El hombre que se negó a recibir millones de dólares en acciones de empresas y en efectivo por dejar ir libre a Joaquín “El Chapo” Guzmán aquella mañana de principios del 2016 en Los Mochis, dice en entrevista que el modelo de policía que el país requiere inicia con la revalorización y dignificación del capital humano. Porque no solo la tecnología y los pertrechos bélicos resolverán el problema de fondo, hace falta una visión integral con servidores de Estado.
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Todo sucedió pocos días después del golpe letal de Los Mochis aquel 7 enero del 2016. Desde ese momento su integridad estaba en riesgo, era cuestión de tiempo para que la cúpula de la organización criminal de tráfico de drogas más grande de México asentada en Sinaloa, fijara precio por su cabeza.
Por órdenes superiores Nicolás González Perrin, el comisario de la Policía Federal que esa mañana de enero detuvo de forma fortuita a Joaquín “El Chapo” Guzmán, tuvo que salir del país y fue enviado como agregado de la Comisión Nacional de Seguridad Pública a la Embajada de México en Washington.
Desde entonces el oficial de la PF conocido por haber resistido “al embate” de varios millones de dólares que le ofreció el Chapo, en efectivo y en acciones de empresas por dejarlo libre, se avocó a trabajar en un modelo policial donde no solo la modernización operativa estuviera implícita, sino una mística de servicio al que los valores fueran fundamentales para crear un blindaje que actuara como escudo anticorrupción.
Aquellos momentos después de la captura del Chapo, quedaron como un ejemplo.
Hace unas semanas durante una visita al país, González Perrin presentó su libro “Para hacer posible lo imposible, una mirada a la seguridad pública en México”, donde plasmó su experiencia desde que se inició en los años 90 como oficial en la corporación considerada entonces la menos corrupta, la Policía Federal de Caminos.
Ante el fin del sexenio y el cambio que se avecina en la cúpula de la Policía Federal, el comisario considera que existe una necesidad de fortalecer las instituciones y desarrollar sistemas funcionales de coordinación en materia de seguridad entre los estados, municipios y la federación de forma real y no simulada.
González Perrin dice en entrevista con este Blog que es indispensable la creación de grupos de coordinación intermunicipal, donde se privilegie la estructura de forma ascendente, así como fortalecer y modernizar las instituciones de seguridad pública, empezando por su personal.
“Si algo me queda claro es que la grandeza de las instituciones llega a través de la grandeza de sus elementos, el equipamiento y tecnología no harán diferencia en el cambio si las bases están débiles. La policía tiene que estar dirigida por policías, que son los que interactúan directamente con el ciudadano. Los tomadores de decisiones en materia de seguridad deben contar con un perfil ya probado en otras regiones y países que enfrentan retos similares a los nuestros, deben tener experiencia de campo, conocer las entrañas de las instituciones, formación académica sólida y conocedores de la problemática real y sus soluciones, no solo lo que se lee o aprecia en documentos”.
La globalización del crimen
Tras sus más de dos años de roce internacional, el hombre que capturó al Chapo le queda claro que con la aceleración de los procesos criminales del mundo y la red de operaciones internacionales de los grupos criminales, la seguridad pública, la seguridad ciudadana, la seguridad interior y la seguridad nacional, requieren ser manejadas por expertos prácticos con una visión integral más amplia.
“Urgen profesionales de la seguridad con experiencia internacional, probados y generadores de confianza en México y el mundo. Recordemos que la seguridad es el pilar de desarrollo, inversión, turismo y crecimiento de los países”.
La bancarrota del sistema de seguridad pública en los distintos niveles de gobierno, donde la policía municipal es el primer botón de muestra, lleva a plantearse nuevos esquemas basados en el trabajo humano, en el fomento del desarrollo personal de cada uno y su preparación.
El comisario dice que las policías municipales deberían ser apoyadas para enseñarles a homologar sus procesos de operación y de logística, así como desarrollar mecanismos de coordinación entre ellos, dirigidas por una coordinación con el estado. Cada entidad debería fungir como un pilar de coordinación entre la federación y los municipios, las instituciones federales necesariamente estarían obligadas a desarrollar proyectos de nación con una visión única interinstitucional, premiando las grandes necesidades.
“Es inminente la necesidad de reestructura las dependencia y reorientarlas a nuestras necesidades actuales, la Policía Federal tiene que ser estudiada para una reestructuración eficaz, con el propósito de lograr que funcione como tiene que funcionar, como una institución sólida con capacidades y personal que atienda la problemática que México enfrenta al día de hoy y que la sociedad demanda. Y no que continué funcionando como hasta hoy lo hace, con siete mil policías independientes trabajando de manera totalmente divorciadas entre sí”.
Si algo entendió mejor en su estancia en la agregaduría, no solo fue su conocimiento del funcionamiento del servicio exterior y el rol de servidores de Estado que desempeñan los agregados militares, también que las instituciones de seguridad pública tienen que convertirse en en eso, en instituciones de Estado, sólidas y perdurables.
Desde hace unas semanas, tras conocerse quiénes encabezaran la secretaria de la Defensa Nacional y la secretaría de Marina, ahora el reflector está en quienes estarán al frente de las áreas operativas civiles en materia de seguridad.
Si se buscan perfiles como los que han mencionado quienes encabezan esta área en el equipo de transición, servidores públicos “a prueba de balas de la corrupción”, basta con que echen un vistazo al cerebro detrás de la captura del Chapo Guzmán, dicen los columnistas que han comentado el libro publicado por González Perrin.
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