Durante los dos últimos sexenios, cuando el gobierno mexicano emprendió un intenso combate al narcotráfico y al crimen organizado, murieron 542 soldados en esta estrategia: 288 en el mandato de Felipe Calderón y 254 en el de Enrique Peña Nieto.
Del total de decesos de militares durante el periodo 2006-2018, de acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en respuesta a una solicitud de transparencia, más de la mitad se registraron en los estados de Tamaulipas (130 soldados caídos en ambos sexenios), Sinaloa (68), Michoacán (58) y Guerrero (55), para un total de 311, es decir, 57.38%.
En el sexenio de Calderón, 288 elementos de la Defensa Nacional perdieron la vida, de los cuales 151 murieron en los cuatro estados mencionados (Tamaulipas, 51; Sinaloa, 35; Michoacán, 37, y Guerrero, 28), es decir, 52.43% del total en ese sexenio.
Mientras, en la administración de Peña Nieto fallecieron 254 militares, 160 de ellos en las cuatro entidades señaladas: Tamaulipas, 79; Sinaloa, 33 muertes; Michoacán, 21 y Guerrero, 27, es decir, 63% del total.
Según analistas y activistas, la falta de planeación en las acciones de estos sexenios contra el crimen organizado, además de los grupos delictivos que se concentraban en estos estados, así como la antigüedad, son las causas de los decesos de 542 soldados.
“Recordemos que Tamaulipas, sobre todo en la época de Calderón, fue tierra de Los Zetas y ellos tenían consigna de matar. Incluso, entre ellos se premiaban y eran reconocidos porque entre más militares mataban más fregones eran. Había ciertos incentivos para que Los Zetas ejecutaran violencia contra el Ejército Mexicano, de las Fuerzas Armadas mexicanas y de la Policía Federal, incluso en lo local”, afirmó Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).
La Sedena destaca que en estas acciones contra el crimen organizado 286 soldados fueron muertos “por agresión con arma de fuego”. En este caso, 132 ocurrieron en la administración de Calderón, en tanto que en el sexenio de Peña Nieto sumaron 154.
María Elena Morera, presidenta de Causa en Común, señaló: “Es muy grave que asesinen a cualquier mexicano; sin embargo, cuando estamos hablando de Fuerzas Armadas o de policías es mucho más grave porque es la gente que nos cuida. Me parece que aquí el problema principal es la impunidad, y nunca terminamos por investigar qué fue lo que pasó y que los culpables se vayan a la cárcel. Entonces, es muy barato matar a un policía o a un elemento de el Ejército”.
Considera que si los militares no están preparados es más fácil que los embosquen. “Creo que [las muertes] se deben más a que están haciendo acciones en seguridad sin estar preparados y es muy fácil que los embosquen. No hacen investigaciones, está demostrado que sólo 3% de los operativos que hacen los militares tienen que ver con investigaciones previas. Son más de hacer rondines y operativos en el momento”, afirmó.
Para Francisco Rivas, el asesinato de militares en combate al crimen organizado es lamentable aunque inevitable en una estrategia que no funcionó, pero que tuvo efectos como las detenciones de delincuentes. En cifras, le funcionó más a Calderón, ya que dejó a la delincuencia organizada debilitada, pero con Peña Nieto los actos de la delicuencia general se percibieron más, no sólo de la organizada.
Javier Oliva Posadas, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, consideró que la llamada guerra contra el narco no ha funcionado, ya que los presidentes implicados en la toma de decisiones no lo han hecho en función de lo que ellos consideran que puede ser la solución.
El diseño de las estrategias, para los especialistas consultados por El Gran Diario de México, fue una de las causas que provocaron muertes de militares, debido a que no hubo planeaciones previas antes de sacar a las Fuerazas Armadas a las calles.
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