Más allá de la hilaridad a la cual nos conduce, sin remedio, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, en la exhibición con sus fallas de foco y de tino, en cuanto a quién es responsable de las vías federales de comunicaciones, como sucede con el ferrocarril, el bloqueo ferroviario de las semanas anteriores —cuya solución le traslada al gobierno estatal—, muestra ya matices de gravedad por las lesiones a una larga cadena de actividades productivas, pero también por el antecedente de tolerancia ante la violación de la ley, al amparo del ejercicio abusivo del derecho de protestar.
Fuente.-Reporte Indigo/ |
Y eso obvio, un movimiento político de masas cuyo abrumador resultado electoral llevó a la presidencia a López Obrador, durante años y años, diestro en bloqueos y ocupación del espacio público, no puede actuar contra quienes hacen de ese recurso extremo e infalible de presión, la continuidad táctica y estratégica de todo planteamiento político.
La consagración del derecho de manifestación como el más importante de todas las garantías humanas, no encuentra —ni encontrará en éste o en otros casos—, soluciones de firmeza para aquello impuesto por la fuerza. La elocuencia física del plantón, del cerco, del bloque, del obstáculo físico.
Hoy, la pedagogía del ejemplo surte frutos. Lástima, son los peores frutos.
Pero mientras Jiménez Espriú se ha convertido en una especie de mensajero inservible del presidente López Obrador, pues lo mismo ataca —con malos resultados— a José Antonio Meade cuando éste contabiliza con sapiencia los daños por cancelar el NAIM o polemiza con el gobernador Silvano Aureoles, quien lo manda por jícamas en el primer asalto, los daños al sector y a la economía crecen geométricamente.
Lourdes Aranda, la vicepresidenta de Ferromex, ha explicado cómo los daños económicos ya se extienden a otros estados y cómo hay millones de litros de gasolina (ésa cuya escasez se resiente en los estados con gobiernos opositores) sin llegar al mercado, y cómo, entre otras cosas, los bloqueos tienen detenidos trenes cuya circulación se hace imposible desde la frontera de Baja California o las cementeras de Chihuahua.
Los medios han divulgado las aproximaciones de este costoso consentimiento del movimiento magisterial. Es absolutamente inconcebible el daño generado por unos cuantos, pues ni siquiera se trata de un paro magisterial generalizado: es una simple fracción seccional (XVIII) del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (el más grande parásito en la historia nacional reciente).
El agravio a la economía no se da únicamente en los efectos perniciosos del paro ferroviario actual, sino más adelante, cuando se deban pagar las nuevas plazas concedidas en la interminable pila de concesiones, la cual ahora ya cuesta —en efectivo— mil millones de pesos como pago inicial por el secuestro de las vías.
Las actitudes improductivas, como el paro magisterial y los bloqueos de maestros insaciables en la demanda de prebendas, pagos, vacaciones olvidadas y cuestiones tan añejas como la molicie patrocinada por el paternalismo burocrático de la mala educación pública del país (la cual ya hasta sin reforma se ha quedado, después de tanto y tanto rollo), les ganan espacio a las fuentes de la riqueza.
La exigencia de cinco mil millones de pesos (con cuánta alegría bailan los millones en este pobre país), y el aumento de plazas hasta por 5 mil nuevos docentes (indecentes), le harán gastar al país 780 millones de pesos más cada año. Y si no, asfixiarán caminos, tomarán vías o cometerán cualquier desmán favorable a su presión y su capricho.
Fuente.-Rafael Cardona/
rafael.cardona.sandoval@gmail.com
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