Hace nueve años, el destino le dio un giro inesperado a la vida del futbolista paraguayo Salvador Cabañas.
En la madrugada del 25 de enero de 2010, el entonces delantero de las Águilas del América, tras una discusión en el baño de un bar al sur de la Ciudad de México, recibió un balazo en la cabeza y que de milagro no terminó con su vida.
La bala se quedó alojada en el lóbulo izquierdo del cerebro de “Chava” y ya nunca la pudieron retirar por el riesgo que implicaba una cirugía de esta naturaleza y hasta la fecha vive con esa pieza de plomo en su cabeza.
Despertó del coma ilusionada unos días después de la agresión, con ganas de regresar a las canchas y demostrar el carácter y personalidad que siempre dejó en el terreno de juego, pero poco a poco la fe y la esperanza se fueron difuminando. Salvador Cabañasempezó a quedar en el olvido, la gente del fútbol e incluso amigos lo empezaron a hacer a un lado.
Con las Águilas del América lo tuvo todo: talento, fama, dinero, estaba en el clímax de su carrera y con un pie en la Premier League, pues en ese entonces, el Manchester United estaba dispuesto a soltar $1 millón 700 mil dólares por el artillero guaraní. La bala, producto de una precipitada decisión que tomó al irse a un centro nocturno un domingo por la noche tras la derrota del conjunto azulcrema ante Morelia, echaron a perder sus planes de por vida.
Ahora Salvador Cabañas se dedica a vender pan en su pueblo y lo presume con mucho orgullo, incluso, esta actividad le permite recordar momentos memorables y divertidos en el mundo del fútbol con algunas personas que lo reconocen y que hasta le fecha siguen demostrando una gran admiración por el exfutbolista.
En una entrevista en septiembre de 2018 con Telefuturo, Cabañas habló de lo “ingrata” que puede llegar a ser la gente en ocasiones, dependiendo del estatus en el que te encuentres, al referirse que cuando tuvo fama y dinero, estuvo rodeado de amigos, pero después de la tragedia, todos se fueron alejando de él.
“Me doy cuenta ahora que cuando uno juega eres figura y cuando no, ya después nadie te hace caso. Es ingrato. Yo era ídolo en Paraguay. Nadie de la Asociación Paraguaya de Fútbol y ningún compañero se acercó en mi peor momento. La gente común sí se acuerda de mí, los respeto mucho y eso es lo que te levanta siempre. Así es la vida. Parte de la vida del fútbol es así”, expresó Cabañas.