I. Machaconamente el secretario de Relaciones Exteriores (que no canciller, pues es un cargo que no existe), Marcelo Ebrard –a quién hacen el más seguro sucesor de Andrés Manuel López Obrador, aunque pone en duda quien esto escribe–, suelta que no seremos, migratoriamente, “un tercer país seguro”, como sigue exigiendo Donald Trump, o nos asesta más impuestos a las exportaciones.
Por órdenes de López Obrador, resolución del Senado y dicen que por convicción propia, Ebrard Casaubón se mantiene en su afirmación, aunque ante la amenaza cumplida por Trump tendría que dar marcha atrás; ya con sus chantajes hacia todo el mundo, lo que incluye a nuestro país, este populista finalmente impone su voluntad imperialista y se saldrá con la suya en lo del muro que se sigue construyendo. Así que en ese aspecto no seremos un tercer país seguro, pero en lo referente a los hechos violentos de toda clase que culminan en homicidios al por mayor, somos un país muy inseguro desde hace 13 años: los dos sexenios, de Felipe Calderón y Enrique Peña, y el año de AMLO, durante los cuales se ha ido aumentando la criminalidad; a la que no se puede siquiera desalentar solo con “fuchi y guácala”.
II. Esa terrible inseguridad tampoco ha podido ser reducida por un inexperto como Alfonso Durazo, quien de policía solamente tiene el apellido de su tío Arturo Durazo. De eso en más, ha sido un ineficaz secretario de Seguridad, ya que a pesar de su entonada vocalización de locutor para hacer sus declaraciones, ha sido un inútil. Lo que sucede es que siendo amigo de dos altos funcionarios que lo recomendaron (uno de ellos Ebrard), éstos lo sostienen contra viento y marea; pero debe ser removido de inmediato. No lo harán hasta que esté próxima la sucesión de la gobernadora Claudia Pavlovich, en Sonora, donde también Ana Guevara se apunta. Durazo quiere la gubernatura para irse a la entidad donde tiene ranchos, gasera y otros bienes. Mientras eso sucede, es un estorbo en el contexto de la inseguridad, donde es parte de ella y ese mal se ha ido afianzando para ser uno de los grandes problemas de Morena que no puede resolver el presidente de la República y que lo tiene en la mira de los reproches.
III. Así que ciertamente, México es un país inseguro totalmente y esto nos hace una Nación víctima de las más variadas delincuencias. Todos los días la información reporta homicidios, fosas clandestinas descubiertas, colgados en los puentes, asaltos a mano armada, feminicidios que no paran, secuestros, desapariciones, etcétera. Por lo que los mexicanos sobreviven en la zozobra de un terrorismo sangriento. Somos, insisto, un país inseguro, porque el calderonismo, el peñismo y ahora el lópezobradorismo, no han podido parar en seco a los delincuentes que, sin excepción, cargan armas de alto poder mucho más letales que las que portan los cuerpos policiacos, y disparan indiscriminadamente. Suena a burla decir que somos un “tercer país seguro”, pues la pavorosa inseguridad que impera nos ha hecho un país donde los delincuentes le disputan al gobierno federal la gobernabilidad e impera una guerra con un “general” improvisado que es Alfonso Durazo.
fuente.-Álvaro Cepeda Neri/
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