El próximo 20 de noviembre será la última promoción militar del sexenio y toca al secretario de la Defensa Nacional saliente hacer su última propuesta al presidente de la república para quienes llegaran al máximo grado de la milicia mexicana.
Esta será una promoción un poco diferente, el hecho de que exista ya un secretario de la Defensa Nacional designado por el presidente electo, le confiere mayor relevancia al hecho de que quienes sean los nuevos divisionarios tengan también el visto bueno del futuro comandante en jefe.
Es uno de los perfiles más llamativos de los que están en la antesala para ascender a general de división, el máximo rango en el ejército, el próximo 20 de noviembre. A principio de este mes cuando el general de brigada Jens Pedro Lohmann Iturburu asumió la comandancia de la cuarta región militar con sede en Monterrey, en sustitución del general de división Luis Crescencio Sandoval González quien fue designado próximo secretario de la Defensa Nacional por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, prácticamente asomó la que podría ser la nueva élite militar en México.
Porque el general Lohmann Iturburu, quien ascendió al generalato en 2001, forma parte de una generación de militares que encabeza el general Sandoval González, preparada en diferentes lides y con una visión distinta de cómo se deben resolver los problemas de seguridad interior en el país.
El general Lohmann Iturburu nació en Acapulco en 1956, en 1970 ingresó al Colegio Militar de donde se graduó en 1974 como oficial de artillería. Llama la atención de su hoja de servicios que buena parte de su carrera militar tuvo el reconocimiento como un deportista de élite. Estuvo en la selección de natación y boxeo, y fue miembro del equipo olímpico de Pentatlón moderno que participó en los juegos olímpicos de Moscú en 1980. De 1980 a 1983 hizo el curso de Mando y Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra donde se graduó como oficial de Estado Mayor, Entre junio y diciembre de 1984 fue oficial de abastecimiento en la Fuerza de Tarea Cóndor en Badiraguato en la sierra de Sinaloa, donde tuvo sus primeras experiencias en tareas antinarco. De 1985 A 1987 estudió la maestría en administración pública y a finales de aquel año fue designado comandante del primer escuadrón blindado de reconocimiento del Estado Mayor Presidencial.
El entonces coronel Lohmann Iturburu estuvo después al mando del segundo y de primer regimiento de artillería entre 1997 y 1999, hasta que fue enviado como agregado militar a la Embajada de México en Moscú, Rusia.
En 2001 era jefe de subsección en la sección quinta, planes estratégicos, del Estado Mayor de la Defensa Nacional de donde pasó poco después a la Escuela Superior de Guerra donde fue nombrado subdirector.
El simple hecho de que haya sido designado hace un par de semanas comandante de región militar, siendo aun general de brigada, para varios observadores es una señal de que su ascenso al grado de divisionario sería un hecho ya que este cargo está reservado para militares de ese rango.
Igual circunstancia podría decirse de general de brigada José Luis Sánchez León, quien hace pocos meses fue nombrado comandante de la sexta región militar con cuartel en La Boticaria, Veracruz. Oficial de infantería graduado con los más altos honores, Sánchez León tiene una hoja de servicios que pasaría cualquier visto bueno sino fuera porque cuando era comandante de la 22 zona militar, en Santa María Rayón, Estado de México, ocurrió la múltiple ejecución de 15 de 22 personas encontradas muertas a las afueras de la comunidad de Tlatlaya el 30 de junio del 2014. Entre las víctimas se dijo había varios secuestradores y homicidas que tenían asolada a la región de Tierra Caliente del lado de Estado de México.
Sin embargo el hecho pesó en la currículum del general Sánchez León, quien fue enviado poco después a Guadalajara como jefe de Estado Mayor de la quinta región militar. Reapareció hace unas semanas tras el anunció de que era el nuevo comandante de la sexta región militar, de nuevo un cargo que por lo regular ocupa un general de división, con lo que se espera alcance este rango en la última promoción del sexenio. El hecho en sí, generaría una reacción por parte de los organismos defensores de derechos humanos quienes tienen en la mira la actuación del antiguo comandante militar en el Estado de México.
Un militar que estaba en la lista anotado como uno de los generales más destacados de esta nueva generación es el general de brigada Guillermo Almazán Bertoto, quien hasta mayo pasado era comandante de la 11 zona militar en Zacatecas, y hoy día ocupa la jefatura de la agregaduría militar en la Embajada de México en Washington, D.C.
El general Almazán Bertoto está considerado para el ascenso a general de división por una hija de servicios militares donde destaca en los últimos años el haber sido director del Colegio de Defensa Nacional, jefe de la sección quinta del Estado Mayor de la Defensa Nacional, y agregado militar a la Embajada de México en Seúl, Corea del Sur, entre otras asignaciones.
Otro de los militares que está en la antesala de ascender al grado de divisionario es el aún presidente de la Junta Interamericana de Defensa, el general de brigada Luis Rodríguez Bucio. Nacido en Michoacán, ingresó en 1973 al Colegio militar de donde se graduó como oficial de infantería en 1977, es contemporáneo del general Sandoval González aunque éste es oficial de caballería.
Cuando en 1980 el entonces teniente Rodríguez Bucio estaba en el segundo batallón de infantería del Cuerpo de Guardias Presidenciales, fue enviado a Fort Gulick, en la zona del canal de Panamá, donde hizo el curso de operaciones de patrullas en la Escuela de las Américas del ejército estadounidense. Del verano de 1990 a junio de 1992 estuvo en “comisión especial” en la agregaduría de la Embajada de México en Bonn, en la entonces Alemania Federal, donde hizo el curso de Estado Mayor en la academia de las fuerzas armadas alemanas.
Rodríguez Bucio al igual que el general Sandoval González, hizo el curso básico de Operaciones de Apoyo a la Paz, en el Centro de Operaciones de Apoyo a la Paz, en la base militar McNaughton, en Ontario, Canadá.
Desde finales de los años noventa el entonces coronel Rodríguez Bucio era uno de los militares que mejor conoce el problema del narcotráfico en los últimos sexenios. Lo antecede su experiencia operativa entre 1993 y 1994 en Badiraguato, donde fue subjefe de Estado Mayor de la Fuerza de Tarea Marte XXII, diseñada para la erradicación de plantíos de enervantes en la confluencia montañosa de los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua.
Entre agosto del 2003 y septiembre del 2004, Rodríguez Bucio estuvo al mando del batallón de operaciones contra el narcotráfico en Tamaulipas, Durango y Sinaloa. De ahí pasó al Estado Mayor de la Defensa Nacional como jefe del Grupo de Inteligencia Antinarcóticos (GIAN).
Como general brigadier estuvo de comandante de la Guarnición Militar de Cancún, Quintana Roo, y desde junio del año pasado es president de la Junta Interamericana de Defensa en Washington.
Otros de los generales que se mencionan también están considerados en esta promoción y que en el futuro podrían llegar al grado de generales de división son el actual comandante de la séptima zona militar en Monterrey, el general de brigada Agustín Radilla Suástegui, el comandante de la 25 zona militar en Puebla, el general Raúl Gámez Segovia y el de la 37 zona militar el general de brigada Alberto Gaytán Palos.
fuente.-Juan Veledíaz
@velediaz424
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