Casi mil 700 sacerdotes y otros miembros del clero sobre los que pesan señalamientos creíbles de abuso sexual infantil viven con poca o ninguna supervisión de las autoridades eclesiásticas o policiales de Estados Unidos, reveló una investigación de The Associated Press.
Algunos de estos curas, diáconos, monjes y personas laicas trabajan ahora como maestros de matemáticas en secundarias, como consejeros de víctimas de pederastia, cuidadores y voluntarios en organizaciones dirigidas a ayudar a menores en riesgo, viven cerca de parques infantiles y guarderías, e incluso adoptan y albergan a menores de edad.
Desde que salieron de la Iglesia, decenas han cometido delitos, como agresión sexual y posesión de pornografía infantil.
A la fecha, las diócesis y las órdenes religiosas han compartido los nombres de más de cinco mil 100 miembros del clero (más de tres cuartas partes de ellos el año pasado) con acusaciones creíbles, que van desde conversaciones inapropiadas y abrazos indeseados hasta sodomía o violación.
Según el análisis de la AP, más de 310 de los miembros del clero que enfrentan acusaciones creíbles cometieron los delitos cuando eran sacerdotes.
Tras indagar dónde han vivido y trabajado los que aún están con vida, se encontró que más de 160 continuaban trabajando con paga o como voluntarios en iglesias, entre ellas decenas de diócesis católicas en el extranjero.
“Si estas personas simplemente se iban y desaparecían, no sería problema, pero se consiguieron empleos y se crearon espacios donde tener acceso a menores de edad y volver a abusar de ellos”
Thomas Doyle
Reverendo y abogado en derecho canónico
Alrededor de 190 obtuvieron licencias profesionales para trabajar en educación, medicina, trabajo social y asesoría jurídica. Otros consiguieron empleos en otras partes, como Disney World, centros comunitarios o albergues familiares.
En la investigación también se encontró que 65 personas fueron acusadas de delitos cometidos después de que dejaron la Iglesia. Algunos ilícitos incluyeron manejar en estado de ebriedad, robar o implicarse en asuntos relacionados con drogas.
Sin embargo, 42 de ellos fueron acusados de delitos de naturaleza sexual o violenta, incluida una decena sobre los que pesaron denuncias de agresiones sexuales contra menores.
En decenas de casos, los sacerdotes ocuparon los cargos con la aprobación de las juntas estatales de licencias, que a menudo carecían de la autoridad para negárselas o desconocían las acusaciones hasta que las diócesis difundieron las listas.
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