceso de selección.
Y, pues, como pudieron, sin reglas ni filtros ni parámetros, agarraron machotes de afiliados y los ingresaron, sin mirar siquiera los nombres que quedaron. Ese padrón llegó al INE y es el último actualizado: marca 466 mil 931 militantes del partido –219 mil 581 hombres y 247 mil 350 mujeres.
En esa entrega no aparece el nombre del hombre que lidera las encuestas internas para la dirigencia nacional, el candidato del presidente y quien las bases morenistas le desconfían: Mario Delgado.
Ahora, Morena está negociando con el INE, tratando de ingresar al padrón a los candidatos que ya cantaron a los cuatro vientos, pero que oficialmente no forman parte de la militancia.
Fuente.-@emeequis/
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