El periodista especializado en seguridad, José Luis Montenegro, aseguró en Aristegui en Vivo que Alejandro Guzmán López, alias El Guerito,primo lejano de Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, fue detenido por elementos del Ejército mexicano en un operativo y liberado pocas horas después.
Montenegro explicó que la detención ocurrió de manera fortuita la madrugada del pasado sábado 30 de agosto en Tlajomulco, Jalisco, cuando el familiar de los líderes del Cártel de Sinaloa acudió a una fiesta en compañía de tres personas.
“Este personaje fue capturado y apenas el día de ayer ya lo soltaron”, dijo el periodista.
Detalló que Guzmán López, de 29 años, viajaba en dos camionetas RAM TRX junto a tres acompañantes. Al pasar por un retén militar, fue detenido. Se identificó con su nombre real, y los soldados encontraron en los vehículos armas, marihuana y 140 mil pesos en efectivo escondidos en un doble fondo.
Pero de acuerdo con el periodista, el rápido abogado de Guzmán López alegó tortura física e incomunicación, así como una detención arbitraria, al no haberse comprobado la posesión de armas, droga o efectivo. Las camionetas y sus acompañantes fueron liberados junto con él.
“Él se identifica con su nombre real. En estas camionetas viajaba con tres acompañantes. Las autoridades dijeron que eran tres personas a su cargo al servicio del Cártel de Sinaloa, pero por lo que me informan eran tres amigos”…Montenegro/Aristegui.
Tufo a impunidad
Este penoso episodio miltar,donde cae el primo de “Los Chapitos”, Alejandro Guzmán López en un retén militar con armas, marihuana y 140 mil pesos en efectivo; lo detuvieron, lo ficharon… ¿y a las pocas horas ya estaba libre, sin que una autoridad judicial diera fe ni ley? Así como si la Constitución solo fuera papel de baño para el Ejército en turno.
Inconsistencia legal brutal
- Lo agarran con armas, drogas y dinero, ¡pero nunca lo ponen a disposición del Ministerio Público estatal ni de alguna Fiscalía! ¿Por qué ese trámite exprés en el “limbo jurídico”? El acta de puesta a disposición es obligatoria: de otra manera la detención es simplemente ilegal.
- La supuesta fuga por supuestos “alegatos” de tortura, detención arbitraria o “falta de pruebas”, pero sin intervención de juez, grita complicidad o cobardía. El abogado dice tortura y el Ejército se achica.
A la autoridad militar le vale (y eso es gravísimo)
- El Ejército detuvo, retuvo, interrogó, confiscó y luego soltó. Un acto de autoridad material, pero sin forma legal, ni notificación de juez, ni garantía de audiencia. Ni la apariencia de Estado de derecho. ¡Militares haciendo de agentes, jueces y libertadores, todo en uno!.
- ¡Ni un ministerio público conoció el caso! Todo el proceso quedó en los sótanos de la discrecionalidad militar.
Recriminación, cuestionamiento y fustigación
¿Esta es la tan cacareada “lucha contra el narco”? ¿O es el manual actualizado del “detente, cobra y suelta”? Quejarse de tortura ante el Ejército, “resolver” ahí mismo y salir libre suena más a escandalosa componenda que a justicia.
¿Y la Fiscalía? ¿Y el juez de control? ¿Y la ley? ¡Brillando por su ausencia y carcajeándose de impotencia! Este desaseo legal exhibe una podredumbre institucional donde el poder militar, lejos de combatir al crimen, garantiza que ni la Fiscalía meta las narices ni la justicia toque a los consentidos.
Argumento clave: ilegalidad de la “libertad exprés”
- La Constitución exige que toda persona detenida sea puesta, sin demora, ante una autoridad judicial. Aquí, la detención y liberación se hizo a espaldas del sistema judicial, violando el debido proceso y dejando la puerta abierta a abusos, corrupción y absolutas zonas de impunidad militar.
- Nadie, ni un juez, ni ministerio público, ni defensor oficial, conoció realmente el caso: así, la detención es ilegal… ¡y la libertad también! La paradoja: quedar “libre” sin que ninguna autoridad legal haya revisado la carpeta ni emitido resolución—solo porque el Ejército así lo quiso. Así se multiplica la desconfianza social. ¿Esto combate al narco? No: solo demuestra para quién sí hay Estado de derecho, y para quién solo hay arreglos entre cuates armados.
En resumen: ni justicia, ni legalidad, ni autoridad judicial… solo un perpetuo y nauseabundo déjà vu de la impunidad. ¡Ah, Mi México Lindo y que herido !
Con informacion: ARISTEGUI/

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