El pasado 1 de abril la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) hizo entrega de los precriterios generales de política económica, en los cuales se destacan las perspectivas de la economía mexicana, mercados, inflación y otras variables de interés.
De la información presentada llama particularmente la atención el incremento del nivel de endeudamiento del país, su alto costo financiero, así como la reducción en la proyección de crecimiento, que al mismo tiempo sigue siendo optimista en comparación con el Banco de México.
Mira, vamos a ponerlo en términos de la casa: imagina que México es una familia que gana menos de lo que gasta. El 1 de abril, Hacienda nos mostró su “presupuesto familiar” y hay tres alertas rojas:
- La tarjeta de crédito está al tope:
- En 2025 la deuda llegará a 18.8 billones de pesos (sí, con “b” de grande).
- Para 2026 sería como deber 20 billones, casi lo que producimos en 5 meses de trabajo nacional.
- Los intereses nos están comiendo:
- En 2022 pagábamos $2,199 millones diarios por la deuda, pero para 2025 serán $3,803 millones al día.
- Es como si cada mañana tuviéramos que pagar 3 veces la Torre BBVA solo en intereses.
- Estamos apostando a que nos irá mejor… pero no hay señales:
- El gobierno espera crecer entre 1.5% y 2.3%, pero el Banco de México y expertos privados dicen que podría ser menos del 1%.
- Es como si esperáramos un aumento de sueldo mientras recortan horas en el trabajo.
El problema de fondo:
- Cada año gastamos más de lo que entra, y el 30% de nuestros ingresos depende de las exportaciones a EU. Si allá estornudan, nosotros nos resfriamos.
- La deuda ya representa 52.3% del PIB, rompiendo el techo histórico del sexenio.
En español llano: Estamos usando la tarjeta de crédito para pagar la despensa, pero los intereses crecen más rápido que nuestro sueldo. Si no ajustamos el gasto o aumentamos ingresos (con reformas reales, no con optimismo), la próxima generación heredará una deuda que limitará su capacidad para invertir en salud, educación o infraestructura.
¿Qué hacer? Como en casa: recortar gastos superfluos, buscar nuevas fuentes de ingreso y negociar mejores tasas con los acreedores. Pero eso requiere decisiones difíciles que hasta ahora no se ven.
Asi lo dijo Rio Doce:
Hace apenas dos semanas, hice una publicación sobre la deuda pública cerrada a lo que va del 2025 llegando a 17.7 billones de pesos, sin embargo, el documento presentado por la SHCP destaca que, según sus estimaciones, este año la deuda pública alcanzará los 18.8 billones de pesos y casi los 20 billones el siguiente año.
Al mismo tiempo, debido al lento crecimiento de la economía ya en la segunda parte del 2024 y derivado de las presiones económicas que ahora enfrentamos, el crecimiento de la economía no se ve nada halagüeño, por lo que la proyección indica que la deuda crecerá como porcentaje del PIB. En promedio, en el sexenio de AMLO, la deuda representó el 48 por ciento del PIB, y en este 2025 y 2026, se rebasaría ya el 50 por ciento, pasando hasta el 52.3 por ciento.
También, es notable que la SHCP continúa teniendo una posición muy optimista respecto al crecimiento económico del país pues, aunque se mostró un ajuste en la tasa anual esperada moviendo el intervalo de entre 2 y 3 por cierto a 1.5 y 2.3 por ciento, estas estimaciones distan de lo publicado por el Banco Central en su informe trimestral a diciembre 2024. Al mismo tiempo, la encuesta de expectativas del sector financiero, incluso esperarían el 0.50.
Cabe añadir que el crecimiento de la deuda pública, especialmente durante 2023 al 2025, periodo con altas tasas de interés de referencia, el costo financiero pasó de 0.7 billones al año en el 2022 a rebasar el billón de pesos en los siguientes años. Siendo precisos en el 2022 el costo financiero diario de la deuda era de 2 mil 199 millones de pesos, y este costo creció a 3 mil 511 en el 2024. Debido al crecimiento de la deuda, para 2025, esta cifra crecerá hasta 3 mil 803 millones de pesos diarios o 1.3 billones de pesos.
Este deterioro de las finanzas públicas era justamente un escenario que ya se advertía, debido a que los ingresos del sector público no han crecido a la par de sus obligaciones. Además, la economía frenó el crecimiento tendencial del 2023 y justamente ahora nos encontramos en una difícil situación por la incertidumbre en el tema de las manufacturas, su producción y venta hacia el vecino del norte.
En suma, a pesar de que en este 2025 y finales del 2024 se hicieron esfuerzos por ajustar el gasto, es claro que el crecimiento de los egresos fue más importante, y esto ha llevado a comprometer una mayor parte de nuestros ingresos futuros, lo que va en detrimento de la justicia generacional. Así, creo que se deben repensar los costos de continuar con un crecimiento elevado del gasto público, dada la perspectiva económica de más del 30 por ciento de la economía, que es lo que aporta el sector exportador a nuestro ingreso total como país.
***Artículo publicado el 06 de abril de 2025 en la edición 1158 del semanario Ríodoce./
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