En toda guerra asi sea informal o sea contra el crimen, la primera obligación del estado es poner a salvo a sus habitantes y si se han de proteger vidas humanas tal y como pretexta el Presidente Andres Manuel Lopez Obrador,estas deberán de ser consideradas y salvaguardadas en la planeacion y no después de la aplicación de un operativo fallido cuyo ultimo saldo sangriento advierte al menos cuatro inocentes muertos del total de 14 abatidos en el enfrentamiento del jueves entre militares e integrantes del Cártel de Sinaloa, durante el fallido intento de captura de Ovidio Guzmán, eran civiles.
Mientras el hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán estuvo retenido, en 19 puntos de Culiacán se desataron bloqueos, amenazas de muerte a familias de militares y 14 enfrentamientos en las calles.
En una de esas balaceras murieron dos empleados de la carpintería DIMSA.
El propietario del comercio narró a Grupo REFORMA que envió a sus empleados a una entrega y, cuando regresaban, quedaron en medio del tiroteo.
Los cuerpos de los dos trabajadores quedaron tirados en el Sector Tres Ríos, junto a la camioneta del negocio y una patrulla militar.
Los cuerpos ya fueron velados, uno en Culiacán y otro en Mazatlán, y los gastos fueron aportados por la empresa.
"Los fondos que yo tenía para trabajar los invertí en los muchachos, en pagar los sepelios", dijo, "y nadie me ha dicho nada ni ayudado en nada.
"Todavía tengo que pagar el daño de la camioneta".
A unos metros de donde murieron los dos empleados quedó una camioneta azul, en cuya parte trasera yacía el cuerpo de un joven de 21 años, de nombre José Guadalupe, quien se dedicaba a arreglar motos.
Su cuerpo fue llevado al Servicio Médico Forense hasta 15 horas después de que ocurrieron los enfrentamientos.
A unos 400 metros del lugar ocurrió una situación similar.
Ahí estaba el cuerpo de un hombre, trabajador de la zona, que quedó tirado en el estacionamiento de un supermercado.
Con informacion de.-
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